Cobo, vuelta de libro

La llegada de Juanjo Cobo al primer puesto de la Vuelta a España, con una situación óptima de carrera para poder vencer en Madrid, no ha gustado en determinados medios extranjeros, ni tampoco en algunos equipos, no sólo por el liderato, sino por la forma en la que dominó la etapa con final en El Angliru.

Siempre que un corredor español se asoma a un escenario del ciclismo internacional, y la Vuelta lo es, aparecen suspicacias y comentarios que no afloran cuando son corredores de otro país los que consiguen triunfos.

Ejemplos hay a cientos. Vamos a referirnos a los más cercanos. En el último Tour de Francia nadie cuestionó la carrera de Thomas Voeckler, Pierre Rolland y su equipo, Europcar, que realizaron un Tour fenomenal.

Cuando Evans se coronó en París, se dijo que era gracias a labor que se había realizado con los controles antidopaje, que había igualado mucho más este deporte. Tampoco nadie cuestionó la mejora de Thor Hushovd en montaña. Cuando Cobo se vistió de rojo en la Vuelta, determinados medios y formaciones extranjeras no han hablado de que las mejoras en los sistemas antidopaje, de la labor que se ha hecho en los últimos años, que han contribuido a que pueda estar donde está.

Se mide con distinto rasero todo lo que consigue el ciclismo español, -tampoco se puede negar que hay un caldo de cultivo por detrás que propicia esas dudas-, lo que no se hace con otros corredores y el ciclismo de otros países. Y ese es un tema que no va cambiar. El primer puesto de Cobo no se ha molestado nadie en analizarlo.

Es el único corredor que sólo ha corrido una grande, la Vuelta, el único que no ha hecho un principio de temporada normal, sin olvidar que ya sabía lo que era ganar carreras importantes o ser décimo en la Vuelta, lugares en los que había montaña, por no hablar de lo escondido que ha estado en su equipo, o del estado de forma de muchos ciclistas en septiembre. Hasta hoy no se le puede poner ningún pero.