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MITXEL EZQUIAGA
Viernes, 11 de mayo 2012, 03:55
Hace sólo unos días nos lo decía con su proverbial humor: «Mi mundo está desapareciendo. Soy el último de una generación. Cada vez entiendo menos la sociedad que me rodea». Ayer se fue él también. A los 82 años y de manera inesperada.
Rafael Munoa, artista polifacético y referencia de la cultura donostiarra desde hace décadas, falleció repentinamente en su domicilio de San Sebastián, ciudad en la que nació en 1930. Munoa padecía una salud delicada en los últimos años, pero nada hacía presagiar su muerte, ocurrida a primera hora de la mañana de ayer. «La víspera había estado tan normal, de charla con sus amigos», explicaron personas de su entorno.
Munoa fue dibujante, pintor, humorista y joyero, pero sobre todo una persona generosa y abierta, como constatamos quienes tuvimos la suerte de tratarle. Su mentalidad abierta, su humor cargado de poesía y su talante generoso se resumían en su espíritu «liberal, en el sentido más antiguo y hermoso de la palabra», como solía decir él mismo. «Lo bueno de llegar a viejo es que uno pierde la vergüenza. Me da igual que me llamen cursi. Y lo bueno de dibujar es que puedes llevar a un papel concreto tus obsesiones mentales», declaraba hace unos años con motivo de una exposición en Galería Echeberría, probablemente la última que protagonizó en San Sebastián.
«Sabio, generoso, divertido»
Hace sólo un mes, tras el fallecimiento de Antonio Mingote, que fue su compañero y amigo, Munoa resumía su estado de ánimo así: «Me voy quedando yo solo de todos quienes estuvimos en aquellos primeros años de La Codorniz», revista satírica que marcó un punto de inflexión en la sociedad española y en la que él colaboró activamente durante años. «Murieron Azcona, Chumy Chumez, Mingote...». Nada hacía presagiar que la muerte sorprendería a Munoa tan pronto.
Su fallecimiento originó ayer numerosas reacciones. Montserrat Fornells, presidenta de la Asociación de Amigos de San Telmo, lamentó la muerte de «un amigo personal entrañable, gran artista y amigo de honor de la Asociación Amigos del Museo San Telmo». También la Bascongada mostró su pesar por la desaparición de Rafael Munoa.
Pero las reacciones más cariñosas se produjeron en la web de este periódico, que adelantó la noticia de la muerte por la mañana. «Era un gran hombre con una sensibilidad e inteligencia fuera de lo común. Merecería un homenaje de esta ciudad que él retrató tantas veces», decía un lector. «Era un referente de la ciudad. Siempre dejó claro que San Sebastian tiene naturaleza y raíces integradoras, ciudad isabelina y liberal. Perdemos un librepensador», escribía otro.
«Rafa, estarás allá arriba sonriendo, dibujando, contando historias divertidas, entre angelotes pícaros, diablillos traviesos y nubes rechonchas de algodón como las que has dibujado tantas veces. Hombre sabio, generoso, divertido y cariñoso, qué enorme suerte fue tener la oportunidad de aprender tanto de tí», decía otro comentario.
Munoa era miembro de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País y, desde 1989, correspondiente de la Real Academia de la Historia. Era asimismo integrante de la 'Hispanic Society of America'
En su faceta de dibujante obtuvo numerosos premios. Practicaba un dibujo de suave humor y aire poético. En 2005, la San Sebastián que tanto quiso le entregó la Medalla al Mérito Ciudadano. Entre las aportaciones de Munoa figuraban el popular belén de la Plaza de Gipuzkoa. Sus christmas de Navidad eran ya clásicos que muchos aguardábamos cada diciembre como punto de partida de las celebraciones navideñas.
En su amplísima obra se mezclan el humor en el dibujo, la glosa literaria en sus numerosas ilustraciones de libros, su colaboración en la prensa, la cerámica, los estampados en tela, la pintura ornamental o el diseño de joyería.
En su faceta de historiador publicó la 'Enciclopedia de la Plata Española y Virreinal Americana' en 1984, además de otras publicaciones sobre orfebrería y joyería española. Veterano y prestigioso diseñador de joyería, mantuvo un veterano negocio abierto en la calle Aldamar de San Sebastián, que ahora continúa su hijo.
«Lo de la jubilacion no es para mí», nos comentó hace años. «Seguiré sirviendo a esta sociedad mientras pueda». Ha muerta en plena actividad y una época de San Sebastián se va con él. Parece un tópico pero en este caso no lo es.
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