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Jueves, 29 de marzo 2012, 09:50
El Pleno del Ayuntamiento volvió a escenificar ayer la soledad del gobierno municipal en su empeño por construir la estación de autobuses en Riberas de Loiola. Los argumentos del concejal delegado de Movilidad y el de Urbanismo, quien compareció para explicar el modelo de explotación y la viabilidad económica de la apuesta de Bildu, no convencieron a PSE, PP y PNV que pidieron al ejecutivo de Juan Karlos Izagirre que «deje de perder el tiempo» y se preocupe de que los donostiarras tengan una nueva estación construida para 2016 en Atotxa, donde se adjudicó hace casi un año.
El asunto de la construcción de la estación de autobuses volvió a ser un diálogo de sordos entre gobierno y oposición, en el Pleno ordinario de marzo. La comparecencia a petición propia del delegado de Urbanismo, Ricardo Burutaran, se produjo un día después de que el gobierno diera a conocer el estudio de afecciones al tráfico de la proyectada estación bajo el Jardín de la Memoria. Las intervenciones de Burutaran y la del delegado de Movilidad, Jon Albizu, no aportaron nuevos argumentos y la expectación suscitada ante el anuncio de que se daría a conocer el modelo de explotación por el que apostaba Bildu se vio frustrado ante la escasa información ofrecida por el concejal en su discurso.
El delegado de Urbanismo indicó que el gobierno municipal plantea un «modelo de explotación mixto» para la estación de Riberas, mediante la conformación de una sociedad público-privada que se constituiría tras la realización del correspondiente concurso de construcción y gestión de la estación. Según dijo Burutaran, el Ayuntamiento no pagaría más de 10 millones de euros, dos de ellos «recuperables» que irían a capitalizar esa sociedad. Bildu apuesta por este modelo porque supondría mayor implicación por parte del Ayuntamiento lo que, en su opinión, redundaría en una «mayor estabilidad» para el equipamiento y evitaría que se convirtiera «un caso como el de Arcco».
Burutaran reiteró que Riberas posibilita «la intermodalidad plena», da lugar a una estación con «más dársenas», tiene «afecciones menores» al tráfico, y es vista con buenos ojos por todos los departamentos municipales. «Queremos un debate técnico y no político», proclamó Burutaran, mientras Albizu recordó que Riberas «es o puede ser el punto de mayor intermodalidad», algo que no se conseguiría en Atotxa al no pasar por allí la línea de Euskotren.
Los grupos de la oposición volvieron a ser muy críticos con el gobierno municipal. El portavoz del PSE, Ernesto Gasco, consideró que Bildu utiliza argumentos «pobres y poco trabajados». «Nos hablan de isocronas de 10 minutos en el informe de tráfico, no sé si para convencernos de que más que andando los vecinos de Intxaurrondo irían volando a la estación de Riberas», apuntó con ironía. Aseguró que el presupuesto de la estación de Riberas está rebajado en «cinco millones de euros» respecto al coste real de lo que habría que pagar por las cimentaciones, las estructuras y obras como la reposición del Jardín de la Memoria. Recordó a Bildu que aún se desconoce si habrá intercambiador en Riberas, y censuró que el gobierno municipal se plantee «llenar de autobuses urbanos la ciudad y colar de rondón el Plan Estratégico de Donostibus que supondría para los donostiarras pagar cinco millones de euros más al año» por el empeño en comunicar la estación de Riberas mediante autobuses con todos los barrios.
El portavoz del PP, Ramón Gómez, opinó que la eventual intermodalidad del emplazamiento de Riberas se cae al rechazar Bildu el Metro. «Han sido ustedes los que se han cargado la intermodalidad de Riberas al decir que no al Metro. Son los 30 millones de viajeros del Metro los que daban rentabilidad y sentido al intercambiador. Si no hay Metro Adif no construirá el intercambiador», aseguró el concejal popular. Gómez dijo que «si no hay intermodalidad hay que apostar por la centralidad» que ofrece la estación de Atotxa. Consideró que lo presentado por Burutaran no es un estudio económico financiero. «No lo tienen porque la viabilidad económica de la estación de Riberas no está garantizada», por lo que instó al gobierno municipal a dejar de «perder el tiempo» y hacer realidad este equipamiento en el paseo Federico García Lorca.
También fue crítico el portavoz del PNV, Eneko Goia, quien reconoció que con la intervención de Burutaran se había «quedado a cuadros». «Nos habla de una sociedad mixta para la explotación de la estación de Riberas para decirnos a continuación que la aportación económica del Ayuntamiento estaría por definir. Casi nada». Opinó que el informe de tráfico sobre las afecciones en el entorno de Riberas «no hacía falta» porque es de sentido común que si el viario absorbe los tráficos en la actual estación de Pío XII también lo haría en la ubicación propuesta. Consideró, sin embargo, «una broma pesada» que en el informe se hable de «isocronas» para intentar defender que vecinos de muchos barrios podrán ir andando a la estación propuesta. Y lo que el PNV ve inadmisible es que en los informes sobre la estación «no se mencione ni una sola vez al TAV. Es de no creer. Ha sido Bildu el que ha convertido esta cuestión en un asunto político, no técnico».
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