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Conversación. El acusado dialoga con su abogado, Javier Martín, antes de que diera comienzo la sesión. :: JUAN HERRERO/EFE
«Me llamó la atención la frialdad y tranquilidad con que relató que había matado a Yasmín»
AL DÍA LOCAL

«Me llamó la atención la frialdad y tranquilidad con que relató que había matado a Yasmín»

Agentes de policía declaran en el juicio que el acusado no presentaba signos de embriaguez. La hermana de la víctima aseguró ante el jurado que el acusado «la vigilaba y acosaba»

JAVIER PEÑALBA

Jueves, 26 de enero 2012, 08:29

La defensa del presunto asesino de Yasmín Rodríguez recibió ayer el segundo revés en menos de 48 horas. El martes, las declaraciones de la testigo presencial de los hechos y Juan Pablo Urtizberea, el vecino de Irun que resultó herido cuando acudió en ayuda de la víctima, pusieron de manifiesto que el acusado no dio a sus víctimas opción de que pudieran defenderse. Ayer, fueron miembros de la Policía Local de Irun y Ertzaintza quienes apuntalaron otro de los pilares en los que se sustentan las imputaciones de la parte acusadora. Los agentes afirmaron que en el momento de los hechos el procesado no presentaba síntomas de hallarse en estado de embriaguez y que tras la agresión actuó con frialdad y coherencia.

Policías que participaron en el esclarecimiento del crimen de Yasmín Rodríguez aseguraron en la tercera sesión del juicio que minutos después de que se perpetrara el delito, el acusado y a la vez esposo de la víctima, Edward Enrique Sanclemente, regresó al escenario del suceso y se identificó como el autor de los hechos.

Lo hizo en primer lugar ante un agente municipal de la ciudad que se personó en el lugar al poco de perpetrarse el delito. «Cuando mi compañero y yo llegamos, nos pareció que se había producido un accidente de tráfico. Vimos dos coches cruzados y a una mujer tendida en el suelo. Tenía mucha sangre por la zona del cuello. Se hallaba acompañada de otra mujer que estaba en estado de shock», explicó el agente.

«Le había cortado el cuello»

El testigo recordó que en los minutos posteriores, tras el hallazgo de un cuchillo manchado de sangre, pudieron determinar que la víctima había sido agredida, «al igual que otro hombre -Juan Pablo Urtizberea- que tenía una herida en el abdomen», dijo.

El policía expuso al tribunal que transcurridos unos veinte minutos «se acercó a él un hombre. Me dijo que era el dueño de uno de los coches implicados y confesó que había sido el autor de las cuchilladas. Seguido llamé al cabo. Se lo llevó de allí y lo introdujo en uno de nuestros vehículos. No le pregunté por qué lo había hecho».

Quien sí se interesó por los detalles de lo sucedido fue un agente de la Ertzaintza. «El acusado me dijo: 'le he cortado el cuello y al otro, -en referencia a Urtizberea- no sé si le he dado porque había mucho jaleo en la pelea'. Añadió que sabía que con su acción se había arruinado la vida», explicó.

El mismo policía desveló que «cuando confesó, lo hizo con enorme tranquilidad. Me llamó la atención el aplomo que mostraba en aquellos instantes. Comprendía lo que había hecho y lo justificaba. Recuerdo que me dijo que la había matado porque tenía que hacerlo, que la víctima se lo había hecho pasar muy mal», declaró.

«Estaba normal»

El agente recordó también que el inculpado se mostró en todo momento calmado y que no presentaba signos de hallarse embriagado. «¡Para nada!», dijo de forma expresiva. «Caminaba con normalidad, hablaba correctamente y entendía todo lo que se le decía. Me impactó la naturalidad o la frialdad con la que contó lo que había sucedido», explicó.

Ninguno de los policías que ayer testificaron apreciaron aquella noche en el acusado signos de que estuviera afectado por sustancias tóxicas. «Estuvo colaborador. Entendía lo que se le decía. Cuando le pregunté por qué lo había hecho, me respondió: 'ustedes no lo entienden, no saben nada'. No quiso seguir hablando. Tampoco pregunté más», relató.

Los agentes que trasladaron al acusado desde el escenario de los hechos hasta el ambulatorio de Irun para que fuera atendido de una herida que había sufrido en un pierna cuando embistió el coche de su esposa, manifestó que durante su estancia en las dependencias sanitarias preguntó por el estado de Yasmín. «Nosotros para entonces ya sabíamos que había fallecido, pero no se lo dijimos. Le comentamos únicamente que estaba en el hospital. No quisimos comunicarle la noticia del fallecimiento por si se alteraba», manifestó un policía.

El ertzaina dijo que conocía al acusado por otras intervenciones que había tenido en el club del alterne en el que Edward trabajada como portero. «Siempre se había mostrado muy correcto y educado. Nunca habíamos tenido problemas con él. Lo cierto es que cuando supe lo que había sucedido, me quedé sorprendido».

«Se lo merecía»

Asimismo, testificaron agentes que aquella noche se interesaron por la situación en la que se encontraba Juan Pablo Urtizberea. «Estaba en estado de shock. Dijo: 'este hijo puta me ha pinchado'. Y cuando se soltó las manos del vientre se le veían los intestinos», explicó el policía que la noche del suceso realizaba funciones de jefe en la Inspección municipal.

El mismo policía recordó también una breve conversación que mantuvo con el acusado. «Cuando reconoció los hechos, le informé de sus derechos y le dije que estaba detenido. Le coloqué las esposas y le metí en el coche. En aquellos momentos me dijo que la víctima se lo merecía. 'No sabes las que me ha hecho pasar', recuerdo que me comentó».

En la vista testificó también la hermana de Yasmín que aseguró que el procesado acosaba a su familiar, la vigilaba y le molestaba. Sorprendió, no obstante, que la hermana afirmase que Yasmín no había reiniciado la relación con el acusado, en contra de lo que ayer afirmó la hija de la fallecida, quien admitió que «se habían dado una nueva oportunidad».

También compareció un amigo de la fallecida que rechazó que existiera una relación sentimental entre ellos. No obstante, tanto la hermana como este amigo reconocieron que al comienzo de la instrucción judicial efectuaron algunas manifestaciones para perjudicar al procesado por la «rabia» que sentían «por lo que había hecho».

Hoy continuará el juicio con la declaración de nuevos testigos y mañana se espera que acudan los peritos forenses que determinarán las circunstancias que rodearon la muerte de Yasmín. Asimismo, darán a conocer los informes realizados sobre la salud mental del inculpado y también sobre la presunta amnesia que dice padecer.

La Fiscalía de Gipuzkoa pide para el acusado penas que suman más de 40 años de cárcel.

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