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Empleados de oficinas de la 'City' londinense se dirigen a sus puestos de trabajo. :: AP
Dios salve a la 'City'
LA CRISIS DE LA EUROZONA

Dios salve a la 'City'

La bandera de Cameron en la batalla perdida con la UE supone el 14% del PIB británico

ÍÑIGO GURRUCHAGA CORRESPONSAL

Sábado, 10 de diciembre 2011, 02:58

El aislamiento del Gobierno británico en la cumbre europea fue celebrado ayer por diputados euroescépticos como un primer paso para renegociar los términos de la pertenencia a la UE, y condenado por la oposición laborista como un fracaso del primer ministro, David Cameron, que habría quedado atenazado por la división en el seno de su partido sobre la cuestión europea.

En medio de esas dos posiciones contrapuestas en la disputa política, están los liberal-demócratas de Nick Clegg. El Gobierno de Londres es una coalición que ha permitido a Cameron desembarazarse de la facción eurófoba en sus propios escaños mediante el apoyo de los diputados del partido tradicionalmente más partidario de la UE y del euro en el Parlamento británico.

Tanto Clegg como el ministro de Negocios, Vince Cable, ofrecieron ayer apoyo a la posición del Gobierno, más ambiguo en el caso del segundo. Ese respaldo era necesario anoche pero, en las próximas semanas, Reino Unido va a descubrir al menos dos cuestiones de importancia: la evolución de la nueva UE y si la coalición formada hace un año y medio puede sostenerse.

Para el autor de la columna 'Bagehot' en el semanario The Economist, el aparente aislamiento británico alienta un viejo sueño conservador, que se puede remontar a Margaret Thtacher, quien, como sus predecesores o sus sucesores, nunca utilizó, como Cameron, el veto y abandonó la mesa de negociaciones. Aunque el sueño era el mismo: ser Suiza dentro de la UE, pero con armas nucleares.

Pero el no va más de Cameron no llegó por disputas sobre política exterior o guerras, sino por la negativa de los socios europeos a aceptar lo que propuso en dos folios centrados en lo que ya había aireado: aceptar el avance hacia una reforma de los tratados europeos sólo si aceptaban que no se legisle desde Bruselas sobre áreas de los servicios financieros, que Londres considera su interés nacional.

La posición británica estaba esquematizada en dos hojas con dos apartados. El primero pedía la inclusión de una cláusula de unanimidad para expandir los poderes de las agencias europeas de supervisión de instituciones financieras; para establecer requerimientos comunes, por ejemplo, de capitalización bancaria; para introducir impuestos o tasas sobre transacciones financieras, o para decidir la localización geográfica de las agencias supervisoras.

El segundo apartado pedía la introducción de normas generales para definir exactamente los poderes de las agencias supervisoras y preservar en este área la soberanía de los estados miembros; para que instituciones basadas en un país pero que no operan en el marco de la UE sean supervisadas por el país en el que tienen su sede, y para que no haya discriminación en el mercado común en función de la localizacion de instituciones, como el Banco Central Europeo.

Traducido a lenguaje más directo, quería mantener la supervisión y fijación de requerimientos a bancos y entidades de la 'City' financiera en Londres, que no se introduzcan normas o tasas sin contar con su voto, proteger el centro financiero con más presencia extranjera en el mundo y que su mercado de capitales no sea discriminado por no estar en el euro reforzado.

Si Suiza paga el precio de no participar en la UE aunque sea afectada por sus decisiones a cambio de preservar su secreto bancario, Cameron enarboló la bandera de la 'City', donde ha trabajado su familia y anidan las fortunas que contribuyen sustancialmente a la financiación de su partido. Tendrá que explicar ahora qué protección logró para la 'City' tras quedar fuera porque no le ofrecían la que pedía.

En la famosa milla cuadrada, que se ha expandido notablemente en las dos últimas décadas de lo que era el límite oriental del Londres amurallado medieval, tienen sede 251bancos no británicos, más que en ningún otro país del mundo; la mitad de la banca de inversión europea; el mayor mercado del planeta en la contratación del comercio marítimo o la más importante sede de finanzas islámicas en un país cristiano.

Fue siempre un centro importante de contratación e intercambio, pero quizás el origen de su fase actual es el llamado Big Bang de 1986, cuando entraron en vigor una serie de medidas, entre las que la sustitución del parquet por la pantalla electrónica era la más vistosa, realzando la 'City' y sus satélites en paraísos fiscales como el mejor calificado centro financiero en el mercado mundial de capitales, continuo en los horarios de Hong Kong, Londres y Nueva York.

Otros mercados europeos, en especial Fráncfort y París, compiten con Londres en áreas como la gestión de fondos de inversión, aunque en la 'City' se administra más volumen, en total 5,6 billones de euros. El empleo que generan los servicios financieros y las profesiones asociadas (como abogados, contables, auditores,...) no es particularmente destacado: 5,7% de los empleados británicos, contra 5,5% en Italia, 5% en Alemania o 4,2% en España.

El gran negocio

Pero la contribución a las cuentas nacionales no tiene parangón. En las empresas y empleados de las finanzas recauda el fisco británico el 11% de sus ingresos. La suma de instituciones financieras y profesiones asociadas representa el 14% del PIB británico (4,3% en Alemania o 5,1% en Francia). Y la balanza comercial del sector dio un saldo positivo de 82.000 millones de euros en 2008 y de 46.800 en 2010. Le sigue el sector farmacéutico con 8,19.

La 'City' es muy importante para la economía británica, porque es el mayor centro financiero del mundo en el mercado de divisas, en algunos derivados, en metales no ferrosos, en opciones y futuros de la energía, en asentamiento de contratos de oro o en el nuevo comercio de cuotas de emisiones de carbono, creado por la diplomacia del cambio climático.

Primero en el mundo en algunas áreas, el más grande de Europa en casi todas las demás en las que se dividen los mercados financieros, la 'City' y otros centros importantes, como el de Edimburgo, quieren evitar que la idea 'continental' de que su impulso por la desregulación ha provocado la crisis financiera actual promueva regulaciones que le aten las manos en el mercado global.

Tras situarse ahora en los márgenes de la nueva UE, Londres querrá ver si el eje francoalemán le discrimina en el mercado común. «Es nuestro principal interés estratégico», dijo ayer el liberal Cable. La prueba para la 'City' será la próxima decisión sobre su solicitud de convertirse en sede del Tribunal Europeo de Patentes, que reforzaría su papel como el gran centro internacional para resolución de litigios.

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