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Gilles Lipovetsky, ante una de las pantallas que forman la exposición 'Pantalla global' en el Museo San Telmo. :: ARIZMENDI
«El problema no son las pantallas, sino el modo en que las miramos»
Gilles Lipovetsky, Filósofo y sociólogo

«El problema no son las pantallas, sino el modo en que las miramos»

Experto en los cambios sociales de la era de la tecnología, es comisario de la exposición 'Pantalla Global'

RICARDO ALDARONDO

Domingo, 19 de agosto 2012, 05:47

Junto a Jean Sorroy y Andrés Hispano, el filósofo y sociólogo francés Gilles Lipovetsky, autor de libros como 'La era del vacío y la sociedad de la decepción', es comisario de la exposición que este verano presenta el Museo San Telmo, 'Pantalla global'. Una reflexión que apela también a las emociones, sobre el papel de las pantallas en nuestras vidas.

-¿Hasta qué punto es ventajosa esta invasión de las pantallas en nuestra vida cotidiana?

-La multiplicación de las pantallas tiene muchas cosas positivas, porque posibilitan una difusión de la información extraordinaria. El problema no es la cuestión técnica de las pantallas, sino el modo en que las miramos. El aspecto negativo reside en que la información tan grande que está a nuestra disposición cree una especie de desorientación en los individuos. Otro aspecto cuestionable es el de la vigilancia, el hecho de que estemos siendo permanentemente filmados por cámaras instaladas en las calles o en lugares públicos. Uno de los aspectos que debe cuidar la democracia es la amenaza a la libertad individual. Además, son cuestionables ciertos contenidos de la televisión, que producen un público pasivo, que olvida ese problema y se deja llevar por la televisión. Pero aparte de estas cuestiones, en su conjunto, la proliferación de las pantallas ha procurado más efectos positivos que negativos. Tenemos esa idea derivada de '1984' en la que las pantallas están dominadas por un poder, ya sea político o económico, y los individuos son pasivos. Sin embargo, el gran cambio a partir de los años 90, es internet, donde la gente elige lo que quiere ver entre un número ilimitado de imágenes e informaciones, y los medios de llegar a ellas, y además puedes hacerlo en cualquier lugar. Y además, puedes interactuar y convertirte en actor de esa información: escribir un blog, incluir imágenes, difundir tus vídeos. Todo esto es muy positivo, el problema está en la educación. Las pantallas no son más que una cuestión tecnológica, lo importante es la formación de los individuos para extraer el mejor uso de esas pantallas.

-Algunos creen que las pantallas nos distancian y entorpecen las relaciones directas.

-Hay una corriente de pensadores y filósofos que han desarrollado esa idea de que la velocidad de la técnica aisla a los individuos, y tendemos a relacionarnos con nuestras pantallas más que con otras personas y hacer cosas solos, como ver películas, escuchar música o jugar con los videojuegos, que además tienen ese componente de adicción, con jóvenes que se pueden pasar diez horas seguidas jugando. Ese fenómeno existe, pero no es un fenómeno de soledad. Porque todos esos 'solitarios' tienen su pantalla y eso multiplica los contactos. Además, las calles siguen estando llenas de gente relacionándose y en los restaurantes y bares sigue habiendo gente charlando, porque necesitamos también el contacto directo. En realidad en los años 50 los jóvenes salíamos mucho menos que ahora, que están en contacto permanente, aunque quizás sean relaciones más rápidas y a veces efímeras. El mundo de las pantallas ha acelerado todo, y también las relaciones, pero no creo que eso sea pernicioso aunque, en algunos casos, el mundo de los videojuegos puede ser terrible, cuando se producen casos de patología. Pero ahí está el papel de los padres, que es fundamental. No se puede dejar solos a los niños, ese es el problema. La familia tiene que relacionarse con las pantallas, pero la vida no está solo en ellas. Se trata de provocar una reflexión en la familia y la escuela sobre la función de las pantallas en nuestras vidas.

-La exposición parte de un libro que escribió con Jean Serroy. ¿Para transmitir un mensaje ya no vale con un libro, es necesario hacerlo a través del audiovisual?

-Son dos medios distintos. El libro es el mundo de las ideas, la exposición es más el mundo de las emociones que transmiten las imágenes. El problema era cómo traducir esas ideas en las pantallas de la exposición, cómo hacer sentir al espectador las diferentes sensaciones que puede provocar esas pantallas, y además hacerle participar con sus propias sensaciones a través de sus vídeos. El libro es más reflexivo.

-¿Cómo cree que convivirán en el futuro ambos medios, el libro tradicional y las pantallas?

-La tecnología nos va a procurar no solo una gran calidad de lectura en las pantallas, sino incluso las pantallas flexibles. Tendremos periódicos en pantalla que podremos doblar igualmente. Pero el problema no es si leemos en papel o en un medio electrónico. Creo que muchos periódicos y revistas, por ejemplo las científicas, pasarán a las pantallas, otras no. La tecnología no tiene por qué destruir lo anterior, la televisión no acabó con el cine, ni el cine con el teatro. Todos esos medios cubren sus espacios. Probablemente el libro de papel continuará con nosotros, pero la tecnología avanza muy rápido y me da la sensación de que el futuro pasa por la digitalización del libro. Nuestra generación está acostumbrada al libro, pero las nuevas generaciones ya están más habituadas a las pantallas. Pero tampoco es un problema.

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