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MIGUEL VILLAMERIEL
Sábado, 26 de noviembre 2011, 10:19
Una vez que Mariano Rajoy ha ganado las elecciones generales y liderará el próximo Gobierno, desde el PP vasco insisten en que actuará «con altura de miras» para cerrar el ciclo de la violencia en Euskadi. Antonio Basagoiti invita a los partidos a lograr un consenso que permita «una convivencia en paz y libertad» en la sociedad vasca.
-Tras la toma de posesión de Rajoy como presidente del Gobierno, el lehendakari se reunirá con él para buscar acuerdos sobre pacificación y tratar el tema de los presos de ETA. ¿Qué le parece?
-Me parece normal que ambos presidentes se reúnan dentro de unas relaciones institucionales normalizadas. Rajoy no tiene ninguna intención de puentear al lehendakari o a su propio partido en el País Vasco como ha estado haciendo Zapatero con el PNV en los últimos años, sino que actuará con lealtad institucional. A partir de ahí, López hace bien en plantearle a Rajoy cualquier tema sobre política penitenciaria, porque esta materia depende del Gobierno central. Rajoy le escuchará porque su intención es llegar a un consenso con todos los partidos, especialmente con el PSOE, en temas sensibles como el del final de la violencia o los presos. Aunque la mayor exigencia debe recaer en ETA y en los propios presos.
-¿En qué sentido?
-Quien tiene todo en su mano para conseguir una política penitenciaria distinta es quien debe reconocer el daño causado, entregar las armas y disolverse definitivamente. La dispersión de los presos se decidió en su día no como forma de venganza, sino para evitar que la banda tuviera controlados a los presos de tal forma que no pudieran salirse de su espiral de violencia. Si ETA se disolviese, esa amenaza desaparecería y la dispersión ya no tendría sentido. La ley actual contempla la posibilidad del acercamiento, por eso las exigencias no habría que centrarlas en los gobiernos, sino en aquéllos que aún deben dar pasos para alejarse de la violencia. Si lo hacen, el Gobierno de Rajoy actuará en el marco de la legislación y del consenso.
-¿Rajoy está dispuesto a hacer gestos, aunque sea de forma individualizada, con los presos?
-Rajoy es el que más interés tiene en que ETA acabe para siempre y en Euskadi se pueda convivir en paz, y va a aprovechar esta oportunidad porque siempre ha actuado con altura de miras. Pero para eso tiene que ser exigente con los que deben dar pasos como el reconocimiento del dolor causado. Ésa es la mejor vacuna para evitar que, en el futuro, vengan otros a utilizar de nuevo la violencia al creer que en el pasado fue útil para conseguir no sé qué fines políticos. No equivoquemos el objetivo, que no es que el Gobierno haga un salto mortal: el objetivo es que ETA entregue las armas y los de Batasuna nos garanticen que respetan la pluralidad del País Vasco y nuestros marcos de convivencia.
-El PP vasco insiste en que, en ese caso, el Gobierno será generoso.
-La democracia siempre es generosa, y tenemos casos en el pasado reciente de formaciones que se han integrado al sistema democrático después de renunciar a la violencia, como es el caso de Aralar o los polimilis. Lo que se piden son garantías, que ETA no sólo diga que baja la persiana, sino que liquide el negocio; que la parte que les representa políticamente respete la pluralidad del País Vasco. Las puertas están bien marcadas, que entren por ellas y tendrán un juego normal como el que tenemos todos. Lo que no pueden tener es un regalo o un premio sin renunciar a su pasado de violencia, porque si no habrían ganado y otros vendrán a por más.
-¿Le ha sorprendido el auge del nacionalismo y, en particular, de Amaiur en estas elecciones?
-Los nacionalistas han interpretado estas elecciones como unas primarias y, además, ha habido una política muy irresponsable por parte de algunos, entre los que hay dirigentes socialistas, para prestigiar a la izquierda abertzale y Amaiur. Se les ha puesto como los buenos de la película, se les ha dado la bandera de la paz, y eso no es justo. Si quieren venir a la democracia que vengan, y será bueno que lo hagan, pero no hay que darles ningún regalo por ello. Ni ponerles de buenos, porque de tanto dar esa imagen a lo mejor la sociedad se lo acaba creyendo. Los buenos son los que durante todos estos años han defendido la democracia y la libertad.
-¿Esa mayoría nacionalista puede complicar la intención del PP de agotar la legislatura autonómica?
-En un momento como el actual, en el que hay una fuerte crisis económica y en el que hay que consolidar la paz y la libertad, no es momento de elecciones y sí de seguir trabajando. Algunos tienen mucha ansiedad por sus estrategias de partido o por sus objetivos identitarios, pero es mucho más importante trabajar por la paz y por la salida de la crisis. No estaría mal que en estos meses arrimara más el hombro el PNV.
No contempla el adelanto
-¿Ve al PSE en condiciones de aguantar la presión del adelanto electoral a medio y largo plazo?
-Ellos sabrán, pero no hay que ponerse nerviosos. A largo plazo se valorará lo que ha hecho este gobierno, con el apoyo externo y crítico del PP, para que en esta tierra se pueda avanzar. Sería impensable que ETA hubiera decidido parar sin un cambio político en el País Vasco. Todo esto se valorará a largo plazo y, a corto, el PSE tendrá que decidir si quiere perder el único gobierno autonómico que le queda. Pero más que pensar en intereses de poder, pensemos en la convivencia. Todo este tiempo tiene que servir para desinflar el globo de Batasuna que algunos han inflado, porque ese globo no es bueno para que los vascos convivamos en paz.
-¿Declaraciones como las de Eguiguren esta semana pueden poner en peligro el pacto PSE-PP?
-Yo estoy muy tranquilo y no pierdo nada si se hiciera lo que pide Eguiguren, nosotros no estamos en el Gobierno Vasco. Discrepo profundamente con Eguiguren porque creo que mensajes como el suyo lo que ayudan es a fortalecer la parte de la izquierda abertzale. Y si el PSE ha tenido los resultados que ha tenido, especialmente en Gipuzkoa, que miren dónde está la izquierda abertzale y quién los ha convertido en buenos, y quién ha puesto más exigencias en los gobiernos democráticos que en aquellos que no dan ninguna garantía de que respetan el marco de convivencia.
-¿Cree que en estas elecciones ha podido producirse un trasvase de voto del PSE a Amaiur?
-Puede ser, como también puede ser que personas que no se suelen movilizar con un criterio muy ideológico hayan creído que hay que premiar a la izquierda abertzale por la paz. Y a todo eso ha ayudado un esquema de legitimación y aplauso a una gente a la que no le debemos nada. El PP quiere trasladar a los vascos que podemos convivir y tener un proyecto de país sin deber nada a la izquierda abertzale. Porque si ellos mandan, irá en perjuicio de la pluralidad de este país. Quiero un País Vasco en el que las posiciones mayoritarias no sean las de Batasuna, por ello pido sensatez al PSE y el PNV para que no conviertan en bueno al que debe pedir perdón.
-¿Comparte la decisión de Rajoy de reunirse con todos los partidos excepto con Amaiur en su próxima ronda de contactos?
-Esa situación se ha exagerado, porque esa ronda de contactos con los diferentes partidos tiene mucho que ver con la formación de Gobierno, y no hay ninguna posibilidad de que se forme un Gobierno del PP con Amaiur. Por tanto, es una posición más artificial que real.
-¿No es un tanto contradictorio que Amaiur vaya a reunirse con el rey pero no con el próximo presidente del Gobierno?
-Lo que pasa es que el rey se reúne con todos, pero el rey no conforma gobierno. No le demos tanta importancia a eso, si realmente Batasuna demuestra que va aceptando las reglas democráticas, todo eso cambiará. No voy a negar que no es malo que alguien sea exigente con Batasuna, porque hay tanta gente que está haciendo de aplaudidor de Batasuna que así está tan inflada como está. Si alguien es exigente con ellos, habrá más avances. Y en la medida en que cambien y esos cambios vayan siendo irrevocables, todo eso se normalizará.
-¿En qué momento se podrían llegar a normalizar las relaciones del PP con la izquierda abertzale?
-Ayudaría mucho una entrega de armas de ETA y una condena de Batasuna de todo aquello. Y no me refiero a Amaiur en su conjunto, porque esa coalición está formada por partidos como Aralar, EA o Alternatiba que ya se posicionaron en contra de la violencia de ETA. Y con estos partidos hemos mantenido y vamos a seguir manteniendo relación. Pero quienes más tienen que hacer por normalizar la situación son los de Batasuna, porque son quienes la han desnormalizado.
-¿En Euskadi hay una mayoría social nacionalista?
-Tradicionalmente en el Parlamento Vasco así ha sido, pero tenemos que cambiar las cosas. Ahora hay cierta inflación en el nacionalismo con el final de ETA, pero si se consolida el final de la violencia, empezará a aparecer más gente que votará con libertad y eso equilibrará las fuerzas. En estas últimas elecciones, sin la amenaza de ETA, el PP ha subido mucho en entornos urbanos, mientras que ha bajado en los pueblos. Aún falta que la libertad llegue a todos los lugares del País Vasco.
-¿Qué posición tendrá Rajoy ante la pretensión del nacionalismo de un nuevo marco político?
-Rajoy dará una respuesta tranquila a cualquier cuestión que pueda llegar. Algo así ya se produjo en la época de Ibarretxe, cuando el Parlamento Vasco aprobó con los votos de Batasuna una propuesta de ruptura con el resto de España y se debatió en el Congreso, donde no salió adelante. Pero mi obligación hasta las siguientes elecciones autonómicas es convencer al mayor número de vascos posible de que hay un proyecto alternativo al de la ruptura, en el que los vascos podemos entendernos. El PP vasco va a coger la bandera de la convivencia, de Gernika, del respeto a los que no piensan como uno. Creo que tenemos un futuro más prometedor jugando en la Liga que jugando en Regional, como plantean los nacionalistas. La ruptura y el enfrentamiento con el resto de España nos lleva a empobrecernos y a un proyecto en el que, al final, ETA tenga razón y se prestigie su posición.
-Pero los nacionalistas no aceptan que el Congreso pueda tumbar lo que decidan los vascos...
-No es nada democrático no respetar las normas. Lo primero que tienen que asumir quienes se dediquen a la política es que tienen que respetar la democracia. Aun así, nosotros vamos a dar una alternativa de convivencia y pluralidad en Euskadi.
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