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Urkullu y Ortuzar, entre los ponentes de la asamblea general que el PNV celebra este fin de semana en el BEC, con Egibar y Aurrekoetxea a la izquierda. :: TELEPRESS
Gipuzkoa pierde cuota en un EBB volcado en recuperar el liderazgo en Euskadi
RENOVACIÓN DEL PNV

Gipuzkoa pierde cuota en un EBB volcado en recuperar el liderazgo en Euskadi

La nueva ejecutiva del PNV refuerza el poder de Urkullu, que hoy es reelegido presidente. El partido encara el reto de volver a Ajuria Enea para construir la nación vasca sobre una paz con memoria

AMAIA CHICO

Domingo, 15 de enero 2012, 10:19

Un renovado EBB a la medida de su presidente, Iñigo Urkullu, busca liderar el nuevo tiempo político y social tras el cese de la violencia de ETA, con el reto de lograr en el plazo de un año sustituir a un Gobierno Vasco socialista que en su opinión se ha quedado «sin propuestas». La sexta asamblea general del PNV que hoy cerrará el proceso de renovación con la reelección, a lo grande, de su presidente da paso a otro ciclo en la historia jeltzale donde la militancia está haciendo un esfuerzo por primar el proyecto sobre las personas, y por evitar, por tanto, publicitar disensiones internas ante la pérdida de fuerza del sector guipuzcoano en la ejecutiva nacional.

Finalmente, como se preveía, se cumplió la excepción de la norma no escrita, pero vigente durante muchos cónclaves, y será un único burukide guipuzcoano, Aitor Olaizola, el que forme parte del Euzkadi Buru Batzar junto a dos alaveses y cinco vizcaínos. Aunque los dirigentes de Gipuzkoa restan importancia a este resultado y apelan a la «voluntad decidida por los afiliados», lo cierto es que extraoficialmente se reconoce un desgaste en el consenso interno que presidió la anterior asamblea. La perenne lucha entre sensibilidades por mantener sus respectivos 'statu quo' -como lo define algún militante- permanece, aunque el partido busca, y necesita, salir de este congreso reforzado y lo suficientemente unido como para reconquistar el liderazgo en una Euskadi ahora más repartida que nunca entre las cuatro principales fuerzas políticas.

En ese nuevo tiempo, al que el PNV ha adecuado su proyecto político, social y económico, además de reformar sus estatutos internos, la consolidación de la «paz y la concordia» es una de las prioridades recogidas en el documento definitivo 'Euskadi, nación europea'. En las enmiendas aprobadas tras el debate de ayer por la mañana, los jeltzales actualizan su estrategia tras el anuncio de cese definitivo de la violencia de ETA y marcan como principio la construcción de una paz basada en «el reconocimiento del dolor ajeno y la reparación moral y material de todas las víctimas». Y advierten de que un relato sustentado «en intereses políticos, en el olvido o la desmemoria» de lo sucedido en tantos años de terrorismo, «solo conduciría» a establecer «bases erróneas para construir» el futuro.

El PNV, que recuerda a ETA que después de decidir el cese de su actividad «deberá certificar en breve su disolución», defiende la necesidad de avanzar hacia la «concordia» desde la «actitud ética» de toda la sociedad, un comportamiento que no supone la «victoria de ningún proyecto político sobre otro», en referencia implícita a una izquierda abertzale que se ha visto recompensada ampliamente en las últimas citas electorales.

A este sector político dirige también un mensaje: «Han dado un paso importante, pero tienen que dar más para su incorporación irreversible a la vía de la cultura democrática». Los jeltzales aseguran que ha sido el «rechazo claro y contundente» al terrorismo por parte de la sociedad, junto «a la acción policial y judicial y la coordinación internacional», los que han «forzado» a ETA a cesar sus atentados y «obligado» a la izquierda abertzale a apostar por las vías exclusivamente políticas.

Una vez constatado este cambio y advertido que la de ETA no ha sido la única violencia, los jeltzales instan a «profundizar» en él, mediante «una pedagogía de la convivencia democrática» y una «interiorización de los valores» a la que llaman también a «la democracia española», con el objetivo de que todos los proyectos políticos «puedan tener plasmación real».

Comienza en este punto la «oportunidad» para que Euskadi «dé un salto cualitativo» en la construcción nacional, donde el PNV quiere «constituirse en el instrumento central». Los jeltzales reivindican su «rigor y responsabilidad» durante décadas al frente de las principales instituciones vascas y se proponen recuperar «el peso específico perdido» en el actual «mapa multicolor» para llevar al país hacia los objetivos principales: recuperar Ajuria Enea y avanzar en el reconocimiento del derecho a decidir del pueblo vasco.

«Pinza» contra los jeltzales

Los jeltzales piensan ya en la carrera hacia la Lehendakaritza, que Patxi López no tiene intención de adelantar. Una carrera que se augura disputada, a tenor, tal y como asevera la ponencia, de la «pinza» a la que se ven sometidos por el bloque constitucionalista de un lado y una izquierda abertzale que ha emergido con fuerza y «quiere a sustituir al PNV», en el otro. Ante este escenario y «el estrepitoso fracaso» del PSE en Lakua, el partido nacionalista echa mano de currículum e insta a recuperar el liderazgo mediante «trabajo serio y constante y nuevas propuestas», lo que considera sus mejores cartas de presentación ante los ciudadanos vascos.

La escenificación de fuerza que hoy, en la reelección de Iñigo Urkullu como presidente, exhibirá el PNV en el BEC -con 5.500 simpatizantes en el público- puede interpretarse como la antesala de lo que se vivirá en la campaña de las autonómicas. Pero aún queda tiempo para eso. Primero los jeltzales tienen que acometer la renovación de sus direcciones territoriales y elegir a un candidato con la suficiente presencia y solvencia para encumbrar de nuevo a los nacionalistas al Gobierno Vasco del que el PSE y el PP, «en un cálculo político», les desalojó hace tres años.

El GBB, para marzo

Los nombres para optar a ese cargo -incluido el de Urkullu- siguen bailando en el extenso campo de la rumorología, al igual que los candidatos a encabezar el Gipuzko y el Araba Buru Batzar -en Bizkaia repetirá Andoni Ortuzar-. En el caso guipuzcoano, Joseba Egibar no ha desvelado si se presentará a la reelección en el proceso que debe comenzar de forma casi inmediata si pretende, como así parece, concluir en marzo. Pero, a la espera de esa clarificación, lo evidente es el interés que despertarán ambas renovaciones, cada una con sus peculiaridades, en este momento. El proceso nacional ha minado cuando menos la visibilidad del sector más próximo a Egibar, encuadrado en una línea más soberanista, en el conjunto del partido. Y ese resultado, fruto de la falta de consenso previo al inicio del debate entre la militancia, invita a pensar en un intento de reforzar la fuerza de esta sensibilidad, por lo menos en Gipuzkoa.

La bandera de «ideas por encima de personas» que enarbolan en este momento todos los máximos dirigentes es comprensible en el nuevo contexto al que el PNV intenta adaptar, lo antes posible y sin distracciones, su proyecto político y socioeconómico. El objetivo, fechado en 2015, es superar el actual marco jurídico-político, mediante una política basada «en la cultura del acuerdo y el respeto a todos los derechos humanos».

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