Borrar
ARTÍCULOS DE OPINIÓN

Siendo yo vasca

Tanto en Euskadi como en la Comunidad de Madrid, con Concierto Económico o sin él, se pueden hacer -se hacen- políticas progresistas o conservadoras. Son diferentes opciones; no todo es lo mismo

ISABEL CELAÁ

Miércoles, 7 de septiembre 2011, 04:06

El señor Ruiz Soroa aprovecha unas declaraciones mías en el acto de inauguración del curso académico 2011-2012, en las que calificaba la educación vasca como territorio exento de los recortes presupuestarios y ponía el acento en la diferente respuesta que se da en esta materia por parte de aquellas posiciones políticas progresistas o conservadoras, para convertirlas en un debate entre comunidades autónomas con Concierto Económico y aquellas que no disponen de él, retornando al tema estrella y recurrente de su pensamiento. Si lleváramos la argumentación del señor Soroa a sus últimas consecuencias llegaríamos a la conclusión de que no es posible realizar políticas progresistas en el País Vasco, pues estarían, por principio, contaminadas por el 'pecado original' del Concierto Económico. En todo caso, si las hiciéramos, deberíamos mantenerlas en secreto, no podríamos hacerlas públicas para no herir sensibilidades.

Las cosas no son así. Tanto en Euskadi como en la Comunidad de Madrid, con Concierto Económico o sin él, se pueden hacer -se hacen- políticas progresistas o conservadoras. Son diferentes opciones; no todo es lo mismo. Eso es precisamente lo que los ciudadanos eligen cuando depositan su voto. Le pondré un ejemplo: mientras que en Euskadi tenemos un programa de gratuidad de libros de texto que funciona bien y descarga en gran medida el gasto familiar por este concepto, la presidenta de la Comunidad de Madrid ha decidido desgravar los uniformes escolares y no el gasto por libros de texto. Cualquier ciudadano entiende que no es lo mismo hacer una cosa que otra. No sé lo que opinaría usted al respecto si volviera a ponerse en la piel de Esperanza Aguirre.

Tampoco es similar la forma de abordar la excelencia en la educación y de hacerla compatible con el principio de equidad y de igualdad de oportunidades. En nuestro caso no hemos optado por separar a los mejores alumnos del resto para agruparlos en centros específicos de Bachillerato. De hecho, valoraciones parecidas a las efectuadas por mí las he oído en boca de los compañeros socialistas de la Comunidad de Madrid, del ministro de Educación del Gobierno de España o del candidato a la presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, en su reciente disertación en Bilbao. No se trata, por tanto, de un debate entre diferentes comunidades, sino entre diferentes políticas.

No todo son recursos, Producto Interior Bruto o Concierto Económico. Nos encontramos en una disyuntiva mundial sobre el tipo de sociedad y el tipo de educación del futuro. Con razón Paul Krugman, en un reciente artículo publicado en The New York Times, se refería al futuro poco esperanzador de su país afirmando que «lo más probable es que uno de estos años, nos encontremos gobernados por un partido que es agresivamente contrario a la ciencia, y de hecho, contrario al conocimiento. Y en una era de graves desafíos -ecológicos, económicos y demás- es una perspectiva aterradora».

Desde que asumí la máxima responsabilidad de la educación vasca, me comprometí a iniciar un proceso de modernización de nuestra educación, que comprende diferentes aspectos. Uno de ellos es el programa Eskola 2.0, que este año ya habremos conseguido desplegar por completo en tres niveles educativos. Este programa tiene un principio rector: que los recursos educativos digitales lleguen a todos los centros escolares y a todo el alumnado, independientemente de su nivel socio-económico, evitando a toda costa que se puedan abrir brechas digitales. Es una opción, pero, de nuevo, no la única. De hecho, mis antecesores en el cargo actuaron bajo otros parámetros a la hora de incorporar las nuevas tecnologías a las aulas.

El proyecto de experimentación del Marco de Educación Trilingüe, en el que participan actualmente un total de 118 centros públicos y privados concertados, está animado por el mismo principio. Queremos que todo nuestro alumnado tenga un dominio adecuado de nuestras dos lenguas oficiales, así como que se produzca una mejora sustancial en el conocimiento del inglés o, en su caso, de otra lengua extranjera. El diseño de este Marco se hizo cuidando especialmente que pudiera llegar a todos los centros y a todo el alumnado, bajo la única premisa de la voluntad de colegios y familias de participar en él. De la misma manera que no vamos a permitir la apertura de brechas digitales en educación, tampoco permitiremos brechas lingüísticas. Trabajamos por mejorar y afianzar el conocimiento del euskera y del castellano y por un acceso universal al inglés. Queremos el inglés para todos y todas.

Podríamos hablar, sin salirnos del ámbito educativo, de la política de becas, de los índices de escolarización en los primeros niveles educativos o de los esfuerzos realizados para mejorar -con éxito- los índices de abandono escolar prematuro que caracterizan las políticas educativas progresistas. Podríamos hablar de otros ámbitos, como el de la atención sanitaria y social, y comparar las prioridades presupuestarias del Gobierno Vasco con las de otras instituciones para poder comprobar fehacientemente que no todos obran del mismo modo, que no todo es lo mismo.

El debate que usted propone es sin duda intelectualmente apasionante, pero no parece formar parte de las prioridades actuales de la sociedad vasca. El del tipo de políticas a impulsar en estos momentos de crisis económica, es vital para el futuro del conjunto de los ciudadanos, especialmente para los que peor lo están pasando, así como para el futuro de Euskadi como país. En definitiva, señor Ruiz Soroa, es una cuestión de sensibilidad y de prioridades en el reparto de los limitados recursos disponibles y en eso siempre, la izquierda de progreso, sean sus integrantes madrileños o vascos, ha priorizado la educación como elemento fundamental de progreso y cohesión, como eje del cambio social. Si yo fuera madrileña, no lo dude, practicaría una política muy diferente a la de Esperanza Aguirre.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariovasco Siendo yo vasca