

Secciones
Servicios
Destacamos
AMAIA CHICO
Domingo, 8 de enero 2012, 11:59
El PNV dará el próximo fin de semana las últimas puntadas al traje que lucirá durante cuatro años. Será un vestuario ajustado al patrón económico y político que marcan los nuevos tiempos en Euskadi y al corte que, con diseños territoriales matizados, responde al denominado 'modelo PNV'. La confección ha llevado su tiempo, más de seis meses, pero el resultado final, el partido que Iñigo Urkullu volverá a encabezar tras su reelección el domingo que viene, debe ser lo suficientemente resistente como para encarar con éxito su principal reto: reconquistar la Lehendakaritza.
El laborioso proceso interno que concluye con la asamblea general -los días 14 y 15 en el Bilbao Exhibition Centre- actualizará contenidos, retos y respuestas ante una crisis económica «pertinaz» que no da visos de flaquear y un país sin violencia que debe asentar la convivencia e ir cerrando la sangría originada por tantos años de terrorismo. Todo mirando a 2015: el año que el PNV se marca como punto álgido para lograr un «pacto entre iguales» de Euskadi con el Estado. Es decir, la readecuación diez años después del plan Ibarretxe, con el derecho a decidir como parte esencial para «avanzar hacia la nación» vasca.
El líder de este renovado PNV volverá a ser Iñigo Urkullu, el dirigente de consenso que hace cuatro años los jeltzales respaldaron para intentar poner fin a la perenne batalla entre las dos sensibilidades, que afloró sobremanera tras la marcha de Xabier Arzalluz y la pelea entre Josu Jon Imaz y Joseba Egibar por tomar las riendas del partido. La pugna sectorial, que encara especialmente a vizcaínos y guipuzcoanos, aflora especialmente en estos procesos asamblearios, pero en esta ocasión la pérdida de peso nacionalista ha invitado -u obligado- a no airear demasiado las diferencias ni siquiera cuando Gipuzkoa ve amenazada su cuota de representación en el Euzkadi Buru Batzar en favor de Álava.
A esta controversia los guipuzcoanos solo han respondido por ahora defendiendo la vigencia del pacto no escrito que les otorgaría por peso dos burukides en la ejecutiva nacional, pero será esta semana cuando las negociaciones internas se intensifiquen para ver si el próximo sábado por la tarde, el momento en que los 71 delegados territoriales avalen por mayoría absoluta a los ocho miembros del EBB, se compruebe si las conversaciones han satisfecho o no los intereses del sector más próximo a Egibar. Lo contrario rompería probablemente el sosegado clima que ha protagonizado la renovación jeltzale y quebraría, en opinión de la dirección guipuzcoana, el equilibrio territorial que el PNV tiene en la actualidad.
La «concordia» que defiende, en el plano social, la ponencia política que los afiliados nacionalistas aprobarán el día 14 parece invitar también a la reflexión en el seno jeltzale, donde los insuficientes resultados electorales para retener instituciones como el Gobierno Vasco o, en los últimos meses, la Diputación de Gipuzkoa ha llevado a cuestionar la estrategia o las prioridades en el mensaje.
El PNV necesita, por tanto, y en eso se empeña, hacer piña para convencer a más ciudadanos de que se trata de un partido sólido y el «único» capaz de liderar la Euskadi futura, a tenor del «agotamiento» que los jeltzales ven en el gabinete de Patxi López tras tres años de mandato, su distancia cada vez mayor del PP vasco y «la parálisis» que advierten en la gestión de Bildu -que fue contestada rápidamente por la coalición-. El PNV quiere reforzar tras este proceso su posición como primer partido vasco y reivindicarse como elemento natural de la toma de decisiones importantes que afectan al País Vasco, como es la consolidación de la paz.
Diálogo con Rajoy
En este asunto, uno de los retos centrales de los próximos años, los jeltzales quieren actuar con discreción, tal y como recoge su documento político inicial y al que en la asamblea general, sobre todo en esta materia, incorporarán una batería de enmiendas para actualizar el mensaje tras el final definitivo de la actividad armada de ETA, el pasado 20 de octubre. Por eso, en sus primeros contactos con el nuevo Gobierno de Mariano Rajoy, en el debate de investidura y en las conversaciones telefónicas que han mantenido ambos líderes hasta ahora, el PNV ha planteado abiertamente su interés por participar en la hoja de ruta de la pacificación. La respuesta ha sido positiva. «Contamos con vosotros», le vino a decir el presidente al portavoz nacionalista en el Congreso, Josu Erkoreka, en la casi única pista que ha dado Rajoy hasta el momento sobre cuál será su gestión en este asunto central.
Los detalles de esa colaboración -en la que el Gobierno Vasco socialista también jugará su papel- comenzarán a concretarse en la reunión que el próximo mes mantendrán Urkullu y Rajoy -después de la del lehendakari-. Pero más allá del fin de la excepcionalidad penitenciaria con los presos de ETA o el acercamiento a prisiones vascas -dos de las reivindicaciones jeltzales-, el PNV quiere situarse también entre los primeros contactos a los que el PP recurra para hablar sobre reformas de corte socioeconómico para superar la crisis. «Nuestro modelo funciona», defienden los nacionalistas vascos en su documento estratégico.
Un «modelo PNV» basado en el progresivo autogobierno al que «no renunciamos» pero en el que, pese al cumplimiento casi íntegro del Estatuto de Gernika, tampoco se quieren detener. «Necesitamos ser cada día menos dependientes (del Estado español)», defienden los jeltzales, que tienen fijada la mirada en Europa y en los países situados en la máquina que tira del pesado tren de 27 vagones. «Necesitamos que el mundo redescubra Euskadi», proclaman. Pero para ello, «la prioridad» es convencer a los suyos. «Contar con el apoyo popular, social y político» necesario para poner fin al «desplazamiento institucional» que han sufrido tras las últimas citas electorales y «recuperar el liderazgo» del país, anhelan.
El candidato
Consolidar esa confianza ante el empuje de la izquierda abertzale y los dos bloques constitucionalistas, todavía asociados, será clave para el regreso del PNV a Ajuria Enea, cuyo posible habitante está aún por determinar. Será el siguiente gran debate al que se enfrenten los jeltzales antes del verano -una vez concluida la renovación de las ejecutivas territoriales-.
Un debate del que fuentes oficiales del partido descartan a estas horas a Iñigo Urkullu, cuya designación como lehendakari obligaría a repetir el proceso de elección de presidente del EBB que ahora concluye. Y para el que en los últimos meses suben y bajan en el ránking de popularidad diferentes nombres. Desde un Josu Erkoreka que prefiere centrarse por el momento en su labor como portavoz en el Congreso, a una Izaskun Bilbao, curtida en los últimos años en el Parlamento de Bruselas y alejada por tanto de la primera línea en Euskadi, pasando por el siempre en boga Juan José Ibarretxe, al que parte de la militancia añora y postularía como aspirante pese a su retiro a las aulas.
Todos ellos son nombres conocidos, fuertes dentro del partido y probablemente con el tirón suficiente para encarar unas elecciones autonómicas que auguran un duelo en la cumbre entre las fuerzas vascas. No queda mucho tiempo. Quizá en primavera del año que viene. O quizá antes. Los jeltzales aún no piden el adelanto a gritos, pero todo apunta a que lo harán conforme avance el año.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Horarios, consejos y precauciones necesarias para ver el eclipse del sábado
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
Favoritos de los suscriptores
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.