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Primeros derribos. Una excavadora, frente a la puerta principal de Tabakalera al inicio de las obras en mayo. :: MICHELENA
«Si no se actúa, el edificio amenaza ruina»
TABAKALERA. EL FUTURO DEL CENTRO DE CULTURA CONTEMPORÁNEA

«Si no se actúa, el edificio amenaza ruina»

El estudio del rediseño de la vieja fábrica de tabacos advierte del deterioro que sufre el inmueble. El arquitecto del proyecto Tabakalera, Jon Montero, confía en que en octubre se licite la obra de rehabilitación de la antigua fábrica

A. M.

Domingo, 31 de julio 2011, 12:25

Los arquitectos del proyecto de remodelación del edificio Tabakalera, Jon y Naiara Montero, aguardan a que los nuevos rectores del Centro Internacional de Cultura Contemporánea (CICC) tomen una decisión definitiva sobre Tabakalera, pero advierten que retrasar las obras causaría problemas. Jon Montero asegura que el plan es lo suficientemente versátil como para integrar sin mayores problemas las modificaciones que se deseen realizar en el proyecto cultural, a la vez que insta a actuar con una cierta premura, dado que un parón en los trabajos podría suponer que «el edificio caiga en ruina en un futuro próximo». Además, considera conveniente nombrar cuanto antes al nuevo director general del centro.

Jon Montero, autor junto a su hija Naiara del proyecto 'Tres en raya', explica que la antigua fábrica de tabacos necesita una intervención arquitectónica por un doble motivo: «Por un lado, el nivel freático ha bajado». Eso significa que «los pilotes de madera sobre los que se sustenta el edificio han comenzado a pudrirse debido al descenso del nivel del agua del río en el que permanecieron sumergidos durante años. Esto hay que reforzarlo sí o sí, no digo que mañana, pero sí en unos años, si no queremos que se caiga el edificio». Por otra parte, continúa explicando Montero, «el abandono del edificio en sí, que ya era negativo y se ha agravado con el inicio de las obras de derribo parcial y desmantelamiento». A juicio del arquitecto, «si no se hace algo esto estará para tirarlo y reconstruirlo entero nuevo en poco tiempo».

Montero asume como «lógico que se haya solicitado un tiempo para estudiar el proyecto con detenimiento porque entendemos que responde al cambio político y personal que ha habido en el propio consejo de administración», pero a la vez, se muestra tajante en la necesidad de actuar con un cierto sentido de la urgencia. Y recuerda que la remodelación de Tabakalera ya no admite mucho margen de recorte presupuestario porque de los setenta millones en los que está presupuestada la obra, aproximadamente la mitad irá destinada a la cimentación de la antigua fábrica de tabacos, una operación que considera ineludible, sea cual sea el destino final del edificio. «Pensamos que si no se actúa con una cierta diligencia en el reforzamiento de los cimientos y de parte del edificio esto puede entrar en ruina en poco tiempo».

También muestra cierta preocupación por los plazos. «Los siete millones de euros que llegan del Gobierno central hay que gastarlos antes». En este punto, la consejera de Cultura, Blanca Urgell, apuntaba recientemente que buena parte de esa cantidad ya se había gastado, extremo que el arquitecto no comparte del todo. «Algo se ha gastado en los derribos, pero aún queda mucho hasta cubrir los siete millones. Lo que sí es verdad es que con los plazos con los que se han comprometido los nuevos gestores del CICC todavía estaríamos a tiempo de adjudicar la obra civil y de llegar a facturar el resto de los siete millones». No obstante, advierte que «si el retraso va más allá de octubre sería difícil llegar a facturar ese dinero».

Respecto a la designación de un nuevo director que sustituya al dimitido Joxean Muñoz al frente del proyecto, Jon Montero considera que «es uno de los temas que ha estado gravitando en toda esta operación. Nosotros y los anteriores gestores del CICC hemos seguido trabajando sobre el proyecto del propio Muñoz, pero es evidente que un nuevo director general también tendrá que hacer algún tipo de aportación. Esto implicará algunos cambios, pero insisto en que la versatilidad del edificio permitirá asumirlos fácilmente. Sí que es verdad que para nosotros, como técnicos, no tener enfrente a una persona que tenga en su cabeza todo el proyecto cultural ha supuesto un cierto hándicap».

En los últimos días han vuelto a salir a la luz expresiones que ya forman parte de la historia de Tabakalera, como «redimensionar» o «repensar», circunstancia que lleva a Montero a insistir en la idea de que todo es posible sin grandes problemas, pero «lo cierto es que si se quiere optimizar esta partida presupuestaria que viene de Madrid esto tendría que activarse, lo cual no dejaría demasiado tiempo de margen. En mi opinión como técnico -y seguro que hay otros aspectos que se me escapan-, tirar adelante con la adjudicación de la obra civil tendría varias ventajas. Por un lado, se podría empezar con las obras que evitarían el posible deterioro del edificio y por otro, si hubiese incluso que hacer un redimensionamiento importante podría realizarse a posteriori».

Montero sitúa la línea roja que podría arrojar nuevos problemas sobre el proyecto en un eventual retraso en la adjudicación de la obra civil que fuera más allá del mes de octubre. Es más, el coautor del proyecto 'Tres en raya' recomienda actuar con premura porque «el edificio no puede estar parado y abandonado otros dos años porque amenazaría ruina. Esto es cierto. Ahora, con los procesos de derribos parciales y desmantelamiento, el edificio ha sufrido más. Un parón ahora de dos años, sin hacer obras de refuerzo y demás, implicaría un serio deterioro».

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