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JORGE SAINZ jordisainz@diariovasco.com
Martes, 18 de octubre 2011, 13:07
La esperada conferencia internacional sobre pacificación se saldó ayer con un llamamiento inequívoco a ETA para que haga «una declaración pública de cese definitivo de la actividad armada» y, posteriormente, «solicite diálogo con los gobiernos de España y Francia» para negociar las cuestiones técnicas como los presos y el desarme. Solo una vez consolidado el escenario de paz, el texto sugiere la posibilidad de abrir un diálogo entre partidos sobre cuestiones políticas. Los seis líderes extranjeros impulsores de la declaración de la Casa de la Paz de Aiete esperan en los próximos días una respuesta positiva de la organización armada, como ya publicó este periódico el sábado, que podría, incluso, producirse esta misma semana, aunque las fuentes conocedoras de los entresijos de esta cita no se atreven a precisar una fecha exacta.
El emplazamiento de los seis mandatarios extranjeros, encabezados por Kofi Annan, Bertie Ahern y Gerry Adams, supone un nuevo hito al contar con el apoyo de la izquierda abertzale, que da un paso más en su alejamiento de la organización armada, a la que por primera vez le pide de forma explícita que deje la violencia para siempre, aunque sea a través de la 'percha' de la conferencia. No obstante, hoy, a través de una escenificación propia en San Sebastián, la formación independentista reclamará a ETA que lo deje para siempre.
Por el contrario, el lenguaje empleado en la declaración internacional, próximo al utilizado por la izquierda abertzale en expresiones como «confrontación armada» o «conflicto» para referirse al problema del terrorismo en Euskadi, o la no atribución a ETA de forma directa de sus responsabilidades, dejó cierto sabor amargo a algunos participantes de la cumbre como PSE-EE o PNV. Ambos prefirieron quedarse, sin embargo, con la petición a la organización para que deponga las armas. El PP, que no participó en el cónclave, y buena parte de las víctimas de ETA arremetieron contra la conferencia internacional.
En todo caso, la larga jornada sí concluyó con una sensación bastante generalizada de que el acto de la Casa de la Paz, organizado por Lokarri y el grupo de mediadores de Brian Currin, supone un antes y un después en el camino para alcanzar definitivamente la paz. La enorme expectación mediática, la solemnidad de toda la jornada y la talla de los líderes internacionales presentes evidenciaban que el de ayer era un punto de inflexión en el camino de la paz.
Fue el exprimer ministro irlandés, Bertie Ahern, y no, como se preveía, el exsecretario general de la ONU Kofi Annan, el encargado de leer en inglés la declaración de dos folios, con una introducción y cinco puntos, tras contrastar la opinión de los partidos y organizaciones presentes. Una de las claves del texto es que está redactado de una forma que oficializa nítidamente la exigencia de que ETA abandone la violencia sin ningún precio político, al situar la negociación entre el Gobierno y la banda en el terreno «exclusivamente» de las «consecuencias», que no razones, del «conflicto» (presos, víctimas, desarme o etarras huidos).
Cinco recomendaciones
El orden de las cinco recomendaciones marca el camino a seguir. Así, el primer punto es el de la exigencia a ETA de que lo deje. Es en el segundo apartado, por tanto, donde se insta a los Gobiernos de España y Francia, siempre bajo la condición de que ETA haga previamente una declaración cesando definitivamente la violencia, a «darle la bienvenida» a ese pronunciamiento» y «aceptar iniciar conversaciones para tratar exclusivamente las consecuencias del conflicto».
De esta forma, los líderes internacionales vuelven a emplazar a los Ejecutivos español y francés para que se impliquen en el proceso de final de la violencia, en la confianza de que en un escenario ya irreversible sin violencia de ETA, les será más fácil adoptar medidas en materia penitenciaria, incluso si, como se prevé, el PP de Rajoy llega a La Moncloa.
En el tercer punto los mandatarios hacen un llamamiento genérico a que «se adopten pasos profundos para avanzar en la reconciliación, reconocer, compensar y asistir a todas las víctimas, reconocer el dolor causado y ayudar a sanar las heridas personales y sociales».
La cuestión de las reivindicaciones políticas sólo se aborda en el apartado cuarto, y con un lenguaje más atenuado, con el que los líderes internacionales desgranan una serie de hipótesis que, en base a su «experiencia de resolver conflictos», entienden que «pueden ayudar a una paz duradera», pero sin vincularlas al final del terrorismo. Entre las medidas que recomiendan está la creación de una especie de mesa de partidos. El texto «sugiere que actores no violentos y representantes políticos se reúnan y discutan -la declaración ni siquiera habla de la necesidad de llegar acuerdos- cuestiones políticas» con «consulta a la ciudadanía», en una clara alusión a articular alguna fórmula que garantice el derecho a decidir. Todo ello, «podría contribuir a una nueva era sin conflicto», en referencia al consenso político sobre el futuro marco vasco.
La declaración propone la ayuda de mediadores internacionales y, en su quinto y último punto, ofrece la organización de un «comité de seguimiento» de todo el proceso para aprovechar la oportunidad de «finalizar la última confrontación armada en Europa», en palabras de Ahern y el resto de líderes, entre los que estaban también el exministro francés de Interior Pierre Joxe, la exprimer ministra de Noruega Gro Harlem Bruntland y Jonathan Powell, exjefe de gabinete del exprimer ministro británico Tony Blair, que apoya el cónclave.
El aval internacional ya viene aplicándose tras la aceptación por ETA de la Comisión Internacional de Verificación, que garantiza que no se romperá la tregua y no habrá una T-4 como la del fallido proceso de 2006, un tema capital para la izquierda abertzale.
El Gobierno Vasco no asistió a la conferencia pero sí el presidente del PSE-EE, Jesús Eguiguren y el alcalde de Ermua, Carlos Totorika. Además, el consejero de Interior, Rodolfo Ares, se reunió por la mañana con Annan en San Sebastián, a petición de los organizadores de la conferencia y le entregó el decálogo de paz del lehendakari. Además, los socialistas fueron junto a Iñigo Urkullu (PNV) y Rufi Etxeberria (izquierda abertzale), los únicos en mantener un encuentro privado con los seis líderes.
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