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A. ALDAZ
Sábado, 11 de febrero 2012, 05:20
Mide las variaciones del ritmo cardiaco y transmite esos datos a un teléfono móvil que, al procesarlos, es capaz de reconocer el estado de ánimo de una persona. Parece ciencia fición, pero se trata del nuevo sistema desarrollado por la empresa Tecnalia, que permite detectar las emociones de las personas que no pueden hacerlos por sí mismas, especialmente discapacitados psíquicos graves, con parálisis cerebral o retrasos mentales. El centro de investigación donostiarra trabaja con la Fundación Uliazpi, dependiente de la Diputación foral, para el desarrollo de este innovador dispositivo que ya ha comenzado a probar y que ahora entra en una nueva fase de pruebas piloto, gracias al convenio de colaboración firmado ayer en una rueda de prensa en Donostia en la que participaron el diputado de Política Social, Ander Rodriguez; el director general adjunto de Tecnalia, Iñaki San Sebastián, y la gerente de la Fundación Uliazpi, Arantza Agiriano.
Según explicaron, el dispositivo está formado por un pulsímetro que mide la variabilidad del ritmo cardiaco y algunos parámetros extraídos. El aparato está a su vez conectado a un teléfono móvil, que recibe la información y al procesarla, reconoce la valencia del estado de ánimo del paciente, «es decir, si es positiva o negativa, y además mide su intensidad». El móvil tendrá una doble función. Por un lado, mejorará la comunicación entre el paciente y su cuidador, ya que cada vez que el móvil detecte un cambio en las emociones de la persona, avisará al cuidador, que podrá calmarle cuando esté atravesando algún episodio de riesgo para su salud o para evitar una conducta problemática grave (agresiva, autolesiva...). Por otro lado, el móvil funcionará como una herramienta de autorregulación, ya que cuando detecte una emoción negativa intensa, iniciará un mensaje de voz automático para ayudar a tranquilizarle.
«Disminuir el malestar»
Estas técnicas se vuelven especialmente necesarias en el caso de aquellas personas que no pueden transmitir sus emociones, como les sucede a las personas con algún tipo de discapacidad intelectual o comunicativa grave. El objetivo del proyecto es detectar las emociones «para conocer y aumentar el bienestar de las personas que no pueden comunicarse verbalmente, y poder intervenir así para disminuir su nivel de malestar y prevenir en la medida de lo posible conductas problemáticas».
A juicio del diputado de Política Social, «es fundamental aplicar la investigación y el desarrollo de las nuevas tecnologías a la mejora de la calidad de vida de las personas y, especialmente, al bienestar de aquellas con más dificultades». Por ello, la Diputación quiso ayer agradecer a Tecnalia «su interés por colaborar en el desarrollo de tecnología social que responda a las necesidades reales de las personas con discapacidad intelectual grave». Por su parte, la Fundación Uliazpi, entidad 100% pública, atiende a 370 personas en Gipuzkoa, a través de sus servicios de vivienda, atención de día y apoyo en el hogar.
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