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POLÍTICA

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Amaiur ha venido para quedarse, el PNV ha obtenido un magnífico resultado y los socialistas vascos tendrán que hacer la reflexión pendiente

JOSÉ LUIS ZUBIZARRETA

Lunes, 21 de noviembre 2011, 09:48

Los resultados electorales han sido, en lo que se refiere al ámbito del Estado, tan claros y contundentes que cualquier comentario que se haga sobre ellos no puede sino oscurecerlos. El PP ha obtenido un apoyo popular abrumador, el mayor de su historia. Con todo, el temor que podría suscitar tanta acumulación de poder -en el Congreso, en las comunidades autónomas y en los ayuntamientos- ha quedado, en principio y en gran parte, mitigado por el discurso responsable y templado que ofreció anoche su presidente nada más conocerse el escrutinio de las urnas. La coyuntura lo exigía, y sólo cabe expresar el firme deseo de que los hechos se correspondan con las palabras pronunciadas. Serán recordadas y, si preciso fuere, echadas en cara.

La debacle del PSOE ha sido aún mayor de lo que le auguraban las encuestas. Nunca su electorado le había retirado tan rotundamente el apoyo. Se le plantea ahora la tarea de rehacerse desde dentro de modo radical, sin caer en el ensimismamiento. La situación crítica que atraviesa el país no le perdonaría ni que se desentendiera de los problemas nacionales ni que cediera a la tentación revanchista de tratar al partido de gobierno como él mismo se ha sido tratado en el reciente pasado. Resulta esperanzador, a este respecto, que la promesa que ayer mismo hizo el candidato Rubalcaba de actuar de acuerdo con el «interés general de España» fuera recibida por la militancia que le escuchaba con un aplauso que la corroboraba. En esto, el todavía secretario general, José Luis Rodríguez Zapatero, sentó un ejemplo en la legislatura 2000-2004 que debería ser imitado por quien vaya a ser su sucesor.

Aquí, en Euskadi, aunque las cosas no son tan claras y rotundas, sí permiten sacar algunas conclusiones preliminares. La primera es que Amaiur, o quien le suceda con otro nombre, ha venido para quedarse. Si ha sido capaz de salvar el obstáculo que para ella suponían unas elecciones generales, no tendrá dificultad en consolidar o incluso mejorar posiciones en las próximas autonómicas.

El PNV ha obtenido un magnífico resultado. Casi ha satisfecho plenamente todas las aspiraciones con que ha concurrido a los comicios. Mantiene el grupo en el Congreso y sale de la confrontación con Amaiur como el partido más votado, aunque con menos escaños. Se ha hecho, con todo, consciente de que la batalla que ha librado con la izquierda abertzale no ha terminado, sino que se hará aún más intensa cuando el objetivo a conquistar sea la lehendakaritza.

La derrota del PSE ha igualado, o incluso superado, la del PSOE. Los socialistas vascos tendrán que hacer ahora la reflexión que no hicieron tras la debacle de las municipales. Y el PP deberá hacérselo mirar. No es como para tocar las castañuelas el no haberse aprovechado del rebufo de su partido nodriza en España. Alguien de los que tanto la alababan comenzará muy pronto a cuestionar la línea Basagoiti. Y los dos, PSE y PP, salen muy mal parados en su unión constitucionalista ante el abrumador auge del nacionalismo y del soberanismo.

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