La Diputación aprueba su Presupuesto más restrictivo y lo deja a niveles de 2005

Puede que lo mejor sea empezar con un ejemplo ilustrativo para entender el nuevo campo de juego: la nueva Diputación, gobernada por Bildu, va a emplear el dinero que pida a los bancos para ir amortizando la deuda, que considera insostenible. El anterior Gobierno (PNV-Hamaikabat) también acudía al banco pero utilizaba ese dinero para incentivar la economía. Ambas políticas han sufrido un choque de trenes con el relevo en la Diputación Foral de Gipuzkoa, cuyo nuevo gobierno apuesta por bajar la persiana a un modelo que considera no sólo agotado, sino que «ha puesto en riesgo el sector público». Bajo esa convicción, el Ejecutivo de Martin Garitano aprobó ayer los Presupuestos más restrictivos de la historia reciente de Gipuzkoa, al contemplar una rebaja del 13% que deja en una anécdota los recortes del 1% del Gobierno Vasco y Bizkaia. De esta manera, el gasto de la Diputación de de Gipuzkoa en 2012 no pasará de los 679 millones. En otras palabras, regresará al nivel de 2005.

«No son unos Presupuestos defensivos, sino ajustados, adecuados a la realidad y diseñados para garantizar la calidad de los servicios públicos y no endeudar más a nuestra economía», defendía ayer el diputado general, Martin Garitano, tras entregar el proyecto de Presupuestos a la presidenta de las Juntas Generales, Lohitzune Txarola.

Lo cierto es que el tijeretazo aplicado por la Diputación resume a las claras las nuevas prioridades del Gobierno de Garitano: adiós a un modelo basado en la «construcción acelerada de grandes infraestructuras» y en la «disminución de la presión fiscal», y bienvenido a una etapa de absoluta contención, donde la política social se convertirá en el principal eje de actuación. La defensa de la austeridad, sin embargo, no deja de rozar el larguero del tradicional discurso de izquierdas que siempre ha priorizado la incentivación de la economía frente a otras estrecheces más o menos asumibles. Bildu, en cambio, cree que ya no hay margen de maniobra. Así, subraya que los 568 millones de deuda que soporta la Diputación son inviables. Para predicar con el ejemplo, el Presupuesto de 2012 deja inmóvil esa cifra. Los 48 millones que prevé de endeudamiento en el próximo ejercicio -tal y como ya avanzó este periódico el pasado día 5- los utilizará para amortizar carga financiera.

Si la deuda requerida para cuadrar las cuentas se reduce de 88 a 48 millones y los ingresos aún siguen sin ser los necesarios, la Diputación no ha tenido más remedio que aprobar un Presupuesto con amplios recortes en todos los departamentos. Así, destaca la rebaja del 38% aplicada al departamento de Medido Ambiente, el 37% de recorte que sufre el de carreteras (hasta 64 millones de euros menos) y el 32% que verá aminorado el de Innovación y Desarrollo Rural y Turismo. Este último tijeretazo promete dar más juego que el que su epígrafe aparenta. El departamento de Innovación ha sido, junto al del diputado general, el que ha venido gestionando las políticas anticrisis en los últimos años. Una rebaja de 26 millones en su presupuesto no parece que sacie las ambiciones del PNV -calificado por Bidu como su socio preferente-, que ha puesto el desarrollo de políticas anticrisis como condición para sentarse a negociar los Presupuestos con Bildu, que gobierna en minoría.

«Todo el Presupuesto en un plan anticrisis. Se mantendrán las líneas de apoyo pero seremos críticos. Es cierto que el marco español nos lleva a la bancarrota, pero también desde aquí se ha hipotecado el futuro para repartir dividendos entre unos pocos», apuntó el diputado general.

Posible congelación salarial

Los recortes también afectan al funcionamiento de la Diputación foral. Los Presupuestos de 2012 contemplan la misma partida que en 2011 a gastos de personal, por lo que todo parece indicar que, al igual que los funcionarios del Gobierno Vasco, los trabajadores de la Diputación también verán congelado su salario. «Tenemos que sentarnos a negociar el convenio y esperamos que todos los agentes actúen con responsabilidad», advirtió la diputada de Hacienda, Helena Franco.

El resto de partidas recortadas no suponen un ahorro relevante, pero sí pretenden reflejar las intenciones del nuevo Gobierno. El gasto en publicidad y propaganda cae un 45%, en publicaciones un 42%, exposiciones y certámenes (-29%), actos oficiales y atenciones protocolarias (-27%) y estudios, dictámenes y otros trabajos (-22%).

Frente a los amplios ajustes, la Diputación defiende con orgullo su apuesta por blindar el gasto en Política Social, que crece un 7,7%. «Es importante el esfuerzo realizado para que el gasto social represente el próximo año el 47% del Presupuesto», frente al 42% de hace un año, recordó Garitano. La propia Diputación asume que tampoco tienen mucho margen de maniobra. Los efectos de la crisis y del envejecimiento de la población hipotecan, con éste o con otro gobierno, el Presupuesto en Política Social de cualquier Diputación.

Eso no evita que haya partidas que salgan favorecidas en 2012. El gasto en los servicios asistenciales se incrementa en un 12%, la atención a personas con discapacidad un 13%, a mayores un 15% y la protección a la infancia y a la adolescencia se reforzará un 13%.

Salvando este capítulo, la Diputación manejará en 2012 un Presupuesto especialmente escueto, de apenas 679 millones de euros, un 13% menos que los 783 millones de este año. En realidad, tal y como recordó la titular de Hacienda, la cifra del Presupuesto de 2011 es de 839 millones, pero para hacer una comparativa efectiva hay que descontar los 55 millones en prestaciones sociales, como la renta básica, que desde septiembre gestiona el Gobierno Vasco a través de Lanbide. De esta manera, hay que echar la mirada atrás hasta 2004 y 2005 para encontrar un Presupuesto similar.

Una vez aprobado el anteproyecto, la Diputación comenzará en breve las negociaciones para poder darle luz verde en las Juntas Generales. De momento, Aralar no ve mal el texto, aunque su voto resulta insuficiente. Fuentes consultadas de la oposición ya advierten que las conversaciones no resultarán fáciles. «La prórroga no está descartada», advierten.