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MARIAN GONZALEZ
Domingo, 29 de julio 2012, 02:55
Nació en Oñati y, sin embargo, es unos de los lugares en los que menos se ha contemplado su obra. Ahora, seis años después de su muerte, la localidad se resarce definitivamente con el pintor. escenógrafo y diseñador gráfico Xabin Egaña (1958-2006), al colgar en la pared principal de la escalinata de acceso al Ayuntamiento 'Aitaren Kezka/La pregunta del padre', un gran lienzo de 4 metros de alto y 3,70 de ancho, que Mª Aranzazu Egaña Azurmendi ha cedido en depósito al Ayuntamiento, y cuya colocación ha sido una auténtica odisea debido a las proporciones del cuadro.
«Parecía que no iba a entrar por la puerta, se las vieron canutas», explican quiénes vivieron en primera persona el desembarco de la obra que descansaba en la localidad alavesa de Estibaliz y que, en adelante, podrá ser contemplada por todos los que accedan al Ayuntamiento al verse el óleo nada más cruzar la puerta principal.
No es, sin embargo, la única obra del reputado pintor que cuelga en un edificio municipal, el gazteleku también engalanó una de sus paredes con un lienzo suyo en la última remodelación, así que puede decirse que Egaña ha conseguido ser profeta en su tierra.
Legado artístico
Hablamos de un pintor con obra en destacadas colecciones privadas y públicas que ha expuesto en galerías de prestigio de ciudades como Nueva York, Hamburgo, Barcelona o Madrid, mostrando ante el público un intenso trabajo de creación plástica donde mezcla técnicas que incluyen la litografía, aguafuerte y la infografía.
Y es que la obra de Egaña se caracteriza por la utilización de técnicas antiguas, como el temple al huevo, o la conjugación de la literatura y las plásticas, como dejó de manifiesto en sus libros de viaje titulados ' Oinez' y ' Diario de un peregrino'.
El legado artístico del pintor oñatiarra viajó por museos de Estados Unidos y Alemania, y su colección está dispersa hoy en los fondos de Arteleku, Kutxa, Museo Sanz Enea de Zarautz o el palacio Monterron de Arrasate entre otras.
En la localidad cerrajera precisamente se encuentra el segundo de los cuadros de la trilogía que completa la serie que cuelga ya en el Ayuntamiento de Oñati, concretamente en el frontón Uharkape. El tercero puede verse en Estíbaliz.
Egaña que falleció el 19 de mayo de 2006, residió y trabajó durante muchos años en Vitoria, en Estíbaliz, después de haber vivido en San Sebastián, Barcelona, Bilbao, Alemania, Nueva York y Noruega. Frecuentó muy joven la academia particular de José Antonio Sistiaga en la capital donostiarra. Realizó posteriormente estudios en la Escuela Massana de Barcelona, licenciándose en la especialidad de Bellas Artes por la UPV en 1986.
Asimismo, entre otros, recibió clases de grabado por parte de Don Herbert en Donosti y de Lauren Allende en Gasteiz. Conocimientos que aplicó a la ilustración del libro 'Oinez (A pie)', editado en 1998, y que es un compendio de las impresiones acumuladas en una serie de viajes que efectuó tres años antes caminando en contacto con la naturaleza.
En 2002 volvió a publicar un libro en el que plasmó mediante la acuarela su experiencia en el recorrido entre Somport y Finisterre, titulado 'Diario de un peregrino', las ilustraciones van acompañadas de textos literarios del pintor.
A lo largo de su carrera colaboró también en diferentes escenografías y diseños para grupos de música y teatro, y ejerció la docencia durante cuatro años.
Participó en varias ediciones de los Certámenes de Artistas Noveles de Gipuzkoa, resultando premiada su obra en la edición de 1988. Acudió a un número destacado de colectivas de distinta naturaleza, entre las que sobresalen 'Bellos Grupos de Arte' en Bilbao y San Sebastián, en 1987; 'ABC No Rio' en Nueva York, en 1992, y 'Arte y Viaje', en el Koldo Mitxelena de Donosti, en 1998.
Experiencia plástica
Ligado a un proceso de trabajo con distintas técnicas como el óleo, el temple al huevo y los collages, Xabin Egaña introdujo en sus cuadros una creciente preocupación por los valores texturales y rudos de la materia.
Cuenta la enciclopedia Auñamendi que «se dejó arrastrar por la propia experiencia plástica, subrayando con trazo gestual el mismo acto de pintar. Y aunque se inspira en la naturaleza, prescinde de cualquier referencia de índole figurativa para transmitir así únicamente sensaciones. Gusta, por tanto, de formas orgánicas e inconcretas, jugando en las superficies de los lienzos con roturas y cortes. Además, un interés casi alquimista por el tratamiento de los pigmentos, confiere a estas obras una pátina brillante, que contribuye, sobremanera, a resaltar todavía mucho más la propia plasticidad de las piezas».
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