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«Esto es inhumano, no podemos vivir así»
SUCESOS

«Esto es inhumano, no podemos vivir así»

Un matrimonio denuncia al centro de acogida de menores de la Diputación en Zizurkil

ELISA BELAUNTZARAN

Martes, 17 de enero 2012, 10:54

Mercedes está cansada, derrotada. «Ya no podemos seguir viviendo así, esto es inhumano», explica. Desde hace cinco años 'comparte' una villa bifamiliar con un centro foral de acogida de menores. «Compartimos pared con pared tres habitaciones y baños con el adosado del centro de menores, y esto ya no es vida» asegura esta vecina de Zizurkil. «Los ruidos son continuos durante las veinticuatro horas del día. De noche incluso son mayores. Y no es que se escuchen más o mejor por el silencio, es que son más intensos. De hecho, hace un tiempo la Diputación realizó obras de aislamiento en toda la casa, y seguimos igual. Esto es un sinvivir, los ruidos, los golpes en las paredes..., es insoportable. Algunos días no podemos ni conciliar el sueño», relata.

Mercedes tiene 70 años, vive con su marido, que sufre una enfermedad mental, en una casa bifamiliar que acoge otra vivienda propiedad de la Diputación, destinada a la acogida de menores. «No podemos aguantar más el comportamiento de los chicos. Han puesto en peligro nuestra propia salud e integridad física, así como la suya, en repetidas ocasiones. Hay denuncias en la comisaría de la Ertzaintza y en el Ayuntamiento de Zizurkil que lo demuestran», señala.

Recopila un buen número de denuncias y quejas que ha presentado en el Ayuntamiento de Zizurkil y en el registro civil de la Diputación de Gipuzkoa. Se ha reunido ya cuatro veces con responsables del consistorio zizurkildarra, en una ocasión con el Ararteko, y en otras cuatro con técnicos de la Diputación. Pese a las reuniones, asegura que «los políticos o las personas con poder de decisión en la Diputación no han querido escucharnos nunca».

En 2009, en uno de los escritos que registró, se hacía constar su ruego: «Que esta Diputación dé una solución a los problemas que la casa de acogida de Zizurkil provoca en nosotros y en nuestra salud». Entretanto, Mercedes solicita que «si la Diputación tiene la custodia de los menores y debe cuidarlos, también es responsable de que los niños no causen daños a terceros». Lo que reclama Mercedes es que «ejerzan su responsabilidad».

Fuego en el balcón

También ha realizado cientos de llamadas telefónicas. Una vez más, sin resultado: «Una persona escuchaba nuestras quejas y finalizaba la conversación diciendo que no estaba en su mano poder cambiar la situación. Todo para nada».

Entre la desazón y el rechazo, el relato de la mujer por los episodios sufridos no cesa. «En cierta ocasión arrojaron un montón de desperdicios a nuestro balcón y les prendieron fuego. Eso también está denunciado. Era de noche y los monitores no avisaron a la Ertzaintza. Al día siguiente, a las 7 de la mañana, unos agentes me dijeron que los chavales estaban durmiendo y que hablarían con ellos más tarde».

Mercedes no se resigna. «Ya sé que la Ertzaintza poco puede hacer, ya que es competencia de la Guardia Municipal atender este tipo de incidentes, pero en Zizurkil no hay guardias ni de noche ni los fines de semana. Entonces ¿a quién acudimos?» repite. Tras muchos intentos por hablar con los responsables del centro, Mercedes quiere una solución. «Nuestro objetivo después de lo que hemos pasado es que cierren el centro. Mientras tanto, queremos que alguien escuche nuestra situación porque hasta ahora nadie nos ha dado una solución. Hablamos con personas que no tienen ningún poder de decisión, son un muro de contención a nuestras quejas, y al final quedan en el olvido» asegura.

«Hemos hablado con los responsables del Ayuntamiento de Zizurkil, he escrito muchas cartas con el alma en un puño al Ararteko, a representantes de la Diputación... nadie me ha ayudado» repite. «¿Qué tiene que pasar para que escuchen nuestras peticiones? ¿Una desgracia? He visto cómo una de las chavalas que permanecen internas ha saltado desde el balcón del centro al de mi casa, de un piso a otro, poniendo en peligro su vida. Hemos avisado nosotros mismos a la Ertzaintza de un intento de suicidio y gracias a nuestra llamada, llegaron a tiempo y la salvaron. Son cosas muy graves. Esta es una situación inhumana para todos».

Ropa por la ventana

El último incidente ocurrió la víspera de Reyes. «Se dedicaron a lanzar ropa y diferentes objetos por las ventanas. No salió nadie herido pero la tensión que tenemos que aguantar cada vez que pasa algo así es insoportable», reconoce Mercedes.

Escuchar su testimonio es compartir mucho sufrimiento e impotencia. «Yo tengo a estos jóvenes obligatoriamente al lado porque así lo decidió la Diputación. Nadie nos avisó a los vecinos. Todo respondió a intereses personales y políticos tras el cierre del centro de Tolosa. Allí se originaron muchos problemas, hubo muchas protestas y los vecinos consiguieron que se cerrara el centro. Y era una casa que estaba aislada, no pared con pared con una vivienda. Durante año y medio nos tuvieron engañados. Tuvimos varias reuniones para informarnos sobre el tema y nos decían que en el centro iban a estar internados sin ningún problema de integración. Eso no es verdad. Ellos mismos lo han reconocido en los informes que nos han remitido. Son públicos y se pueden ver».

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