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Historiadora. La gasteiztarra Elena López Aguirre, biógrafa de la música vasca. :: JOSU ONANDIA
«Mi ansia es encontrar nuestras referencias musicales»
Elena López Aguirre, Autora de 'Historia del rock vasco'

«Mi ansia es encontrar nuestras referencias musicales»

La periodista gasteiztarra Elena López Aguirre, que fue guitarra de los tropicales Potato, se ha empeñado en escribir la historia musical vasca.

IÑAKI ZARATA

Lunes, 23 de enero 2012, 09:39

La periodista gasteiztarra Elena López Aguirre, que fue guitarra de los tropicales Potato, se ha empeñado en escribir la historia musical vasca. Elaboró en su día 'Del txistu a la Telecaster' y su reciente 'Historia del Rock vasco', es una enciclopedia sobre las correrías musicales de este país. También tiene en su haber una historia sobre el grupo Hertzainak y otra sobre sus propios Potato.

-Vaya tocho se ha marcado.

-Pues podía pesar más. No quería hacerlo en papel satinado para bajar el granaje al mínimo, hasta que las fotos no se traslucieran. Tocho, pero espero que con cintura.

-Escribió en 1996 'Del txistu a la Telecaster. Historia del rock vasco'. ¿Por qué una nueva 'Historia'?

-En realidad no tenía tantas ganas de este libro sino de otro sobre el tango, la copla, de los que tengo los borradores. Esta historia surgió como una propuesta que me hicieron hace tiempo. Luego, en 2006, dimos unos cursos del Ayuntamiento de Vitoria sobre música popular y quedaba claro que el primer libro no funcionaba para sacar apuntes. Estructuré el curso en 30 capítulos y ahí estuvo el germen del libro.

-Y se enfrascó en ese vértigo de datos que refleja la obra.

-Surgió una propuesta, me estuvieron insistiendo y yo lo iba haciendo y dejando hasta que fue tomando cuerpo y forma. Me ayudó el dejar de fumar, necesitaba tener algo en la cabeza y para entretenerme. Hablé con los responsables de Artium y adquirí el compromiso.

-El cambio es radical entre ambas obras, de un análisis subjetivo y liviano a un tratado a fondo.

-Totalmente. Quería hacer lo contrario: algo objetivo, histórico, completo, no arbitrario.

-Parece enciclopédico, de consulta, no dirigido al gran público.

-Como se suele decir, he escrito el libro que me hubiera gustado leer. Recuerdo las enciclopedias de Jordi Serra y Fabra. Estaban bien, eran imaginativas. Pero mirabas referencias y ponía «en Italia, la Premiata Forneria Marconi, en Holanda Focus...» ¿Y en España? Ni mención. Es como si hubiera un gran complejo de inferioridad: lo nuestro no vale. Mi ansia es encontrar y transcribir nuestras referencias musicales propias. Con las referencias exteriores que hagan falta, claro, no somos una isla.

-El rock es colorido, estética, foto, pero esta historia es austera,con fotos en blanco y negro.

-Pero esos son libros de cromos. Podíamos habernos ido a un estética más fanzinera, pero no era eso. Quizás si fuera una historia del punk, del rock radical, de Eskorbuto... Queríamos algo más serio, aunque ahí está el guiño del dibujo de las guardas o interior de las portadas. No serio de tonto, como dicen en el libro los Kontuz Hi! de los músicos de aquí: «¡muermos, que sois unos palizas!».

-Una filosofía muy defendida por 'El Drogas', amigo de Kontuz Hi!, que se quejaba de ser un saltimbanqui a quien tomaban en serio.

-Bueno, ni una cosa ni la otra: ni los músicos son payasos ni tienen por qué ser santones. Y los libros de música no tienen por qué ser profusamente ilustrados. Ya ha habido suficientes revistas musicales como para niños. Yo me he tirado más a los libros porque te da más campo para decir lo que te da la gana.

-¿Qué hay de propio en el rock vasco, aparte del euskera?

-Quizás algún ritmo, como el zor-tziko. El estudioso Wilhelm Humboldt dijo que la canción nacional vasca es el zortziko, pero hay gente que dice que no es específicamente vasco. Hay un viaje constante de ritmos e influencias. Todo tiene un acento propio, pero en un mundo tan globalizado se queda casi en la lengua y en el contexto concreto del que se habla.

-La música amansa las fieras, pero no a los humanos. ¿Por qué cada nueva oleada sociomusical desprecia a la anterior: cantautores politizados a los conjuntos 'comerciales', grupos de rock a los cantautores y grupos de verbena, tendencias y tribus musicales enfrentadas a otras.?

-Es propio de la juventud. Se de alguno que en los 80 ponía a parir a Benito Lertxundi y ahora escribe alabándolo. Es lo de matar metafóricamente al padre, cortar el cordón umbilical. Luego te haces mayor, te das cuenta que te pareces a él y te arrepientes. Lo malo es cuando una infraestructura que se ha creado con mucho esfuerzo desaparece. Ez Dok Amairu empezaron con dos bombillas y si pedían cuatro focos les llamaban burgueses. Los conjuntos hicieron una infraestructura, pero las discotecas los hundieron. Algunos se reciclaron en la verbena y fueron base para posteriores grupos de rock. Potato salió de Drakkar, que venían de la verbena y fueron empresa de sonorización. Hay un hilo conductor, nada sucede por accidente y la información y la historia nos sirven para conocer esos procesos creativos.

-Leyendo su relato, ¿parece señalar que nos miramos demasiado el ombligo? ¿La escena rockera vasca peca de autocomplaciente?

-Sobre la escena vasca se ha dicho de todo. En la época de Ez Dok Amairu, Víctor Claudín ya hablaba de endogamia y de celebración cerrada de la recuperación de nuestras libertades. Ruper Ordorika decía años más tarde que le parecía increíble que nuestras instituciones no hubieran hecho más para que la música saliera fuera. Ha habido un muro político contra la música que se ha hecho en euskera. A Itoiz le quisieron fichar en Madrid, pero si cantaban en castellano. Y sí que ha habido un prurito aquí de «pasamos de vosotros, nos arreglamos solos».

-Es curioso que gente castellanoparlante especializada en rock inglés diga de un creador euskaldun: «otro empeñado en que no le entendamos».

-Se identifica la lengua con una opción política y es la gran ceremonia de la confusión. Alguien hizo una apreciación curiosa: ¿por qué el Príncipe en vez de estudiar en una academia para guerrero no aprendió algo de gallego, vasco o catalán? Pero en Inglaterra, el primer grupo en galeico que entró en las listas de éxito fue Capercaille en los años 90. Con la válvula de escape que es la música, plural y sin prejuicios...

-Su libro hace hincapié en sectores del entorno musical que no suelen ser protagonistas : grupos de verbena, técnicos de sonido y organización en general.

-Es algo que vivimos muy de ceca con Potato y Drakkar: si no hay técnicos no hay conciertos. Y cómo surgieron en el seno de los grupos de verbena, por necesidad. Una gente que sabía tocar y lo hacía durante muchas horas seguidas. Pero venía otro que tocaba como el culo y se llevaba la fama y la pasta. Es una injusticia que me pone mala. Y también el protagonismo excesivo de tanto cantante sobre el propio grupo de músicos.

-¿Cuáles han sido las principales fuentes de información: otros libros, prensa, entrevistas.?

-Los libros que han salido sobre el tema, las revistas especializadas ('Muskaria', 'El Tubo', 'Mondosonoro'), las colecciones de suplementos de periódicos ('DVórame', 'Bat Bi Hiru') y mucho por internet y Facebook... localizando gente

-¿No le ha parecido oportuno publicar algunas letras de canciones?

-Es que está en ello Joseba Martín, de 'La jungla sonora' de Radio Euskadi. Está haciendo una tesis sobre letras en el rock vasco. Mejor así porque me lo quité de en medio, no nos cabía en el libro.

-La literatura rock, ¿vende?

-Sí. Este libro no tiene problemas, debe estar prácticamente vendido. Quería hacer 2.000 copias, pero se quedó en 1.500 por cuestión económica. Colaboraron Artium (Diputación) y Montehermoso (Ayuntamiento). Baga Biga compró una buena parte y lo distribuye.

-Parece que quiere editarlo en digital, ¿otros proyectos?

-He pensado hacer una versión digital, corregida y aumentada. Pero de momento tengo pendiente una novela histórica sobre el Sahara, de cuando estuve allí. Llevo años con ella y me quiero meter en serio.

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