Desolación en una familia de Lasarte al prescribir el accidente que mató a su hija

Confiaban en que la Justicia les diera la razón, pero lo que han recibido ha sido una «bofetada». El Juzgado de Instrucción número 4 de León ha resuelto declarar prescrita la acusación de homicidio imprudente que recaía sobre un automovilista de 24 años que fue juzgado en la capital castellana por provocar un accidente de tráfico en 2007 en el que perdieron la vida dos jóvenes, una de ellas residente en Lasarte-Oria. Las víctimas viajaban en el mismo vehículo que el acusado.

La Fiscalía solicitó una condena para el chófer de un año de retirada del carné de conducir y multa de 600 euros, mientras el letrado de los padres de la lasartearra Ana Isabel Buiza pidió un año sin permiso de conducir y multa de 1.200 euros.

La sentencia, sin embargo, da la razón a la representación del acusado al considerar que los hechos habían prescrito y en consecuencia declara extinguida «la responsabilidad criminal» del conductor.

La resolución judicial, dictada por la magistrada María Teresa de la Peña, sostiene que, tras una apelación, los autos permanecieron en la Audiencia de León más de nueve meses «sin actividad judicial alguna, por lo que es evidente que desde entonces los hechos estaban prescritos».

El siniestro que ha dado lugar a este procedimiento ocurrió el 10 de septiembre del 2007 cuando el vehículo Renault Megane, conducido por el acusado y en el que viajaban cinco jóvenes, se salió de la calzada de la autovía A-231, a la altura de la localidad leonesa de Mansilla de las Mulas y dio varias vueltas de campana. A resultas del siniestro fallecieron Ana Isabel Buiza, de 22 años, y una amiga suya, Sara González Castrillo, de 18. Una tercera joven de 20 años sufrió paraplejia y el conductor y un amigo de nacionalidad búlgara de 25 años resultaron heridos. Aquella noche, la joven lasartearra salió a celebrar el cumpleaños de su amiga Sara.

«Cuatro años para nada»

Los padres de Ana Isabel Buiza promovieron la denuncia contra el conductor que la semana pasada se sentó en el banquillo de los acusados. Durante su declaración, el conductor reconoció que tomó la curva a unos 140 kilómetros por hora. El inculpado admitió que no había visto el cartel que limitaba la velocidad a 80 kilómetros por hora. Explicó también que el Renault que conducía tenía 200 caballos de potencia y que conocía el lugar donde se produjo el siniestro ya que había pasado por él varias veces.

Los padres de Buiza, que residen a caballo entre Sahelices del Río (León) y Lasarte-Oria, recibieron durante el juicio el apoyo de la delegada de Stop Accidentes en el País Vasco, Rosa María Trinidad, así como de una psicóloga y de dos matrimonios de la organización que perdieron a sus hijos en accidentes.

Tras conocer el fallo, la madre de Ana Isabel Buiza afirma que «estos cuatro años de lucha no han servido para nada. Mi corazón está destrozado en millones de pedazos». Durante el proceso, la familia ha sostenido que durante el recorrido en el coche, el conductor llegó alcanzar los 240 kilómetros hora en algún momento. «Mi niña le pidió que bajara la velocidad, pero no hizo ni caso. Luego, la otra amiga se lo reclamó también y no atendió sus requerimientos. Sara, la niña fallecida junto a mi hija, llegó a decirle que por favor se detuviera que iban a bajar del coche y que llamarían a un taxi. De tanto insistir, el conductor redujo la marcha, pero no mucho. Cuando llegaron al desvío de Mansilla de las Mulas se incorporó a la Nacional. En el lugar hay una señal que limita la velocidad a 80, pero el conductor entró, según el atestado, a 180», explicó la madre.

La progenitora relató que poco antes del accidente, su hija recibió una llamada de un amigo de Monforte de Lemos, «a quien le contó que iban asustadas y le dijo 'éste nos estrella, no llegamos a León'. Cinco minutos después vino la tragedia».

La sentencia dictada ahora puede ser recurrida.