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Apoteosis. Bon Jovi en baño de multitud en Anoeta. Lucía cazadora en vez de la casaca roja habitual hasta ahora en la gira. :: PEDRO MARTÍNEZ
Bon Jovi hizo vibrar Anoeta
MÚSICA. CONCIERTO EN EL ESTADIO DE ANOETA

Bon Jovi hizo vibrar Anoeta

El grupo arrasó en su tercera visita donostiarra con su rock comercial para todos los públicos

ARTURO GARCÍA

Sábado, 30 de julio 2011, 14:19

La banda norteamericana Bon Jovi descargó anoche de forma apoteósica sobre el estadio de Anoeta su colección de éxitos para deleite de su entregado público. El cuarteto liderado por el vocalista guaperas Jon Bon Jovi y el guitarrista Richie Sambora regresaba a la capital guipuzcoana por tercera vez desde su primera visita hace 22 años y transcurrida casi una década desde la segunda.

El grupo repasó su trayectoria haciendo hincapie en los hits de su triunfal etapa entre mediados de los ochenta y comienzos de los noventa, cuando giraron del heavy pop aseado de peluquería hacia un rock convencional para todos los públicos, tan comercial como efectivo. La exitosa fórmula les ha llevado hoy día a ser el grupo más rentable en directo y que mayores ganancias registra con sus giras, por encima de U2, Springsteen o los Rolling Stones, por citar a tres grandes que pasaron por Anoeta antes.

A todos y cada uno de sus líderes (Bono, el 'Boss' y Jagger) emula sin recato alguno Jon Bon Jovi a lo largo del dilatado concierto que ofreció la banda, por encima de las dos horas y media, aunque su propuesta con quien más enlaza es con los planteamientos actuales de alguien como Bryan Adams, llevados al paroxismo del gigantismo para públicos multitudinarios.

Vídeo de introducción

Al filo de las diez de la noche la formación irrumpió en el escenario tras la proyección de un futurista vídeo a modo de introducción que se proyectó en la monumental pantalla de gran resolución (750.000 pixeles) en forma de media circunferencia, semejante a una especie de globo ocular, y situada a la espalda de los músicos.

Entre la locura de un público que prácticamente llenó el estadio donostiarra, la banda encadenó casi de una tacada en ese primer tramo del recital varios de sus temas de gran pegada comercial, como los intensos 'Raise Your Hand', 'Wild in the streets', 'Born To Be My Baby' o el más reciente 'We Weren't Born To Follow'.

Desde un punto de vista escénico, el show de la banda de New Jersey está a mitad de camino entre el planteamiento más centrado en lo musical del 'Boss' o el intermedio de los Stones que del colosalismo de los irlandeses. Si las estructuras que protegen a los miembros de la banda en este Open Air Tour eran idénticas a las de los Stones, el uso de las pantallas y el montaje visual está más al servicio de las canciones, como hace Springsteen, que del estratosférico fin en sí mismo que se gastan Bono y compañía.

Tras hitos como 'It's my Life', con el peculiar gorjeo gutural de Sambora al micro (el mismo de 'Livin' on a prayer'), llegó uno de los momentos clave de la parte central del concierto: la extensa interpretación del popular 'Bad Medicine', que enganchó con 'Hot Legs' de Rod Stewart . Con la parte superior de la estructura escénica simulando las luces de una máquina jukebox de discos, fue ahí donde Jon Bon Jovi aprovechó para bromear y jugar con el público, entre otros momentos de la velada.

Jovi, sonriente, simpático y risueño en todo momento, salió a escena luciendo una cazadora de piel en vez de la habitual casaca roja, se cambió de cazadora en varias ocasiones y se colgó la guitarra en otros tantos pasajes del concierto, alternando acústica y eléctrica; una de las ocasiones más señaladas y celebradas, fue durante el miniset de baladas, la gran baza de la banda, cuando, hacia la mitad del concierto, el divo se trasladó hasta el extremo superior de la pasarela circular situada en el césped frente al escenario. Allí interpretó con un público extasiado 'I'll Be There For You', ya acompañado por Sambora luciéndose a las seis cuerdas.

La conexión del cuarteto con su estado natal New Jersey (NJ) se remata en escena con la presencia como guitarra de acompañamiento de Bobby Bandiera, compinche del clan NJ junto a Southside Johnny (de quien fue mano derecha), Steve Van Zandt o el propio 'Boss'.

Fulgurantes punteos

La presencia de Bandiera ha resultado menos anecdótica de lo que se le puede suponer como segundo guitarra al servicio de un cuarteto de relumbrón, puesto que fue él, junto al sustituto de Sambora, Phil X (Rob Zombie, Alice Cooper, Triumph), quien se encargó de suplir a Richie durante su repentina recaída que le llevó de regreso a una clínica de desintoxicación en abril, ya en plena gira americana.

Ya reincorporado Sambora en junio para el tramo europeo del tour, es sobre sus fulgurantes punteos y el atronador y efectista golpeo del batería Tico Torres donde se sustenta la mayor parte de la aparatosa pegada de las canciones más rockeras del recital. Sambora estuvo especialmente impactante en la ejecución durante el tramo final previo a los bises. Tras el pegadizo 'Someday I'll Be Saturday Night' , la banda apretó de lo lindo y pegó un arreón en la recta de llegada con las contundentes 'Have A Nice Day' y un 'Keep The Faith' con Jon a las maracas y Sambora luciéndose en los punteos a todo trapo. El tema concluyó en plena apoteosis de piroctecnia explosiva con la pantalla estallando a pleno fuego.

El cuarteto remató la fiesta en los bises con una tanda de propina que tuvo sus momentos culminantes en el rock vaquero-pistolero 'Wanted Dead or Alive', con Sambora recuperando la aparatosa guitarra de dos mástiles, y la coreada hasta la extenuación Livin' on a prayer, uno de sus mayores éxitos, con explosión de luces y la totalidad del estadio donostiarra tarareando al unísono el estribillo de la pieza.

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