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Gran familia. Desde jugadores de casi sesenta años hasta algunos juveniles se juntaron ayer en Artaleku para jugar un partido muy especial. :: FOTOS: F. DE LA HERA
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El Club Deportivo Bidasoa celebró sus Bodas de Oro con un partido emotivo

ARISTIZABAL

Domingo, 10 de junio 2012, 11:51

La entrada costaba un simbólico euro, pero se podía haber pagado mucho más por estar ayer en Artaleku, donde el Club Deportivo Bidasoa celebró su cincuentenario con un partido entre el equipo actual y otro en el que se mezclaron ex-jugadores de diversas épocas. Ver en acción a los Svensson, Perunicic, Cazal, Zuñiga, Salcedo... fue algo muy especial para todos los aficionados que llenaron Artaleku.

Hace ya casi veinte años que el Bidasoa tocó techo con aquel doblete Liga-Copa de Europa. Era el mejor club del mundo, así, como suena. Y ahora no lo es porque está en la segunda categoría y ha estado amenazado de desaparición, pero ayer se volvió a demostrar que este club es mucho para Irun. Otros grandes han caído pero el Bidasoa resiste y seguramente este cincuentenario le sirva de trampolín no para pensar en altas cotas, pero sí para seguir dando guerra y con la cabeza bien alta.

El medio centenar de ex-jugadores que ayer volvieron a Artaleku -algunos viajando desde muy lejos-, lo hicieron porque llevan muy dentro el Bidasoa. Y, cómo suele suceder en estos casos, lo más gratificante fue el reencuentro con viejos compañeros. También con la afición, claro, que ayer tenía apagado el sensor de la exigencia y aplaudió incluso los fallos.

De amarillo jugó toda la plantilla actual, con los refuerzos de Gurutz Aginagalde, Ander Gordo, Pocholo García, Crowley, Iker Antonio, Peciña y Tioumentsev. En el bando azul, capitaneados por un Julen Aginagalde que jugó de los que menos porque tiene los Juegos Olímpicos a la vuelta de la esquina, Luis Pablo, Zuñiga, Núñez, Barreto, Pombar, Susperregi, Salcedo Mario, Andreu, Domínguez, Bartolomé, Redondo, Serrano, Radoncic, Cortés, De la Haza, Pujol, Angel Fernández, Enbil, David Rodríguez, Josemi, Cazal... y la guinda la ponían Svensson, Perunicic, Etxaburu, Rubiño y Bolea, integrantes del siete mítico de la temporada 94-95, del que sólo faltaban Ordóñez y Kisselev. El navarro estaba en la grada, como Mendibil, Munduate, Burguete, Beldarrain, Alvarez, Asier Antonio, Xabier Mikel y más.

Con semejante plantel, el 'problema' de Juantxo Villarreal e Ivan Sopalovic en el banquillo de las viejas glorias no era ya decidir las tácticas, que no las hubo, sino acertar administrando los minutos.

Svensson en estado puro

Los jóvenes empezaron mandando en el marcador y Zubiria le paró las dos primeras a Julen Aginagalde, que por ello pedía el cambio. Pero suyo fue el primer gol del equipo azul y ya respiró tranquilo. Posiblemente el balonmano no es tan propicio, como por ejemplo es el baloncesto, para este tipo de partidos, porque algo hay que defender y los porteros también se quieren lucir. Como Svensson.

El sextuple ganador de Copa de Europa -una con el Bidasoa y cinco con el Barcelona- saltó a cancha en el cambio múltiple del minuto diez y su primera acción fue detener un penalty a David Rincón. Ni cuando tenía 20 años ni con sus 44 actuales el sueco es capaz bajar el pistón. Para más de uno fue como un sueño marcarle un gol ayer.

Con Svensson había salido también a cancha Perunicic, que lloró de emoción antes, durante y después del partido. No se encontraba bien físicamente pero todavía sacó a pasear su brazo unas pocas veces.

Estos dos son cuarentones e incluso cincuentones se vistieron ayer de corto. El más veterano, con 58 años, el actual vicepresidente deportivo, Mario Hernández. Y ganadores de la primera liga como Zuñiga, Luis Pablo, Salcedo o Iñaki Susperregi. Éste último volvió hacer aquello con lo que maravillaba, que es el tiro rectificado desde el extremo derecho, siendo diestro. Así llegó el último gol en el último partido de la primera liga y así marcó ayer, veinticinco años después.

Porteros juguetones

Acostumbrado a parar, Gurutz Aginagalde quería ayer marcar. Lo intentó quedándose a beber agua junto al banquillo para luego sorprender por la banda, pero le salió el tiro por la culata y recibió un gol desde 30 metros por parte de David Rodríguez. Se desquitó poco después cuando desde su área sí acertó en la meta de Svenssson.

Precisamente los porteros fueron los más juguetones. En la recta final, con Luis Pablo de titular, Zuñiga, Núñez, Barreto y Svensson le cubrieron colocándose bajo palos, para así intentar evitar la derrota que se les venía encima. Fueron cariñosamente excluidos por el árbitro y lograron su propósito de otra manera, pues el encargado del marcador se debió de equivocar (...) y el partido acabó en empate a 35 y alegría colectiva.

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