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ARANTXA ALDAZ aldaz@diariovasco.com
Domingo, 15 de enero 2012, 10:37
El Hospital Donostia arranca el 2012 con una noticia esperanzadora para las parejas guipuzcoanas con problemas para tener hijos. El centro sanitario estrena una unidad propia de reproducción asistida, que ofrece las técnicas de fecundación in vitro e ICSI (inyección intracitoplasmática de espermatozoides), más específicas que las inseminaciones artificiales que ya se venían practicando desde diciembre de 2005 y que a partir de ahora también se harán con semen de donante y no solo con el conyugal.
Dentro de la red pública, estos tratamientos avanzados, que ofrecen mayores probabilidades de éxito, solo se podían encontrar en el hospital vizcaíno de Cruces, convertido en un cuello de botella debido a una demanda creciente por el retraso en la edad de la maternidad. Un informe de Osakidetza presentado el pasado mes de junio en el Parlamento Vasco ponía negro sobre blanco la falta de medios en la red pública: «La oferta actual es insuficiente». Las cifras no dejaban lugar a dudas. Aunque el Hospital Donostia es el único en el que no hay que esperar para ser recibido por el especialista, para la aplicación de las técnicas de inseminación la demora es de casi un año. Si estos ciclos no llegaban a buen término -la tasa de embarazos ronda el 25%-, las parejas eran derivadas al Hospital de Cruces, el centro de referencia en Euskadi, donde tenían que esperar otro año para ser recibidas solo para la primera consulta y, alrededor de seis meses más, para iniciar los tratamientos de fecundación in vitro o ICSI. A la vista de este demoledor panorama, muchas parejas elegían el camino de las clínicas privadas para convertir en realidad su sueño de ser padres.
La puesta en marcha de la unidad evitará de inmediato los incómodos desplazamientos hasta el centro vizcaíno y acortará la larga espera, que no ayudaba al reloj biológico ya de por sí en contra. Pero además, se cumple una reivindicación histórica de las pacientes que venían solicitando que la sanidad pública mejorara esta prestación. La incorporación de estas avanzadas técnicas de reproducción a la cartera de servicios del Hospital Donostia se ha cocinado de forma silenciosa a lo largo de los últimos doce meses. Recién acreditados por Sanidad, la unidad ha echado oficialmente a andar este mes y la semana que viene empezarán a realizar las primeras punciones para las fecundaciones in vitro.
La jefa de Ginecología del centro sanitario, Arantza Lekuona, no puede ocultar la satisfacción por ver cumplido «un deber» pendiente para con las pacientes guipuzcoanas. «Es una buena noticia para la unidad de Ginecología, para el Hospital Donostia, para la sanidad pública vasca, pero fundamentalmente lo es para las pacientes que hasta ahora tenían que desplazarse a Cruces, con las dificultades que ello conlleva», reconoce.
300 mujeres 'rescatadas'
La puesta a punto del servicio requerirá de varias semanas más, pero las primeras pacientes ya están siendo atendidas. El servicio se ha habilitado en la segunda planta del edificio materno infantil, un área anteriormente reservada para la hospitalización y que actualmente alberga el hospital de día y la nueva unidad. El hecho mismo de contar con un espacio físico propio, como cualquier servicio sanitario, resuelve una de las quejas que incomodaban a los pacientes, que echaban en falta cierta privacidad.
El equipo sanitario está compuesto por dos ginecólogas, María José Iñarra y María Lure; una bióloga, Arantxa Guembe; una administrativa, dos enfermeras, una auxiliar de enfermería y un anestesista. Además, se mantiene la consulta de la especialidad para el estudio básico de reproducción, bajo la supervisión de los doctores Ramón Sarasola y Eugenio Basterrechea. La primera tarea ha consistido en 'rescatar' de la lista de espera de Cruces a las pacientes guipuzcoanas que aún no han iniciado tratamiento ni han sido citadas para la consulta. El servicio ha localizado una bolsa de alrededor de 300 mujeres que serán atendidas por orden de antigüedad. «En realidad, lo que hacemos es ofrecer lo que se venía ofreciendo en Cruces», resume Iñarra, un impulso público a la reproducción asistida, convertida en un problema sanitario que afecta a dos de cada diez parejas en edad fértil, según algunos estudios.
El aumento progresivo de la demanda se refleja en el número de consultas atendidas en la que era hasta ahora la única unidad de reproducción en la red pública vasca. En el Hospital de Cruces se atienden ya más de 20.000 consultas al año, el doble que hace una década. Aunque con medios materiales y humanos limitados, el esfuerzo sanitario para responder a la mayor demanda se tradujo en un incremento del número de ciclos (inseminaciones artificiales y fecundaciones in vitro) realizados, que han llegado a aumentar un 10% en un año, pero no lo suficiente como acortar la lista de espera.
A falta de los últimos datos para cerrar el balance de 2011, en el Hospital Donostia se practicaron alrededor de 350 inseminaciones artificiales, lo que no equivale al mismo número de pacientes, ya que cada mujer puede someterse a un máximo de cuatro ciclos. La tasa de embarazos rondó el 25%. La entrada en servicio de la unidad de reproducción asistida responde al empeño personal del equipo de Ginecología del Hospital Donostia y al compromiso público de Sanidad para ampliar el servicio y reducir así las listas de espera. El Servicio Vasco de Salud decidió invertir el año pasado 800.000 euros en ampliar los recursos humanos y asistenciales, en los que se incluye la nueva unidad del centro guipuzcoano. «El objetivo es que para 2013 haya que esperar menos de un año para iniciar los tratamientos», indica Arantza Lekuona.
«No esperamos un boom»
La apertura de la unidad en el Hospital Donostia no se traducirá «en un boom» en la demanda, añade la responsable de Ginecología, consciente de las expectativas que puede generar la noticia del estreno del servicio. «No tiene por qué haber grandes cambios, porque los criterios de inclusión y exclusión siguen siendo los mismos de antes».
Osakidetza, al igual que el resto de centros públicos estatales, limita a mujeres menores de 40 años el acceso a los tratamientos, ya que a partir de esa edad la capacidad reproductiva se reduce y aumentan los riesgos en el embarazo, por lo tanto, caen en picado las probabilidades de éxito de los tratamientos. El hospital trabaja ahora en un protocolo uniforme para que esas condiciones sean las mismas en todos los centros públicos vascos.
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