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ROSA CANCHO
Jueves, 14 de junio 2012, 09:46
«Alcanzamos a ver el ruinoso edificio de un templo gótico de principios del siglo XIII. Se compone de una sola nave, de diez metros de longitud por cuatro de anchura y está labrado en piedra sillar. En las redondas claves del techo destaca la cruz de Malta». Así describía a finales del siglo XIX Ricardo Becerro de Bengoa los restos del priorato de la orden de San Juan de Malta que aún se alzaban en Iruña-Veleia. Desde entonces poco se sabía de aquel complejo religioso, que debió tener incluso hospital, hasta que hace unos meses el historiador Julio Núñez, director del yacimiento romano, y los miembros de su equipo se adentraron en una zona poco accesible de un bosque ubicado dentro del recinto amurallado. Tras ahuyentar a un jabalí, encontraron varias de las estancias del convento de la orden de San Juan de Jerusalén, Rodas y Malta señalado por Becerro de Bengoa.
Según reveló ayer Núñez, han excavado en un área de unas tres hectáreas y aunque son varias las estancias conventuales halladas, aún buscan dos iglesias, un baptisterio y una torre. ¿Y qué pintaba un priorato de ese tamaño allí? Aunque el arqueólogo no quiso adelantar hipótesis hasta que publique sus conclusiones, recordó que Iruña-Veleia se enclava en la vía romana Astorga-Burdeos (iter XXXIV) y que es una de las más importantes del Camino de Santiago, por lo que pudo ser un lugar en el que se hospedaba y cuidaba a los peregrinos.
De hecho, otro de los hallazgos más importantes de los últimos tiempos en el yacimiento han sido los restos de esa calzada a las afueras del recinto amurallado así como de un «gran edificio público comercial» de época también romana. Era un vía de seis metros de ancho, con aceras porticadas, a las que se abrían distintos establecimientos. Toda una trama urbana extramuros.
Sin patrocinadores
Y es que el profesor de Arqueología de la UPV y los otro cinco expertos que le acompañan en sus investigaciones sobre la que fue una ciudad de la envergadura de Pamplona o Irún han querido profundizar enel conocimiento de lo que se cocía más allá de la muralla. Y se han encontrado con sorpresas. Se pensaba que una vez construido el muro, poco podía quedar fuera del oppidum. Y sin embargo todo apunta a que hubo asentamientos en el exterior al menos hasta el siglo V después de Cristo, reveló Núñez.
Los arqueólogos de la UPV y los estudiantes que les ayudan retomarán las excavaciones en el verano y también las visitas guiadas al recinto, según anunció ayer la diputada foral de Cultura, Icíar Lamarain, cuyo departamento destina este año 130.000 euros -70.000 menos que el precedente- a las labores de excavación, consolidación, conservación y difusión del magnífico yacimiento ubicado a 10 kilómetros de Vitoria. La colaboración de la Diputación y la UPV forma parte del plan director de Iruña-Veleia para 2010-2020.
Lo ocurrido allí hace ya tres años, cuando un grupo de expertos denunció la falsificación de piezas, ha pasado factura. La comunidad académica parece haberse ya olvidado del vergonzoso incidente y destaca otra vez la importancia de Veleia, pero el yacimiento sigue sin lograr patrocinio privado, admitió Núñez.
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