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ANTTON IPARRAGUIRRE aiparraguirre@diariovasco.com
Sábado, 21 de enero 2012, 21:32
«Algún día los gobiernos francés y español tendrán que hablar con ETA». Así de rotundo se manifiesta François Maitia (Ispoure, 1952), vicepresidente del Consejo Regional de Aquitania y dirigente del Partido Socialista francés en su línea más vasquista. Nombrado Caballero de la Legión de Honor en 2001, desde los diversos cargos públicos que ha desempeñado siempre se ha destacado por su defensa de la cultura vasca y del euskera en Iparralde. «En el Consejo Regional de Aquitania solo dos personas somos vascoparlantes», afirma orgulloso de sus raíces.
-¿Qué sintió cuando conoció el comunicado de ETA en el que anunciaba el cese de su actividad armada, el pasado 20 de octubre?
-Para mí supuso una gran satisfacción. Lo primero que pensé es que por fin se acababan cincuenta años de lucha armada, desgraciadamente con muchos muertos y también consecuencias, como son las víctimas o los presos, principalmente. Tras el atentado de Barajas, en 2006, ya manifesté públicamente que lo mejor que podía hacer ETA era el silencio y decir que estaba dispuesto a caminar hacia la paz.
-En 2004 aseguró que la victoria electoral de Zapatero era una oportunidad histórica para encarrilar el problema vasco. ¿Le ha apenado que no haya logrado la desaparición de ETA durante su mandato?
-Sí. Me ha dado mucha pena, confiaba en que lo lograra. Pero ETA ha cesado su lucha armada en la legislatura de Zapatero, y no ha esperado a que pasaran las elecciones generales.
-¿Por qué cree que ha decidido ETA cesar su actividad?
-Las cosas han cambiado desde los años 60, tanto desde el punto de vista de la convivencia como de las instituciones. ETA también ha evolucionado y ha hecho una reflexión, ayudada por la izquierda abertzale. Ha visto que la lucha armada no sirve para nada, solo para provocar sufrimiento, incluso a sus presos. Además, ha sentido un desprecio cada vez mayor por parte de la sociedad vasca. También influyó el atentado islamista del 11-M en Madrid, que mostró la imagen más sucia del terrorismo, e hizo ver de forma aún más clara que en Europa no puede existir una lucha armada.
-¿Cómo valora la detención de tres presuntos etarras la pasada semana en Francia?
-Sólo conozco lo que he leído en la prensa, como por ejemplo que tenían en su poder armas y material para fabricar explosivos. Esto me parece muy preocupante porque no corresponde con un cese definitivo de la actividad armada. Estas detenciones demuestran que la vigilancia policial en Francia tiene que seguir, pero tampoco quiero perder la esperanza. Confío en que pronto tengamos señales de que las cosas van avanzando por el camino de la paz.
-¿Qué pasos se deberían dar para llegar a un escenario de pacificación y normalización?
-Ahora se abre un camino estrecho. Algún día tendrán que hablar los gobiernos francés y español con ETA. Entramos en la fase de la gestión de las impaciencias. Hay todo un paquete que depende de los Estados y los etarras relacionado sobre todo con los presos y las armas. Asimismo, existe un debate político en la sociedad vasca, con algunos partidos que abogan por la independencia y otros la rechazan.
-¿Cuál debería ser en su opinión la actitud de Francia?
-La posición que yo he conocido siempre, desde la doctrina francesa, es que el tema de ETA es una cuestión que toca sobre todo a España, y que cuando ésta nos pida algo haremos lo que podamos, con toda solidaridad entre las democracias, pero primero que se arregle el asunto en España. Con todo, me parecería importante que el presidente Sarkozy empezara a acercar a los presos de ETA a sus familiares. Aunque es cierto que en el País Vasco francés no hay centros penitenciarios, sería una señal positiva desde el Estado francés en favor de un proceso de paz en Euskadi.
-También ha hecho usted una petición expresa al candidato de su partido a la presidencia de Francia, François Hollande.
-Sí. Le entregué en mano una carta manifestándole que en su campaña electoral en los Pirineos Atlánticos, y sobre todo en Bayona y Pau, probablemente los periodistas le preguntarían sobre el tema de ETA, la demanda que hay aquí de un reconocimiento territorial y la aprobación de una ley para que Francia ratifique la Carta Europea de las Lenguas Minoritarias. Me ha respondido, verbalmente, que sobre el último punto no hay ningún problema, y en relación con los otros dos me ha pedido asesoramiento. Para Hollande, el problema vasco no es una preocupación primordial, pero es consciente de que en una parte geográficamente pequeña del territorio francés existe una inquietud.
-¿Qué pasos debería dar en su opinión el Estado español?
-No quiero interferir en los posicionamientos del Estado español, pero una medida oportuna antes de que se pongan a hablar el Gobierno español y ETA sería la modificación de la jurisprudencia española en relación con los presos. Se debería poner fin a la doctrina Parot, que posibilita a la Justicia mantener en prisión a los reclusos que ya han cumplido la pena y que podrían salir en libertad, y permitir el acercamiento de los reclusos de ETA a sus familiares, con el traslado a cárceles del País Vasco. No sé si de todos los reclusos, pero sí al menos de algunos.
-Sectores políticos vascos demandan al Gobierno español que acelere los cambios en materia penitenciaria ¿Qué opina?
-Todo esto es una cuestión de confianza, y cuando se rompe ésta se necesita un largo tiempo para reanudar las relaciones. Hay una opinión vasca que tiene la idea de que ETA ha cesado su actividad armada definitivamente y, por tanto, los gobiernos francés y español tienen que dar respuestas cuanto antes para que todo esto se acabe rápidamente. Las cosas no se hacen así. Hay que dar tiempo a los procesos de paz. Las impaciencias son malas. Asimismo, es verdad que ETA está vencida, pero no me parece oportuno hablar ahora de vencedores y vencidos. Eso lo harán algún día los historiadores.
-¿Ha sido usted mediador entre ETA y el Gobierno?
-No. Nunca. Jamás. Digamos que he sido cartero, pero eso no significa haber sido mediador. Algunas veces me han preguntado los periodistas sobre este tema, y siempre les he respondido eso. En línea con lo dicho antes, no me parece que ahora pueda interesar este asunto a los informadores, quizá algún día a los historiadores les interese algún dato.
-Le he formulado esa pregunta porque el presidente del PSE, Jesús Eguiguren, le menciona en su último libro 'ETA. Las claves de la paz. Confesiones del negociador'.
-Soy amigo de Eguiguren desde hace muchos años, y es cierto, como escribe en su libro, que el verano de 2004 le entregué una carta de ETA dirigida al Gobierno español que me llegó a mí de manos de un sacerdote, cuyo nombre no voy a desvelar ahora. También es verdad que me pidió ayuda para entrar en contacto con el cardenal Roger Etchegaray, al que conozco desde hace muchos años por ser natural de la localidad vascofrancesa de Espelette. Eguiguren incluso me propuso viajar al Vaticano, pero desgraciadamente tenía unos compromisos ineludibles y no pude hacerlo. Además, tenía dudas porque entrar en estos pasos negociadores era meterme de lleno y no sé si podría salir luego.
-¿Qué opina de las críticas que ha recibido Eguiguren, incluso desde dentro de su propio partido, por ir más rápido que otros agentes políticos en los ritmos dentro del camino de la paz?
-Lo que Jesús Eguiguren había previsto en su hoja de ruta para llegar a la situación de ahora, al igual que en las discusiones de Ginebra y Oslo, durante el proceso de paz frustrado por el atentado de Barajas en 2006, me parece oportuno para salir de todo esto. Me apena ver los ataques que ha recibido, es verdad que también por parte de sus compañeros, pero lo importante es que se trata de un político muy respetado dentro de su formación.
-¿Mantiene una buena relación con la izquierda abertzale?
-Sí, pero también he mantenido desde hace muchos años estrechas relaciones con socialistas vascos como Ramón Jáuregui, Txiki Benegas y Egiguren, como ya he dicho, y con dirigentes del PNV como el exlehendakari Juan José Ibarretxe.
-¿Qué valoración hace del hecho de que Batasuna sea legal en Francia, pero no en España?
-En Francia no tenemos una ley de partidos y nadie se imagina que se ilegalice una formación, pero yo entiendo que la situación no ha sido jamás la misma aquí que en España. Sobre la legalización de Batasuna, una vez que la lucha armada ha terminado los partidos pueden hablar, discutir o polemizar con toda tranquilidad y libertad. Por tanto, Sortu tenía que estar ya legalizado.
-¿Qué opina del hecho de que el exportavoz de Batasuna Arnaldo Otegi se encuentre en prisión?
-Solo he coincidido con él una vez, en presencia de Eguiguren. Mantuvimos una charla distendida. Él quería conocerme y me preguntó por la postura francesa. Yo le dije que Francia hace la guerra por un solo ciudadano. Otegi ha sido muy importante en la evolución que ha tenido la izquierda abrertzale en los últimos años. Además, tiene un gran prestigio en el mundo vasco y en este periodo la izquierda abertzale necesita tener a alguien así, una persona que puede ser escuchada, ve con ilusión la nueva etapa y capacidad para mover a su gente. Otegi facilitó las cosas y en los últimos años ha visto que la lucha armada no podía ir a nada, y que la gran cuestión era salir de esto sin abandonar su perspectiva a favor de la independencia de Euskadi. Él opina que llegará el momento en el que todos los partidos hablarán sobre la independencia. Es un debate y hay que participar en él con tranquilidad. Lo más importante es que el proceso sea realmente entre los partidos y se lleguen a compromisos. Al final, la sociedad vasca deberá consensuar o aceptar una salida definitiva, un arreglo final a todo esto.
-¿Respalda la labor del Grupo Internacional de Contacto que lidera el abogado sudafricano Brian Currin?
-Por supuesto. Yo confío en la colaboración internacional. El grupo de Currin debe hablar con todas las partes y marcar el camino y los tiempos. Quiero destacar a uno de sus miembros, el exministro de Interior francés Pierre Joxe, en el que tengo una confianza absoluta.
-El Gobierno español mantiene su rechazo a reunirse con ellos.
-Ya lo sé. Pero estoy seguro de que en algún momento los gobiernos hablarán con el grupo de Currin.
-Usted apoyó la conferencia internacional de Aiete
-Sí. Estaba invitado al acto, pero no pude acudir por una reunión importantísima en el Consejo Regional de Aquitania.
-¿También apoya a la Comisión Internacional de Verificación?
-Insisto en que algún día habrá que hablar del desarme y de la entrega de las armas. Si la lucha armada ha acabado no sirven para nada y en un momento habrá que hacerlas desaparecer. A continuación, una vez que se haya producido el diálogo y se haya resuelto el tema de las consecuencias de la lucha armada, ETA no tiene nada más que hacer. Tiene que dejar a los políticos lo que toca a los políticos y no intentar tutelar el proceso democrático de evolución de Euskadi. Eso se hará primero con las elecciones dentro del marco jurídico vigente, y se deberá dar una evolución del marco jurídico e institucional de Euskadi.
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