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MITXEL EZQUIAGA
Miércoles, 25 de julio 2012, 03:02
Es como el Rey Midas de la uva: una buena calificación en la 'lista Parker' convierte un vino en oro. Sus criterios son polémicos, pero el crítico norteamericano Robert Parker es hoy el 'gurú' más seguido en el mundo del vino. El lunes celebró su 65 cumpleaños en un santuario de los buenos caldos: el restaurante Rekondo de Donostia, elegido como uno de los cinco restaurantes del mundo con mejor bodega por la revista Wine Spectator, otra biblia del sector.
Parker nació el 23 de julio de 1947 en Maryland, y festejó su cumpleaños en San Sebastián con un Rioja cosecha de ese año: un Viña Real Oro de 1947. Fue una gentileza del propietario del restaurante, Txomin Rekondo, y de su hija Lourdes, encantados por «la cercanía y el trato campechano» de un hombre que es temido, admirado y odiado como una verdadera leyenda del sector.
Elogios al txakoli
Pero empecemos por el principio. Una llamada de un bodeguero amigo de los Rekondo reservó días antes la mesa para Robert Parker y su esposa. Buscaban discreción y tranquilidad. La pareja cenó en la terraza del restaurante un amplio menú, con sopa de pescado, gambas, kokotxas y cochinillo.
Pero tratándose de Parker lo que interesa es qué bebió. Primero, txakoli Txomin Etxaniz. «Le encantó», recuerda Lourdes Rekondo. Después, un Rioja: Torre Muga del 2004, que también dejó satisfecho a un personaje a quien se ha criticado que no siempre valora los Rioja al nivel de los caldos franceses.
«Cuando estaban cenando descubrimos en internet que era su cumpleaños», dicen los responsables del restaurante. Así que Txomin Rekondo eligió en su bodega un vino del año de nacimiento de Parker, un Viña Real Oro, que llevaron a la mesa con una tarta con sus correspondientes velas. «La idea era regalarle la botella para que se la llevara, pero se empeñó en abrirla con nosotros. El vino salió estupendo, lo que no siempre ocurre en cosechas tan antiguas».
«Parker se quedó maravillado de la buena conservación, pero le recordé que los Riojas se conservan tan bien, y a veces mejor, que los Burdeos o los Borgoñas», apunta Txokin Rekondo. Lo dice con conocimiento de causa: en su bodega, con más de cien mil botellas y 2.500 referencias, abre a menudo viejos caldos para testar su estado.
Cuenta Lourdes Rekondo que «Parker se emocionó al brindar con el vino de 1947 y dijo recordar a sus padres». El sumiller de uno de los mejores restaurantes de Suecia, que cenaba en otra mesa, se acercó también a felicitar al crítico norteamericano, que se encuentra en viaje de placer, sin obligaciones profesionales, en la que dicen es su segunda incursión por tierras españolas. No bajó hasta la bodega porque su movilidad no es buena, pero estudió la bien surtida carta de vinos del local.
A la una de la madrugada el matrimonio Parker abandonó el restaurante y los Rekondo y su sumiller, Martín Flea, se quedaron felices: el paso de 'celebritis' es habitual por sus mesas, pero esta vez el 'gurú' visitaba su santuario.
Los Parker siguen disfrutando de sus minivacaciones en Donostia: ayer comieron en Arzak, donde sí visitaron la bodega. Y salieron encantados, claro: saben beber, pero también comer.
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