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JAVIER MEAURIO jmeaurio@diariovasco.com
Sábado, 25 de febrero 2012, 18:13
Álvaro Bermejo (San Sebastián, 1959) regresa del Tíbet y de la Atlántida -sus últimas novelas- para sumergirse en el paisaje helado de Atapuerca, en un viaje hacia el pasado -hace más de 50.000 años- en el que un clan de cazadores de bisontes aparece retratado con sus sueños, sus risas y sus llantos, en un medio hostil. Se trata de un grupo del Homo Sapiens, personas, en todo, idénticas a nosotros.
-¿Por qué ahora esta novela 'El clan de Atapuerca?
-Hace unos tres años, durante un viaje por la Bretaña francesa, me detuve en los campos megalíticos de Carnac. Me quedé maravillado por el escenario y en su magnífico centro de interpretación se mostraban decenas de libros contando su historia. Al regresar me acerqué a Atapuerca y aunque el paraje no me resultó menos impactante, sí observé que en su oficina de información apenas había cuatro libros y ninguno contaba la historia del enclave más relevante de la Paleoantropología mundial, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, nada menos que el lugar donde apareció el primer europeo.
-¿Usted como escritor y como antropólogo constata la importancia de Atapuerca?
-Es que las excavaciones en la Sima de los Huesos están abriendo un fascinante túnel del tiempo que nos remonta ya a más de un millón de años, el Big Bang de la historia humana. En el origen fue el Homo Antecessor -el explorador-, un homínido que practicaba rituales caníbales y que vivió apenas a un tiro de piedra de Ekain. Una vez le preguntaron a Jorge Oteiza de donde venían los vascos. Su respuesta fue genuina: «Los vascos siempre estuvieron aquí». Es muy posible que el origen del pueblo vasco esté en Atapuerca.
-De hecho en su novela aparecen nombres vascos entre sus personajes.
-Sí. Está Suúa, la madre del fuego; Belar, el mejor cazador; Arika, una mujer con una malformación física; o Iaun, que puede ser Jaun -Dios-.
-Con todo, se trata de una historia novelada dirigida principalmente a adolescentes y que cuenta con un cuaderno de actividades para rellenar por los jóvenes.
-Cualquier persona puede entrar en esta historia, pero sí es verdad que está escrita para un lector joven, con una prosa sencilla que te sitúa en el Atapuerca que vivió el Homo Sapiens.
-¿Cómo se puede recoger toda esa información estudiando una caja de fósiles?
-Llamémoslos mejor fósiles vivientes, porque el objeto de la Prehistoria no es tanto la muerte como la vida a través de la información que nos facilitan esos fósiles. Esta novela habla de un clan de Homo Sapiens, en todo idénticos a nosotros, aunque vivieran hace más de 50.000 años. Genética y biológicamente estamos más conectados a las condiciones de vida del pasado que a las del presente. De hecho estamos diseñados para vivir en la Prehistoria, por eso nos gustan tanto las grasas y los azúcares. Y si la Prehistoria es la patria del ser humano, su primera fundación en Europa fue Atapuerca.
-Tenemos una percepción de que aquellas personas que vivieron, en este caso, en Atapuerca, eran unos seres salvajes y de hecho usted ha mencionado el canibalismo. Sin embargo, los personajes de su libro son como nosotros, con sus sentimientos, lealtades, enemistades, dudas, creencias y traiciones.
-Con respecto al canibalismo -que es anterior al tiempo en el que discurre mi novela- lo considero un comportamiento muy humano, porque los leones no se comen a los leones. Fuera por una cuestión religiosa -para apropiarse de la sangre o del espíritu de sus muertos-, o meramente alimenticia, aquellos Antecessor se saltaron esa inhibició genética, y sobrevivieron. Gracias a ellos hoy estamos aquí, porque todo es para siempre.
-Los rasgos de humanidad ya se conocen desde el hombre de Neandertal.
-Claro, después del Antecessor, viene el Homo Heidelbergensis y luego los neandertales que convivieron con el Homo Sapiens más de cien mil años. Estos ya tenían una mente simbólica muy desarrollada, pero también características sociales plenamente modernas. Colaboraban entre ellos, planificaban su vida, cuidaban de sus enfermos... Hace medio millón de años aparece ya la autoconciencia y el lenguaje. Es un momento estelar de la historia del universo.
-En 'El clan de Atapuerca' sus protagonistas son también adolescentes.
-Sí, son cuatro jóvenes que descubren el mundo y las leyes de la sociedad humana. Hay un conflicto entre el matriarcado ancestral y el patriarcado que comienza a imponerse entonces. Pero el hilo conductor es la magia a todas las escalas, la magia de la vida y la de todos sus misterios.
-La clave en su relato es un talismán, el Hombre Jaguar.
-Exactamente. Ese talismán encontrado por azar revoluciona a todo el clan del Bisonte. Hasta entonces ninguno de ellos ha sabido fabricar una obra de arte semejante. No saben de dónde viene, pero todos lo codician. Llegarán a matar por él, igual que cualquier horda de brookers de Wall Street. La fuerza de atracción de los símbolos de poder sigue siendo la misma que entonces. Solo hemos cambiado en que el canibalismo hoy se enmascara en rituales muy civilizados.
-Por sus descripciones de paisajes y personajes se diría que conoce Atapuerca como la palma de su mano.
-Para escribir este libro viví como mis protagonistas una buena temporada. En Atapuerca aprendí a lanzar puntas de azagaya -una especie de flechas- (un desastre), a hacer fuego con yesca y pedernal (otro desastre) y hasta a cortar con una hoja de silex, a consecuencia de lo cual estuve muy cerca de rebanarme un dedo. Hoy somos muy diestros manejando un ordenador o un IPhone, pero dudo de que pudiéramos sobrevivir en aquellas situaciones extremas.
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