Borrar
Ataque. Javi Salgado inicia una acción ofensiva. :: ALEX DOMINGUEZ
La artillería del GBC se apaga ante la feroz defensa alicantina
GIPUZKOA BASKET

La artillería del GBC se apaga ante la feroz defensa alicantina

El Lucentum hace valer sus armas en un choque entre dos conceptos de baloncesto que son radicalmente diferentes

FERNANDO BECERRIL

Lunes, 19 de marzo 2012, 02:54

Esta vez el partido sonaba bien. El Lucentum de Alicante había perdido mucho gas después de una memorable primera vuelta en la que a punto estuvo de hacerse con un puesto de cabeza de serie en la Copa de Barcelona. Su juego había sido espectacular desde el primer día y había conseguido ganar bien en Illumbe en un encuentro sobresaliente cuando las cosas eran muy distintas a como son ahora.

Ni siquiera había acusado la baja de Kyle Singler que había cambiado Alicante por Madrid para tratar de suplir en el cuadro de Laso la ausencia de Rudy Fernández tras el lockout de la NBA. Pero la competición copera les había dejado exhaustos. O eso parecía. Anotaciones muy pobres. Falta de ritmo en ataque. Grandes problemas para hacer valer su concepto de baloncesto controlado, defensa durísima y buen lanzamiento exterior. Las derrotas se amontonaban y el GBC les había dejado atrás.

No era sólo el detalle de la clasificación. El Lagun Aro había mantenido todo su poder después de competir por primera vez en el torneo copero y la semana pasada había dado un repaso al mismísimo Baskonia.

Sabíamos que el Lucentum es un equipo orgulloso, que sabe a lo que juega, que es capaz de cerrar las líneas de pase y pegarse con cualquiera, pero veíamos factible la victoria. Esta vez sí. Otros días te acercas al partido sabiendo que puedes ganar, pero siendo plenamente conscientes de que en esta Liga tontos no quedan, que todos pelean por algo, que cualquiera puede ganarte y más te vale saberlo. Si no, el primero que llegue te puede poner en tu sitio.

Ayer no. Ayer, por lo menos, el triunfo parecía un poco más a tu alcance porque las circunstancias de unos y otros eran radicalmente diferentes. Unos volaban. Otros sufrían, pero luego el balón fue al aire y todos los cálculos se vinieron abajo. Ahora estaba vivo el partido y en cada balón te juegas la victoria final.

Festival de entrada

Que los pronósticos no se iban a ajustar a la realidad quedó claro desde las primeras posesiones. El equilibrio en el marcador era absoluto y eso no era una sorpresa. Tampoco cabía esperar que fuera un paseo desde la primera posesión, pero ese Lucentum seco devolvía golpe por golpe y anotaba con tanta facilidad como un Lagun Aro que ha convertido la alegría de su juego en una bandera, una seña de identidad.

El primer estirón fue guipuzcoano, pero los locales lo frenaron con dos triples. Había abrazo en casi todos los cartones, como decíamos en el frontón, y llegamos al primer parcial con una ventaja de 20-23. Más puntos de los esperados en contra, pero victoria en el primer cuarto. Buena señal.

Lo malo fue que el Lucentum fue endureciendo la defensa y que el ataque guipuzcoano se fue haciendo más espeso. Como tiene grandes artilleros consiguió llegar al descanso con una corta renta de dos puntos, pero lo que nos llegaba desde Alicante era que el partido estaba cobrando el cariz que tanto le gusta a Vidorreta. Juego bajo control, dificultades para correr y mucho trabajo por delante. Había que corregir esa dinámica y seguro que Sito Alonso intentó que sus hombres crecieran en el segundo cuarto, que aseguraran su rebote y que aceleraran para tratar de romper a un rival que se encontraba más seguro a medida que avanzaba el encuentro.

Sucedió todo lo contrario. La defensa del Lucentum apagó las luces de nuestro juego de ataque. Panko y Vidal no fallan casi nunca, pero esta vez les costaba. A sus compañeros también les costaba mirar el aro. Los locales adelantaron su defensa con furia, rebelándose contra la decadencia de las últimas semanas, y su juego de ataque era mucho más fluido, más eficaz que el nuestro.

Un parcial de 13-2 en el tercer cuarto dio al equipo de Alicante la primera ventaja importante. No es el nuestro equipo que se conforme o que se venga abajo cuando llegan los problemas. Reaccionaron en una situación límite, como hacen siempre, y consiguieron volver a empatar el encuentro. Quedaban seis minutos y todo por decidir. Se puede. Era lo que pensábamos todos, colgados de twitter y de la Jornada Virtual. Pero los que podían eran los de casa. Frenaron en seco la reacción guipuzcoana y consiguieron una victoria nítida, clara. No pasa nada. Más ganas tendrán los nuestros de recibir al Madrid.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariovasco La artillería del GBC se apaga ante la feroz defensa alicantina