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LIDE AGUIRRE
Sábado, 10 de diciembre 2011, 03:00
El palacio del Bellas Artes podría sumar otra vida más en la historia de la ciudad. Su propietaria, la Sade, quiere invertir aproximadamente 20 millones de euros en convertir el emblemático edificio de la esquina Urbieta con Prim en un hotel que, en principio, entraría dentro de la gama alta y contaría con seis plantas, alrededor de 92 habitaciones y un parking subterráneo robotizado con 54 plazas de aparcamiento.
La idea de la empresa donostiarra, propietaria del hotel Astoria 7, sería empezar a construirlo en cuanto el Ayuntamiento le otorgue la licencia, por lo que actualmente mantiene conversaciones con el equipo de gobierno con el fin de desbloquear la situación que impide dar el pistoletazo de salida a este proyecto, con el que lleva más de diez años llamando a la puerta del Consistorio. «Hemos mantenido una reunión con el nuevo gobierno y estamos a la espera de que nos convoquen a otra. La sensación que tuvimos en la primera fue positiva. Nos pidieron todo el historial de este proyecto. Llevamos mucho tiempo trabajando y muchas conversaciones con el Ayuntamiento para sacarlo adelante», explicaba ayer la gerente de la Sade, Coro Odriozola. Este inmueble casi centenario, diseñado por el arquitecto Cortázar, fue noticia hace apenas un mes, cuando tres miembros del movimiento 15-M lo ocuparon por unas horas. «Decían que no se le estaba dando uso, con todo lo que se está trabajando en él para sacarlo adelante. Qué más nos gustaría», señalaba Odriozola.
El obstáculo que frena el proyecto hotelero parte de que el Bellas Artes no es un edificio ordinario. Está protegido como patrimonio de la ciudad por la originalidad de la esquina que conforma, en el chaflán de la plaza del Centenario, y por su valor histórico y de identidad en San Sebastián. Por eso, la empresa se encontraba la espera de que el Ayuntamiento apruebe el Plan especial de protección del patrimonio urbanístico catalogado (Peppuc), que determina qué se puede hacer y qué no en el antiguo edificio. El problema es que parece que su aprobación podría retrasarse más de un año.
Pese a todo, parece que la licencia podría otorgarse si se atiende a que la Sade ha presentado un proyecto que «respeta las características que hacen al Bellas Artes merecedor de esa catalogación». El edificio, en estado de ruina técnica desde hace diez años, sería derribado en su totalidad, pero se realizaría una réplica, una reconstrucción filológica, similar a la que se hizo en el complejo de La Perla. Molduras y dimensiones actuales se respetarían y «exteriormente se vería muy similar. La única diferencia estaría en los ventanales laterales, que se alargarían. Pero la imagen exterior sería igual a la actual», añade Odriozola. Precisamente uno de los problemas técnicos que abordan estaría en la modificación de estos ventanales.
«Una posible solución»
El grupo del PP en el Ayuntamiento quiere dar un impulso a este proyecto que considera de capital importancia para San Sebastián, «más ahora a las puertas de la capitalidad cultural de 2016», cuando se espera un aumento del turismo y «teniendo en cuenta que no andamos sobrados de plazas hoteleras».
El concejal popular, José Luis Arrúe avanzó ayer que presentarán una interpelación destinada a encontrar el apoyo de todos los grupos y a animar al equipo de gobierno «a mover ficha para encontrar una solución que desbloquee la situación del Bellas Artes. Pensamos que se puede dar una salida al proyecto respetando íntegramente su catalogación como edificio protegido. Sin esperar a que se apruebe el plan de protección, se podría hacer una ficha aparte para abordar la situación de este edificio de forma que, en un plazo más breve de tiempo, se pudiera aprobar y darles la licencia y así, el tiempo para edificarlo y tenerlo listo para 2016».
Arrúe recordaba que el plan de patrimonio protegido no se ha aprobado definitivamente y que su aprobación podría retrasarse un año y medio más de lo previsto porque el volumen de alegaciones que ha encontrado durante su exposición pública «podría hacer que el gobierno municipal decidiera replantearla desde el principio», tal como habría manifestado el concejal de Urbanismo, Ricardo Burutarán. «Por eso, le planteamos que, con el respeto a la catalogación, haga una excepción con este edificio».
A juicio de Arrúe, y en los tiempos de crisis que corren, «quizá dentro de dos años la empresa no dispone de la inversión que necesita el hotel» y que, además de garantizar las plazas hoteleras en 2016, «supondría un beneficio económico para la ciudad, con la creación de entre 40 y 50 puestos de trabajo más los efectos indirectos, tanto durante la obra, en la que se da trabajo a empresas y a gremios, como después, generando riqueza. Un hotel necesita suministros, proveedores, mantenimiento... Por eso pedimos que se den soluciones».
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