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ANE URDANGARIN
Martes, 6 de marzo 2012, 10:36
Nunca se habían ido del todo, aunque más de uno creyese que estaban erradicadas. Las paperas no son una enfermedad del pasado. Aunque de forma casi imperceptible la parotiditis, que es como se denomina esta dolencia vírica, siempre ha estado ahí. Y en los últimos meses ha rebrotado con fuerza. En lo que llevamos de 2012 se han registrado 132 casos en Gipuzkoa, la mayoría entre jóvenes, cuando lo habitual es que se contabilicen una veintena al año. Pese a lo elevado de la cifra, las autoridades sanitarias envían un mensaje tranquilizador porque, insisten, no hay motivos para alarma: la situación no es anormal, los cuadros están siendo leves y apenas han visto complicaciones.
Pese a que las últimas semanas se ha detectado un incremento de casos, Gipuzkoa lleva meses arrastrando una incidencia más elevada de lo normal, lo que permite hablar de brote. Rosa Sancho, enfermera experta en epidemiología de la Subdirección de Salud Pública en el territorio, se remonta a marzo de 2011 para explicar el fenómeno, «cuando se empezó a detectar un brote entre universitarios; a partir de entonces seguimos teniendo casos». Además, por toda la geografía: «Ha ido por zonas y por épocas. Ha habido parotiditis en Bidasoa, Goierri, Alto Deba...». De forma más o menos generalizada, ha afectado a todo el territorio, así como a las vecinas Bizkaia y Araba y a Navarra, donde el Departamento de Salud del Gobierno foral lleva contabilizados más de medio millar de casos.
El año pasado, en Gipuzkoa se registraron 288 casos, y en lo que llevamos de 2012 ya se han sumado 132, según los datos que manejan en Salud Pública. «Son más casos que lo normal, que es que se den entre 17 y 20 al año en toda Gipuzkoa», explica Sancho. Estas son las cifras medias habituales desde que, en 1981, se universalizó la triple vírica, la vacuna contra el sarampión, la rubeola y las paperas. No obstante, «también hay que recordar que en 2007 tuvimos otro brote importante». La experta se refiere a los 2.062 casos que se registraron aquel año en Euskadi, un panorama que los médicos no recordaban desde 1992.
La situación actual, y que principalmente afecta a jóvenes de entre 10 y 19 años, no es «rara. Periódicamente suele haber brotes. No solo pasa aquí, sino también en otros países».
Eficacia de la vacuna
Sancho explica que la mayoría de los contagios corresponden a población vacunada. Entre las principales causas del aumento de la incidencia está el hecho de que «la vacuna no es eficaz al 100%, ninguna lo es, porque hay un porcentaje de personas en las que no es eficaz. Éstos se van acumulando y según van pasando los años, ese número de personas es suficiente para permitir que el virus se transmita, que es cuando se producen brotes. Es una situación descrita». También puede suceder que, conforme pasen los años, «el nivel de protección pueda ir bajando un poco» y, como en el caso anterior, el virus encuentre por dónde 'colarse'.
Desde el Servicio de Microbiología del Hospital Universitario Donostia inciden en el mismo mensaje, en que brotes de este tipo «entran dentro de la normalidad». En esta unidad confirman los casos sospechosos de parotiditis, que desde el año pasado son unos cuantos. Los médicos de Atención Primaria que atienden un caso de paperas pueden enviar muestras del paciente a Microbiología, donde se efectúan los estudios virológicos oportunos para confirmar el diagnóstico. No se envían todos los casos, pero siempre sí un mínimo, una representación de los diagnosticados, siguiendo las pautas que indica el Departamento de Sanidad del Gobierno Vasco, con el fin de poder estudiar el virus circulante, y también casos especiales que pueden plantear dudas.
Sancho explica que los contagios que se están registrando están derivando en cuadros leves y « prácticamente» no han visto complicaciones, «lo cual quiere decir que la vacunación está teniendo un efecto protector». Lo normal, añade la experta, es que «en personas no vacunadas un brote de estas características derivara en mayores complicaciones y cuadros más serios de los que estamos viendo».
Por tanto, pese a la elevada incidencia, no es una situación que las autoridades sanitarias estén considerando «alarmante, porque la enfermedad por sí misma no es grave, es banal». El virus se transmite generalmente por las gotitas de la saliva y secreciones respiratorias que emitimos al hablar, toser... En estos casos, los médicos suelen recomendar permanecer en casa y no acudir al colegio o al centro de trabajo durante una semana tras la aparición de los síntomas, para evitar contagiar a otras personas.
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