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NEREA AZURMENDI
Miércoles, 6 de junio 2012, 15:58
Más de una vez habrá tenido que tirar a la basura esas albóndigas que guardó en el frigo 'para cenar mañana' y terminaron estropeándose. Peor aun, tal vez se las comió, ignorando que ya había pasado su tiempo y sufriendo después unas consecuencias sobre las que no es necesario entrar en detalles...
Nada de eso habría pasado si su frigorífico le hubiera avisado de que la comida que guardaba en el 'tupper' estaba a punto de dejar de ser apta para su consumo. Lo malo es que ese invento no existe. No existe todavía, pero podría existir si 'Bantute', el proyecto con el que cinco alumnos de 15 y 16 años del colegio La Salle Berrozpe de Andoain que compiten a partir de mañana en Alemania en la final europea de la First Lego League se convierte algún día en realidad.
Porque 'Bantute', la pareja inteligente de bandeja y 'tupper' que han ideado los miembros del equipo LSBideluze, le podría enviar a su teléfono el mensaje «Cómase la comida que tiene en el 'tupper' o pronto tendrá que tirarla». También hay, entre otros, un mensaje previsto para los que hagan caso omiso del primero: «La bombilla de su 'tupper' se ha apagado, por lo que el alimento no es apto para su consumo. Deshágase de él lo antes posible».
La explicación tiene que ver con la relación que existe entre la resistencia interna de cada alimento y su estado, y los jóvenes inventores andoaindarras la explican estupendamente hablando de amperios, potenciómetros y ohms. De hecho, teniendo en cuenta las bases del certamen habría bastado con explicárselo al jurado, pero ellos tenían tan clara la utilidad y la factibilidad de un producto que consideran especialmente indicado para personas mayores o con alguna discapacidad, que no solo lo han imaginado, sino que lo han fabricado, han calculado cuánto cuesta -4,56 euros, y lo más caro es la pila...- y han elaborado un completo 'bussines plan'.
Una presentación original
El quinteto formado por Koldo Antolínez y Ane Imaz (4º de ESO), Andoni Alonso, Maite Couto y Mikel Rodríguez (1º de Bachillerato) no es el primer equipo del centro andoaindarra que ha participado y ha conseguido buenos resultados en una competición creada en 1998 por la Fundación First y Lego, y que en Euskadi cuenta con el apoyo de Innobasque. Sí son, sin embargo, los que más lejos han llegado. Dirigidos por el profesor Iñigo Amenabar, se impusieron en la fase de Euskadi, quedaron terceros en la española y entre mañana y el sábado tendrán que medirse en la ciudad alemana de Mannheim a nada menos que a otros 580 participantes, organizados en 65 equipos que representan a 42 países.
Su punto fuerte en un desafío que este año se ha centrado en la seguridad alimentaria es, precisamente, 'Bantute', el proyecto de investigación con el que han querido dar, conforme a lo exigido por las bases, una solución innovadora a un problema real relacionado con la alimentación. La frase final de su informe es toda una declaración de intenciones: «Aunque al principio la gente no lo vea necesario, al cabo del tiempo comenzarán a comer con una mayor tranquilidad sabiendo que su alimento ha pasado un control como el de nuestro aparato».
Conscientes de que destacar en una final como la que se juega estos días es muy difícil, además de viajar a Alemania con su 'prototipo' se llevan consigo una presentación muy original que hasta la fecha les ha funcionado muy bien: la pequeña representación teatral con la que escenifican las utilidades del invento. Lo hicieron en euskera y en castellano, y ahora lo harán en inglés, idioma en el que también tendrán que responder a las preguntas del jurado. Pero, además, tendrán que participar en la competición de robots. Para la final europea han mejorado mucho un robot -construido con piezas de Lego, por supuesto-, que ejecuta sobre una gran mesa, igual para todos los equipos, una serie de funciones relacionadas también con la seguridad alimentaria.
El tercer apartado que tomará en consideración el jurado es el de los valores que tienen como equipo. Por si sirve de algo una evaluación previa, estos cinco andoaindarras que están en capilla tras robar muchas horas al sueño para evitar sorpresas de última hora no tendrán demasiados problemas para demostrar que se pueden compatibilizar el talento individual con el trabajo en equipo, un expediente envidiable con una marcha que no lo es menos, la creatividad con el sentido común y la espontaneidad con el rigor y el trabajo duro. Y, además de asegurar que han aprendido mucho, dicen que se lo están pasando estupendamente.
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