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Los efectivos preparan la camilla para izar a Joseba.
«Mi rescate ya estaba pagado, lo están cobrando dos veces»
COBRO POR RESCATES

«Mi rescate ya estaba pagado, lo están cobrando dos veces»

El primer montañero al que el Gobierno vasco factura su salvamento critica una medida que puede «fomentar las imprudencias»

M. JOSÉ TOMÉ

Domingo, 18 de marzo 2012, 10:48

«Estoy vivo de milagro. Como se suele decir, he vuelto a nacer». Joseba se recupera en su casa de Vitoria del «gravísimo accidente» que sufrió hace tres semanas, cuando disfrutaba de una de sus mayores pasiones: la escalada. Se precipitó al vacío desde una altura de más de 15 metros en las paredes de Atauri, en Álava, y afortunadamente puede contarlo, aunque le esperan meses de larga recuperación. Su caso sería uno más de los percances a los que nos tiene acostumbrada la gran afición que hay en Euskadi por la montaña si no fuera porque ha sido la primera vez que el Gobierno Vasco gira la factura por un rescate. En concreto, 2.417,41 euros, que abonará puntualmente la compañía de seguros, puesto que Joseba estaba federado y ese gasto queda cubierto por su póliza. Aunque la cuantía no salga de su bolsillo, no está de acuerdo con una medida a la que no le ve «otro fin que el recaudatorio». «Mi rescate lo están cobrando dos veces. Tanto el helicóptero como los ertzainas y los servicios de emergencia ya están sufragados a través de los impuestos que pagamos todos», considera.

Ocurrió el pasado 26 de febrero. «Como tantos otros domingos», Joseba -nombre falso, no quiere cobrar más protagonismo del que involuntariamente se ha ganado- acudió con un par de amigos a escalar a Atauri, una de las zonas más frecuentadas por los aficionados alaveses. «No sé muy bien que pasó, si tuve un problema con la cuerda, con los aseguramientos... Tengo un vago recuerdo de que me fui cayendo», relata este joven, de 28 años.

Ya en el suelo, «muy dolorido» y pensando que «de esta no salía», Joseba se sintió inmediatamente arropado por sus compañeros. «Tuve suerte porque en ese momento habría allí unas 20 personas, y no tengo ninguna duda de que estoy vivo gracias a ellas. Fue impresionante cómo se portaron todos, fue un rescate ejemplar, de manual». Entre los aficionados que en esos momentos escalaban en Atauri se encontraban dos bomberos y una enfermera, que enseguida se hicieron cargo de los primeros auxilios. También estaba uno de los mejores alpinistas del mundo, el vitoriano Eneko Pou.

Una vértebra fracturada

Tras llamar al 112, los montañeros se dividieron por tareas: cuatro se dedicaron a atender al herido, otros acudieron al pueblo para facilitar el acceso a los servicios de emergencia... En menos de una hora, aparecieron los sanitarios con una pareja de Ertzainas que decidieron hacer el traslado en helicóptero. «Me izaron con el torno y me trasladaron hasta la academia de Arkaute». Entonces fue consciente de la suerte que había tenido. «Me enteré por un comentario de los ertzainas de que volvían de rescatar un cadáver del Anboto».

Joseba fue operado de una grave lesión en la espalda. La terrible caída le ocasionó una fractura por estallido de una vértebra lumbar (la L3) «y el 80% del conducto nervioso quedó taponado con residuos del hueso. Los médicos me han dicho que he tenido mucha suerte». No le quedarán secuelas.

Fue al dar parte a la compañía de seguros del accidente, un trámite al que están obligados los montañeros federados, cuando se enteró de que su rescate podría estar afectado por la nueva tasa, que se aplica a todos los siniestros ocurridos durante la práctica de un deporte catalogado como de riesgo. Según el desglose de la factura confeccionada por Interior, la mayor cuantía, 2.155,79 euros corresponden al desplazamiento de un helicóptero, 39,15 a un vehículo terrestre, y 222,48 a la movilización de seis efectivos durante una hora.

Si no hubiera estado federado, todo este gasto tendría que haber sido cubierto por su propio bolsillo. Pero Joseba, que se inicio en la escalada cuando apenas tenía 15 años, lleva casi tantos inscrito en un club mendizale. «Soy muy prudente, porque soy consciente de que un despiste te puede costar la vida. Pero un accidente le puede ocurrir a cualquiera, aunque yo hasta ahora no había tenido ninguno grave». En su opinión, la medida de cobrar los rescates puede tener el efecto perverso de «fomentar las imprudencias», ya que «no todo el mundo que va a la montaña está federado y muchos no se pueden costear las cuotas. Puede ocurrir que, para evitar tener que pagar, haya personas que no llamen al 112 y acaben pagando con su vida. Si eso me hubiese ocurrido a mí, quizás no estaría aquí contándolo».

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