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Casa de la Paz. Paul Ríos, de Lokarri, junto a Silvia Casale, del Grupo Internacional de Contacto, ayer en Donostia. :: PEDRO MARTÍNEZ
ETA responderá a la conferencia de paz con un paso hacia su final
CONFERENCIA SOBRE PACIFICACIÓN

ETA responderá a la conferencia de paz con un paso hacia su final

El cónclave de San Sebastián elaborará una declaración que facilitará el anuncio de la organización armada

JORGE SAINZ jordisainz@diariovasco.com

Domingo, 16 de octubre 2011, 18:26

La conferencia internacional de pacificación que se celebrará mañana en San Sebastián puede suponer un punto de inflexión en el camino hacia el final definitivo de la violencia. ETA responderá próximamente a las conclusiones que salgan del cónclave con un paso que avalará el carácter irreversible de su alto el fuego, según fuentes solventes conocedoras del proceso abierto hace ahora casi dos años.

Al mismo tiempo, la conferencia, en la que participan fundaciones internacionales, las fuerzas abertzales y el PSE-EE, facilitará con sus conclusiones el camino a la organización armada para que realice dicho pronunciamiento positivo respecto al fin de la violencia, según los medios consultados. Serán en principio los seis líderes internacionales participantes quienes marquen las pautas de la declaración final. En ningún caso ETA anunciará su disolución definitiva como organización, algo que los partidos esperan que pueda culminarse para las vísperas de las elecciones vascas de marzo de 2013.

La reunión organizada por Lokarri mañana en la Casa de la Paz de Aiete supone una pista de aterrizaje para la izquierda abertzale y ETA de cara a iniciar una nueva etapa, sin fisuras internas en el seno de todo el denominado Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV), y oficializar que el ciclo de la lucha armada deja paso a las vías exclusivamente políticas. Dos son las claves de este colchón. El primero, el amparo internacional que supone, clave para el sector independentista ante la negativa del Estado a implicarse en un proceso formal de paz. En este sentido, la conferencia de San Sebastián constituye un nuevo 'mojón' en el camino iniciado en marzo de 2010 con la Declaración de Bruselas impulsada por Brian Currin y cinco Nobeles de la paz, que trajo consigo la tregua de ETA, el primer paso decisivo para la pacificación definitiva.

El segundo aspecto clave consiste en que la conferencia internacional de mañana supone una 'percha' a través de la cual la izquierda aber-tzale puede reclamar a ETA que deje las armas para siempre a través de la comunidad internacional, evitando de esta forma una petición pública de la formación política a la organización armada que pudiera acarrear tensiones internas que dificultaran una solución.

De hecho, la previsión es que el cónclave de Donostia acuerde unas conclusiones que emplacen al Estado a negociar la resolución de los aspectos 'técnicos' del final del terrorismo (desarme, presos y víctimas) y reclame a ETA que comprometa el cese definitivo de la violencia, aunque no está claro en qué términos se concretaría esta exigencia. La conferencia surge además en un contexto clave. Se convoca en un momento en el que los mediadores internacionales y la propia izquierda abertzale entienden que existe un grado suficiente de madurez política para poner una nueva marcha, que puede ser decisiva, al ya de por sí avanzado camino hacia el fin de la violencia.

Varias garantías

La adhesión de los presos al Acuerdo de Gernika, que reclama el final de la violencia, es interpretado unánimemente como la asunción por ETA de que la lucha armada es ya cosa del pasado. Paralelamente, la reciente creación de la Comisión Internacional de Verificación garantiza que no habrá atentados durante este proceso.

Pero el factor más determinante que ha obligado a acelerar los pasos ha sido el adelanto electoral de las elecciones generales de marzo a noviembre, con el más que probable escenario de un nuevo Gobierno del PP con amplia mayoría. La intención de la izquierda abertzale antes del verano era construir para marzo de 2012 un escenario consolidado que garantizase la irreversibilidad del fin de la violencia y la apuesta por vías pacíficas, con el fin de facilitar al PSOE y al presidente Zapatero la adopción de medidas que ayudaran al cierre final, en especial en materia penitenciaria y de legalización del nuevo partido Sortu.

Pero el adelanto de los comicios, motivado por la crisis económica, ha roto estas previsiones. Al mismo tiempo, la dura sentencia judicial, a mediados de septiembre, sobre el caso Bateragune, confirmando las penas de prisión a dirigentes claves de la izquierda abertzale como Arnaldo Otegi y Rafa Díez Usabiaga, y la persistencia de la denominada doctrina Parot, que alarga la estancia en prisión de los presos, han mostrado al mundo de Batasuna el escaso margen de maniobra del Gobierno socialista.

Esta suma de factores ha obligado en las últimas semanas a la antigua Batasuna a forzar la máquina para dejar el camino lo suficientemente despejado como para que un futuro gobierno del PP no pueda dar marcha atrás. En todo caso, los populares, con Mariano Rajoy a la cabeza, están dispuestos a ser flexibles en este asunto, pese a la dureza de sus discursos oficiales y su rechazo a la conferencia de Lokarri. De momento, Rajoy se limitará a esperar que se confirme su llegada a la Moncloa y no moverá ficha, en ningún sentido, en el tema vasco.

Al hilo del probable cambio de gobierno en España, el PNV, partido que aspira a jugar también un papel central en el final de la violencia, ha transmitido en los últimos meses a la izquierda aber-tzale la conveniencia de que acelerara el proceso de final de la violencia para evitar cualquier tentación de sectores del PP de endurecer la política antiterrorista y frustrar la estrategia trazada desde hace dos años por la formación independentista.

Powell y Zapatero

La izquierda abertzale otorga en este sentido una gran importancia al aval internacional, una demanda histórica de Batasuna para la solución del denominado «conflicto político vasco». La presencia en la conferencia de Jonathan Powell, exjefe de gabinete de Tony Blair, supone una doble garantía de éxito. Por un lado, este británico, hijo de un asesinado por el IRA, es un hombre bien conectado tanto con el Gobierno de Zapatero, con el que colaboró en el fallido proceso de 2006, como con el propio PP. Ello implica que su asistencia posibilitará que el gabinete de Zapatero «deje hacer» a los mediadores y fundaciones extranjeras inmersos en la búsqueda de una solución para Euskadi. Ahí se enmarca también la presencia final del PSE-EE en la conferencia, convencido de que «algo sustancial» hay detrás de ella que aconseja a los socialistas vascos no quedar al margen.

Por otra parte, parece bastante claro que Powell y Tony Blair, que estaba predispuesto a acudir a Donostia si su apretada agenda internacional no se lo hubiera impedido, no se 'mojarían' en un asunto como este de no tener «garantías» claras por parte de ETA de que la violencia efectivamente se ha acabado para siempre.

La seguridad instalada en todos los ámbitos de que la etapa del terrorismo en Euskadi ha entrado en su recta final definitiva puede llevar al Gobierno de Zapatero a efectuar algunos gestos postreros, más motivados por la frustración personal del presidente de no poder rematar en su mandato la paz en el País Vasco que por la rentabilidad electoral, más bien nula, que pueda reportar al candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba. En este sentido no es descartable que el actual Gobierno se despida adoptando medidas en materia penitenciaria. Por otro lado, no es descartable un pronunciamiento del Tribunal Constitucional favorable a la legalización de Sortu, aunque ya no esté en plazo para concurrir a las generales con la coalición Amaiur, que espera repetir el éxito de Bildu al calor de todos estos últimos pasos hacia la normalización definitiva.

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