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Público sí, ventas no. A las galerías acuden bastantes visitantes, pero «no compran nada». :: USOZ Y MICHELENA
Por amor al arte... en tiempos de crisis
CULTURA

Por amor al arte... en tiempos de crisis

Los galeristas hablan de su situación, de las medidas que han tomado y del futuro. La situación económica ha afectado de lleno a las galerías guipuzcoanas que echan en falta el apoyo de las instituciones

TERESA FLAÑO

Domingo, 28 de agosto 2011, 13:03

«Justo da para vivir». «Hay que buscar otras alternativas». «Si pudiera vendería el local y me iría». «Es mucho esfuerzo para pocos resultados». Estas son algunas de las respuestas que dan los galeristas guipuzcoanos cuando se les pregunta cómo sobrellevan esta crisis que parece no tener fin. A pesar de todo, aseguran que tienen tal pasión por el arte que les resultaría difícil dedicarse a otra actividad. Así que ingenio para sacar adelante un negocio donde las rebajas están prohibidas y donde el público entra a ver, pero no a comprar. La situación actual

Juan Ignacio Vellila, de Altxerri, es uno de los galeristas donostiarras más veteranos. A modo de resumen explica: «La situación es la que hay en todo el mundo. Esto ha llevado a que en el mundo del arte los coleccionistas estén asustados. Lo que sigue funcionando son los regalos que son un sector de bajo coste. Marchan muy bien, y por eso la gente se suele engañar ensando que el negocio va estupendamente, son los grandes nombres. Hay récords de ventas en las subastas, pero en este caso son los inversores, se están adquiriendo incluso en mayor medida que antes, porque la Bbolsa y el ladrillo ya no son seguros. Las galerías de promoción de artistas son las que más acusan la crisis. Nosotros hemos bajado mucho las ventas».

Rita Unzurrunzaga, directora de la galería Ekain, asegura que «los tiempos han cambiado mucho en el negocio del arte por la situación financiera en la que todos nos encontramos. Yo me incorporé a la galería hace seis años y he visto momentos buenos. Me hice cargo de ella hace dos años, cuando murió mi tío Juan Cruz Unzurrunzaga, y la cosa es totalmente distinta. Ahora da para sobrevivir justo, justo».

Kur Art Gallery está regentada por Juanma Arriaga que también ve el panorama «muy complicado». Considera que «la cultura siempre ha estado en crisis y más en esta ciudad». Respecto a las ventas es todavía más pesimista porque asegura que «la gente ya no busca nada y es un error. En esta crisis se ha visto que invertir, con mayúsculas, en arte ha sido muy bueno, mejor que llevar el dinero a la Bolsa o a los valores inmobiliarios».

Cristina de la Fuente, de la galería Arteko, aunque es consciente de la crisis galopante prefiere mostrar cierto optimismo. «Hay que intentar mantener el tipo, aunque sea difícil porque aquí trabajo con artistas jóvenes que empiezan y son bastantes desconocidos».

Para Ramón Sánchez Echeverría, de Galería Echeverría, «el mercado del arte, en el ámbito de nuestros establecimientos, fue uno de los primeros en verse afectado por la crisis y también será uno de los últimos en recuperarse». Curiosamente, «aunque no se puede decir que es un verano de grandes ventas, sí estamos notando cierta recuperación, especialmente con clientela de Madrid y Cataluña a la que echábamos en falta».

De complicada califica la situación Letizia Eizagirre, directora de la galería Ispilu Arte de Zarautz, aunque este verano «ha habido mucha influencia de gente, sobre todo en agosto, aunque creo que ha sido por el tiempo». Este año es en el que más ha notado la crisis. «El invierno ha sido tremendo. Compra menos gente, incluso los clientes habituales y lo que adquieren son las obras más baratas. Los ingresos sirven para mantener la galería».

En la galería Nocolor consideran que «aquí no hay una cultura de compra de arte, así que las ventas no son muy importantes. Hay algunas exposiciones que funcionan mejor que otras, independientemente de la crisis».

Medidas Las formas de enfrentarse a la crisis son prácticamente las mismas, aunque con alguna variante. Por ejemplo en Altxerri explican que «estamos ahorrando en producción. La exposición de ahora es del Centro Huarte, así no invertimos en fotos y marcos. También de esta forma ahorramos en anuncios y catálogos. Tampoco vamos a ferias, hace cuatro años íbamos a Arco, Chicago y Colonia. Este año solo a Arco y para el que viene nos lo estamos pensando porque hay que adelantar dinero. Hay una subvención del Gobierno Vasco pero nos llega un año después. Así que lo pagan los artistas porque no les hacemos la promoción exterior».

Kur también ha tomado medidas similares para economizar. «Estamos haciendo cuatro o cinco exposiciones al año, cuando hemos llegado a hacer seis e incluso más».

«Creatividad e ingenio» son las premisas de Cristina de la Fuente. En Arteko han optado por diversificar creando, en lugar de un único lugar expositivo, otro similar a las tiendas de los museos, con objetos asequibles desde postales de un euro, grabados de pequeño formato, joyas de autor... «Estoy muy satisfecha con la aceptación. A la gente le gusta ver arte, pero no puede comprarlo». En Arteko también se ha apostado por alargar un poco las muestras. «Prefiero trabajar con menos artistas, pero centrarme más en ellos». Además ha reducido drásticamente la presencia en ferias, «pero abandonar esta profesión, nunca».

En Ekain han tomado una medida distinta, acortar las exposiciones. Si antes duraban mes y medio, ahora las han reducido a un mes «para que haya un cambio constante, siempre trabajando con los autores de nuestro fondo de galería, que son casi todos locales». Es consciente de que el hecho de acortar el tiempo conlleva mayor trabajo y un coste algo superior, «pero el espacio es pequeño».

En Ispilu, Eizagirre, salvo en alguna excepción, ha mantenido los precios desde hace bastantes años. «Siempre he hecho exposiciones cortas para diversificar más, porque Zarautz es una plaza especial al ser pequeña. Ahora estoy alargándolas». Sí mantiene las actividades paralelas como los conciertos o una cata de txakolí. Además «antes tenía una persona que me ayudaba y ahora recurro menos a ella».

La Galería Echeverría siempre ha estado especializada en artistas vascos de los siglos XIX y XX y sus responsables opinan que «la gente mira más a la hora de gastar y apuesta por la calidad, así que hemos incrementado el esfuerzo en buscar obras buenas, aunque tengamos menos. Calidad no significa que sean caras». Los recortes han venido en la producción, especialmente en publicidad y en la tirada de los catálogos.

Aritz Kabe de Nocolor explica que «si solo hubiese montado una galería hace tres años y medio la hubiera tenido que cerrar al mes. Es imposible vivir del arte. Yo aposté por un espacio expositivo donde los artistas pudieran mostrar su obra costean la exposición y que al mismo tiempo fuera un estudio de diseño que es de donde sacamos el dinero para mantener la otra actividad. La medida está funcionando porque el calendario de este año lo cerré en cuatro días, tuve muchas peticiones».

Pagadores y morosos Si cuesta vender arte también en algunos casos resulta complicado cobrar. Velilla explica que «en Altxerri siempre hemos dado facilidades de pago. Nos hemos acomodado a la situación del comprador, con plazos largos. En algún caso nos hemos podido quedar pillado por un sinvergüenza, pero lo seguimos manteniendo. En agosto hemos vendido varias cositas para regalos, lo que tiene un tramo bajo de coste. Buscan que sea bonito, un tema fácil, más clásico. generalmente se va a la gráfica. Lo vanguardista les parece que tiene más riesgo. Las cosas de nombre reconocido también se están manteniendo algo».

De la misma opinión es Rita Unzurrunzaga. «Hay nombres que se venden muy bien porque son una inversión segura. Los que están empezando cuestan un poco más moverlos». Las adquisiciones son en su mayoría de clientes fieles. Respecto a la forma de pago también ha apostado en mayor medida que antes por dar facilidades». Así hay una generación, alrededor de los 40 años, que se está haciendo una pequeña colección de artistas de aquí. Aunque ahora estos se pueden contar con los dedos de las dos manos».

En la experiencia de Arriaga también se encuentran los morosos o que no han pagado «aunque son muy pudientes. Nosotros intentamos pagar al artista y luego esperamos a cobrar». Por el contrario Eizagirre explica que «una parte importante del negocio se paga a plazos, pero impagos no me he encontrado nunca»

Futuro Y ante una situación tan negra, ¿qué futuro les espera a las galerias guipuzcoanas? En Altxerri comentan que «en Madrid y Barcelona se están cerrando galerías históricas. Se esperaba que esto mejorara, pero después del verano habrá gente que ya no podrá pagar, sobre todo los que tienen un alquiler. Si eres propietario del local, te atrincheras, reduces gastos y esperas».

Unzurrunzaga ve el futuro complicado y Arriaga «muy negro» porque considera que «aquí estamos predicando en el desierto. Supuestamente van a pasar cosas con el tema de 2016, ahora falta ver si van a contar con las galerías o con los gestores privados». Manteniendo una perspectiva más optimista De la Fuente apuesta por las ventas por internet por eso «es muy importante tener la galería virtual en condiciones porque amplías el mercado. Te salva de alguna manera».

Sánchez Echeverría es consciente de que «los gustos están cambiando y las galerías debemos saber adaptarnos. Ofrecer alternativas distintas. En nuestro caso un tipo de pintura más actual y más fresca». También tienen en mente algunas acciones relacionadas con los eventos de la ciudad, el primero de ellos el Festival de Cine.

Instituciones Todos los responsables de las galerías consultadas coinciden en la necesidad de un mayor apoyo institucional. Juan Ignacio Velilla es contundente: «En San Sebastián no habido jamás una ayuda y menos un interés por lo que pasa en las galerías, que al final son unos órganos propagandísticos de la ciudad. Vas a ferias con el nombre de San Sebastián y promocionas a artistas de aquí. Con la capitalidad cultural también se podría hacer algo, pero no vemos el menor interés por contactar para ver cómo estamos y qué se puede hacer».

Una opinión similar tiene Juanma Arriaga: «Aquí no han contado con las galerías para nada. Si por un casual van a adquirir una pieza recurren directamente al artista, saltándose a la galería». Se queja de que «por aquí nunca ha pasado ni un alcalde, un concejal ni un gestor cultural oficial y seguramente que por las otras tampoco, algo que no parece muy lógico porque somos de los pocos agentes culturales que funcionan todo el año y los únicos que promovemos el arte vasco fuera de Donostia o de Euskadi. Los artistas jóvenes han perdido esa oportunidad. Por ejemplo, estamos hermanados con varias ciudades. Entonces, por qué no se hacen intercambios con ellas».

Para Unzurrunzaga «no estaría mal que las instituciones se solidarizasen un poco con las galerías y los artistas. Este es un gremio muy complicado. Se echa de menos que nos arropen un poco. Por ejemplo buscar alternativas similares al bono de descuentos que saca el Gobierno Vasco en Navidad para comprar libros, discos o películas. Que nos tengan un poco en consideración».

De la Fuente considera que «hay que cambiar la filosofía de las galerías. Ya no es una tienda, va a ser un espacio de proyectos y para ello es necesaria la implicación de las instituciones. Nosotros estamos haciendo una labor cultural muy complicada. Necesitamos salir fuera y para eso requerimos apoyo. Creo que nos podríamos complementar».

Ramón Sánchez Echeverría dice que «hay que tener en cuenta quesomos parte de la cultura de la ciudad, como pequeños museos. Deberíamos estar al nivel, en cuanto a apoyos, de la literatura, el cine o el teatro. Eizagirre intentó en su tiempo recibir alguna subvención para la galería «pero he desistido porque es es muy complicado, hay mucho papeleo para que al final te las denieguen».

Una reducción de los impuestos es otro elemento en el que coinciden la mayoría. «En la actualidad el IVA es del 18%, cuando hace dos años era del 16%. En otros países es más reducido. Tendríamos más ventas y las arcas del Estado ingresarían parecido», comenta Sánchez Echeverría.

Arriaga piensa que «las instituciones estatales no se dan cuenta de la gran inversión que puede ser apoyar a nuestros establecimientos porque somos gestores culturales, gestionamos el arte de manera privada, pero queda para todos. Hasta que no se den cuenta de que en términos económicos puede ser una muy buena inversión invertir en jóvenes artistas no hay nada que hacer. Solo hacen cosas para cubrir el expediente. Bajar el IVA o rebajar el impuesto de Patrimonio sería muy bueno. Otra solución sería que se pudieran pagar impuestos con obras de arte».

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