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:: SANTIAGO AIZARNA
Viernes, 27 de julio 2012, 03:11
Desde París a Bilbao y de aquí a San Sebastián es el itinerario señalado por el autor bilbaíno Félix G. Modroño para desarrollar esta historia de comienzos del siglo XX, con la guerra asomando (o algo más) por tierras europeas, la trama de espías y asesinatos que se suceden adosados o entremezclados, tomándose, igualmente, el suficiente espacio, pero recorrido a buen ritmo, para describirnos, lugares, como el del parisino café 'Les Deux Magots' como comienzo, el Arriaga de Bilbao, el Hotel de Londres de San Sebastián junto con el restaurante Nicolasa, etcétera. No hay duda de que son suficientes estos alicientes para que lectores bilbaínos y donostiarras, al menos, dediquen a la novela un interés suficiente.
Como queda dicho, es en París donde la historia comienza y con el personaje del bilbaíno Alfredo Gastiasoro tomando un café y leyendo la prensa, 'Le Figaro' y 'El Noticiero Bilbaíno', recién llegado este ultimo a la estación de Austerlitgz, al día siguiente del incendio del Teatro Arriaga, y con noticias tales como «el gordo terminado en siete, refuerzos británicos en Egipto, cuatrocientos mil soldados alemanes de primera línea, heridos o prisioneros en Polonia; imposibilidad de un armisticio por no coincidencias de la Navidad en los calendarios católicos y ortodoxos, etcétera», todo lo cual sirve para mejor poder observar el panorama social y geográfico de la época.
En esto, una noticia aparecida en ese periódico bilbaíno sobre la muerte en circunstancias no naturales de una mujer, Izarbe Campbell Olalde, más que conocida de Alfredo Gastiasoro, hace que éste se traslade a Bilbao. Esa oscura muerte de dicha mujer, que visitaba periódicamente a Gastiasoro en París durante su larga permanencia en esta ciudad, y la investigación del cómo y por qué de su fallecimiento, dan alas para que la novela se vaya escribiendo con singular fluencia y alternando, si no géneros, sí aspectos distintos y de una variedad casi caleidoscópica en lo que a modos novelísticos pudiéramos referirnos. Dentro de la descripción ambiental habría que hacer mención muy especial de la hábil manera narrativa con la que el autor nos va mostrando el momento del trance o traspase de la vieja y un tanto rural Bilbao, presente en la memoria del protagonista a la nueva ciudad fabril y moderna. Pero, no contento con estas descripciones de su Bilbao natal, Félix G. Modroño extiende sus referencias a San Sebastián, que si más reducidas, no obstante no se priva de mencionar los lugares más conocidos, acaso del olvido del Hotel Continental (de gran importancia en aquel momento) y a favor del Londres, que es a donde se traslada la trama novelesca, sin que falte el consabido asesinato, con una cierta truculencia en sus maneras, y con una mujer llena de fatalidad y de misterio como es la Mata, nada difícil de identificar aun privándosela de apellido. En cambio, como ya queda dicho más arriba, no faltan otros lugares donostiarras tan conocidos como el Hotel Arana de la calle Vergara, el María Cristina de reciente construcción, el hervor y fervor de la ciudad con las figuras del momento como la María Guerrero, la Argentinita, la Fornarina, Joselito, Machaquito, Rubinstein, el Gran Café del Rhin, el tenor Aguirregaviria, etcétera, sin olvidarse, aun hablando de tiempos aquellos nada iguales a éstos, de la mención gastronómica, mezclándose acaso modos de esta época con la de aquella, con insinuaciones hasta de competencia provinciana a propósito del origen de la tal Nicolasa, , vizcaína de Marquina, que tuvo que venir «para enseñarles a los guipuzcoanos lo que es una buena comida».
Félix G. Modroño, novelista que cuenta en su haber con otras dos novelas 'La sangre de los crucificados' y 'Muerte dulce', demuestra estar en posesión, en la obra que comentamos, de un ritmo novelístico y de una fluencia de escritura que hace fácil la lectura.
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