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IÑIGO DOMÍNGUEZ
Domingo, 10 de junio 2012, 04:33
Empieza a salir a la luz lo que había descubierto el hasta ahora presidente del banco vaticano (IOR), Ettore Gotti Tedeschi, cesado el 24 de mayo, en su intento de limpiar la entidad y por qué temía que le mataran. También se comprende el nerviosismo de la Santa Sede. Nada ha cambiado en las cuentas cifradas del IOR desde los escándalos del pasado: las siguen usando la Mafia y la corrupción italiana. Lo más grave es que, según varios medios, el mismo capo actual de Cosa Nostra, Matteo Messina Denaro, puede haber blanqueado su dinero a través del banco vaticano.
Esta Fiscalía envió en mayo dos comisiones rogatorias a la Santa Sede para pedir información sobre dos cuentas del sacerdote Ninni Treppiedi, brazo derecho del obispo local, Francesco Micciché. Es investigado por extrañas inversiones inmobiliarias y venta de bienes eclesiásticos, que podrían ocultar un blanqueo de dinero, a través del IOR, de las actividades de Messina Denaro. El cura ha sido suspendido 'ad divinis' y el obispo, destituido por no haberle vigilado. Aunque había empezado a colaborar en la investigación y quizá sea ése el verdadero motivo de su cese. En cualquier caso la Santa Sede se habría negado a dar información a la Justicia italiana, según 'La Stampa'. El fiscal matizó ayer que la rogatoria se ciñe a la malversación de fondos de la diócesis, sin otra hipótesis investigativa. Pero es que la sospecha sobre el capo de Cosa Nostra nació después.
2.500 cartillas cifradas
Hay más. El economista escribió lo siguiente en el dossier que preparó por si le mataban: «Todo empezó cuando pedí información de las cuentas que no estaban a nombre de prelados», revela el 'Corriere'. Es decir, las 25.000 cartillas cifradas de laicos, que tienen como titulares a políticos, funcionarios, empresarios, constructores y testaferros varios. También habría entidades financieras y Estados extranjeros. En ese momento se habría abierto la guerra contra el presidente del IOR, que nunca logró que le dieran esa información. La prensa aseguraba ayer que habría completado una lista de nombres que podía desatar el pánico en las esferas de poder italianas y vaticanas. La psicosis era tal que tuvo que salir el abogado del economista a asegurar que «no se ocupaba de cuentas del IOR».
Gotti Tedeschi sí habría indicado en el dossier como los enemigos de su limpieza a dos hombres del secretario de Estado vaticano, Tarcisio Bertone: el director general del IOR, Paolo Cipriani, y el ejecutivo Marco Simeon, vinculado a la RAI y a la banca. También habría señalado maniobras masónicas en su contra. 'Il Fatto' publicó ayer dos cartas a Bertone de dos consejeros del IOR, el alemán Hermann Schmidt y el estadounidense Carl A. Anderson, echando pestes de Gotti Tedeschi. Pero la mejor es una tercera, nada menos que un análisis psiquiátrico del banquero. Pietro Lasalvia, psiquiatra amigo de Cipriani, fue invitado a un piscolabis navideño de los empleados del IOR en 2011 para que discretamente examinara al presidente e hiciera un informe que pudiera ser usado contra él. En la guerra del IOR valía todo.
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