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Agentes franceses trasladan a un etarra a París desde el aeropuerto de Biarritz. :: JAVIER ETXEZARRETA / EFE
Francia plantea la repatriación a los presos
POLÍTICA PENITENCIARIA

Francia plantea la repatriación a los presos

La Justicia gala propone cumplir la condena en España a los reclusos de ETA que han pedido el acercamiento al País Vasco

FERNANDO ITURRIBARRÍA

Domingo, 22 de enero 2012, 03:27

Las autoridades judiciales francesas han comunicado de forma oficial a varios presos de ETA que pueden cumplir en cárceles españolas las condenas a penas privativas de libertad impuestas por los tribunales galos. El mensaje, enviado por escrito a por los menos una veintena de reclusos, es la respuesta reciente de París a la exigencia de acercamiento al País Vasco reivindicado también a este lado de la frontera por el denominado Colectivo de Presos Políticos Vascos (EPPK, en sus siglas en euskera).

La campaña de cartas del EPPK a las administraciones penitenciarias ha encontrado eco en París en la figura del Juez de Aplicación de Penas, magistrado único en materia antiterrorista con jurisdicción en todo el territorio francés. Este homólogo del Juzgado de Vigilancia Central de la Audiencia Nacional ha recibido en las últimas semanas una veintena larga de misivas de presos ya condenados que reclaman su acercamiento al País Vasco.

El destinatario, al constatar la ciudadanía española de los remitentes e interpretar que se referían al País Vasco español donde están domiciliados sus familiares, les recordó que podían terminar de cumplir las penas francesas en España en virtud de las normas internacionales. Las cartas de contestación individualizadas invitan al corresponsal a dirigirse al servicio competente del Ministerio de Justicia para la información y gestión de los correspondientes traslados, según ha podido saber este periódico en medios judiciales de París.

De hecho, esta vía atípica de repatriación no es novedosa pues fue abierta a partir de 2005 por iniciativa particular de un reducido grupo de presos etarras, algunos de gran peso específico en su colectivo. Ese núcleo pionero está encabezado por Juan Carlos Iglesias Chouza, 'Gadafi', antiguo responsable logístico, y Xabier García Gaztelu, 'Txapote', exjefe del aparato militar, que solicitaron finalizar las condenas en España donde lograron compartir cárcel con sus parejas presas. También fueron entregados a petición propia Julia Moreno Makuso, 'Bombi'; Manex Zubiaga Bravo, 'Gaba', y Asier Arzalluz Goñi, 'Sendoa'. Se da la circunstancia de que todos ellos habían conocido en persona el régimen penitenciario español, ya que fueron objeto previamente de sendas entregas temporales.

Los traspasos planteados por París en la primera respuesta oficial a las reivindicaciones del EPPK se amparan en el Convenio Europeo sobre Traslado de Personas Condenadas, hecho en Estrasburgo el día 21 de marzo de 1983 y ratificado dos años después por los estados español y francés. La solicitud debe ser aprobada por el Ministerio de Justicia francés y recibir finalmente el visto bueno del Consejo de Ministros español, trámites que no ofrecieron dificultades en los precedentes citados.

La idea de pasar al otro lado de la frontera la patata caliente del acercamiento de presos no funciona, obviamente, con la minoría reclusa de ciudadanía francesa. El único establecimiento penitenciario radicado en el País Vasco francés es la cárcel de Bayona, que fue puesta en servicio en 1891. Con 75 plazas, presenta el inconveniente de estar destinada a presos preventivos que, en principio, deben permanecer a mano de los juzgados antiterroristas, centralizados en París.

La liberación condicional sí es una opción para los presos de ciudadanía francesa pues los demás suelen tener prohibida la estancia en territorio galo, lo que implica su expulsión a España al cumplir condena. Pero en la práctica impera una suerte de 'doctrina Parot' a la francesa instaurada en torno al caso de Ion Kepa Parot. Condenado a cadena perpetua por pertenencia al comando itinerante Argala, el hermano mayor de Unai Parot -preso en España- ha visto rechazada por dos veces su petición de libertad condicional.

Los tribunales han dictaminado que no mostró signos de arrepentimiento, no renegó de la causa vasca ni rompió relaciones con el movimiento independentista violento. «El hecho de prolongar una pena sin que tenga fecha límite es insoportable humanamente hablando», denunció en su día su hermana Ursoa, militante de Etxerat.

Otros dos presos de ETA, también con pasaporte francés, cumplen penas de reclusión criminal a perpetuidad. Se trata de Jakes Esnal y de Frédéric Aranburu, que formaron con los hermanos Unai y Ion Parot la célula más mortífera en el historial de ETA. Los 21 atentados cometidos en España entre 1978 y 1989 causaron 38 muertos, en su mayoría militares y guardias civiles, y más de 200 heridos.

Razones de salud

Su eventual liberación condicional deberá ser sometida al novedoso Centro Nacional de Evaluación para determinar el riesgo de reincidencia, el proyecto de reinserción social y las garantías de reparación a las víctimas.

Más fáciles resultan en Francia las excarcelaciones por razones de salud como muestra el caso de Jon Iurrebaso. El interlocutor de ETA en las conversaciones con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero fue excarcelado y confinado cerca de París en setiembre de 2010 por la jueza instructora Laurence Le Vert a la vista de sus graves problemas cardiovasculares. Tras ser condenado a cinco años de prisión el pasado setiembre y a la espera del examen del recurso fiscal a la sentencia, sigue en libertad bajo un control judicial que le ha permitido instalarse en la localidad fronteriza de Hendaya, donde fue objeto de un recibimiento público el 18 de diciembre último.

En cuanto a las redenciones de pena, en Francia son automáticas y se descuentan del orden de tres meses por año salvo castigos por mala conducta. Están exentos los denominados 'períodos de seguridad' durante los cuales el condenado tampoco puede disfrutar de beneficios penitenciarios como permisos de salida, tercer grado o liberación condicional.

Este castigo accesorio, enfocado al cumplimiento íntegro de una parte sustancial de la pena, últimamente es pronunciado a menudo contra los procesados de ETA por los tribunales especiales antiterroristas de París. Este rasgo de severidad creciente va en consonancia con la tendencia a la mano dura de los jueces franceses con los etarras, una dinámica que no se ha quebrado con el anuncio oficial de cese definitivo de la actividad armada del pasado 20 de octubre.

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