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I. GURRUCHAGA
Jueves, 26 de enero 2012, 04:59
Alex Salmond achacó ayer a los oponentes británicos a la independencia una invención de informaciones, publicadas en medios de comunicación, que daban cuenta de supuestas presiones del Gobierno español al de Reino Unido para que interrumpa la trayectoria independentista y que estarían acompañadas de advertencias de que España no aceptaría la adhesión de una Escocia independiente en la UE.
El hilo de las informaciones se remonta tres semanas al semanario conservador The Spectator, que se publica en Londres, y concluía ayer; el mismo día -de la conmemoración del 'bardo nacional', Robert Burns- que Salmond había elegido para presentar su nueva estrategia, en una noticia de gran despliegue en el Glasgow Herald. En esas informaciones se cita, como aval, el no reconocimiento por España de Kosovo.
El ministro principal acudió a la conferencia de prensa posterior a su discurso ante el Parlamento bien preparado. Citó unas declaraciones recientes del ministro español de Exteriores, José Manuel García-Margallo, en las que expresaba las diferencias constitucionales históricas entre los Estados británicos y español y descartaba que Madrid hubiese tomado iniciativas de ningún tipo sobre la política británica actual.
Salmond abundó en la idea. Recordó que el Tratado de la Unión de 1707, que creó el Reino Unido de Gran Bretaña, fue consecuencia de la fusión acordada por dos parlamentos que habían permanecido hasta entonces como independientes. Por tanto, dijo Salmond, en el caso de una separación Escocia sería un Estado sucesor y como tal perteneciente por derecho a la UE.
Según la interpretación constitucional del actual Gobierno escocés, un futuro Estado independiente con capital en Edimburgo no tendría que solicitar el acceso de la UE, sino que la división del Reino Unido dejaría a sus antiguos componentes en su seno, salvo que la UE iniciase un proceso en el que considere a Inglaterrra, Gales e Irlanda del Norte como fuera de la Unión, tras la escisión de su reino.
El líder independentista, que invitó en la jornada de ayer a un amplio contingente de la prensa internacional, destacó que su Escocia «no ofrece malicia a nadie», recordó que la campaña independentista no se ha cobrado ni una sola vida durante un siglo de existencia -«ni una nariz sangrante», dijo-, y descartó apartarse del Consejo Británico-Irlandés y otras organizaciones de colaboración entre países.
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