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JUANMA VELASCO jmvelasco@diariovasco.com
Sábado, 8 de septiembre 2012, 03:20
K. A., una vecina de Irun de 45 años, apenas si pudo pegar ojo en la madrugada de ayer. Cansada, se levantó de la cama todavía «temblando» y dándole vueltas a la cabeza sobre todo lo ocurrido la víspera. «Si lo hubiera pensado dos veces, quizás no habría actuado así». Pero lo hizo. Esta ciudadana evitó ayer de madrugada una violación en pleno centro de Irun, después de sorprender al agresor 'in fraganti'. No contenta con eso, persiguió con valentía al violador hasta que los agentes de la Ertzaintza le detuvieron. «Vi a un hombre encima de aquella chica y no me lo pensé dos veces», recuerda. El detenido, de 40 años y también vecino de Irun, cuenta con antecedentes por agresión sexual, según fuentes consultadas por este periódico. La víctima es una mujer de mediana edad.
Una vez más, la actuación de una ciudadana evitó una agresión sexual. Según fuentes de la Ertzain-tza, los hechos sucedieron a las 2.50 horas de la madrugada de ayer, en pleno centro de Irun. K.A., casada y madre de dos hijos, regresaba a casa, después de haber celebrado «una cena tranquila» con unas amigas en Hondarribia, localidad en fiestas. «Iba andando por la avenida de Gipuzkoa y, al llegar a la confluencia con el paseo de Colón, vi a dos patrullas de la Ertzaintza charlando tranquilamente. Pensé: estos de charla ¡con la de cosas que pasan por ahí!». Entonces K.A. no sabía lo que le deparaba la noche.
Continuó de camino a casa por la plaza del Ensanche y, al cruzar por la calle Juan de la Cruz, junto a las oficinas del SAC (Servicio municipal de Atención al Ciudadano), se topó con el suceso. «De repente, en los jardines que hay en la trasera del bar Disco vi a un hombre encima de una chica. Ella le gritaba: '¡Quítate! ¡Déjame en paz!'», recuerda K.A., que prefiere mantenerse en el anonimato.
Sin dudarlo ni un instante, la vecina de Irun increpó al agresor, que se levantó con los pantalones sueltos. «Yo le dije a la chica que la Er-tzaintza estaba cerca, que le podía avisar. Me dijo que sí e intenté llevar al hombre hasta donde estaban los agentes, provocándole con gritos». Pero las patrullas de la Er-tzaintza no estaban tan cerca, ni podían escuchar sus voces.
El hombre comenzó a ponerse los pantalones para tratar de huir. K.A. corrió detrás de él. Le siguió gritando por la calle Cipriano Larrañaga, donde a esa hora todavía quedaban bares de copas abiertos. «Pasé corriendo y gritando 'Cabrón, no te escapes'. Había gente en la puerta de los bares y nadie me ayudó ni dijo nada. Pensarían que era una loca», cuenta la irundarra.
«¡Cogedle, cogedle!»
El agresor giró hacia el Paseo de Colón. «Entonces, como sabía que la Ertzaintza estaba cerca grité: '¡Cogedle, cogedle!' Me vieron y salieron tras él y consiguieron detenerle», relata. K.A. se quedó con los agentes y les acompañó hasta el lugar en el que todavía estaba la mujer agredida. «Estaba tirada en el suelo y llorando. Intenté calmarla diciendo que no pasaba nada, que ya estábamos ahí. Se levantó. Me miraba y se ponía a llorar. Yo temblaba de arriba a abajo». Los agentes se ocuparon de atender a la víctima, una mujer de mediana edad.
Pasadas las horas, K.A. daba ayer vueltas todo lo ocurrido. «Si lo pienso, no lo hago. Vi que una chica estaba en apuros y lo hice. En ese momento no pensé que el agresor me podía sacar una navaja o algo así. Yo vi a una chica gritando y ni me lo pensé: a por este, a por este», recuerda.
Ayer, cuando fue llamada a prestar declaración, los agentes le revelaron un detalle: «Cuando le perseguías, el agresor estaba en la esquina esperándote». K.A. confiesa que todavía tiene «el miedo en el cuerpo. Me he pasado el día temblando».
Esta irundarra prefiere no dar valor a su actuación. «Pienso que cualquier persona con dos dedos de frente que se encontrase con una situación como me he encontrado yo, reaccionaría igual», asegura. «Tengo una hija de 14 años y ha escuchado una charla impresionante de boca de su madre. Cuando le he enseñado el atestado de la Ertzaintza ha alucinado bastante. Creo que no somos muy conscientes del peligro que hay por las noches en ciudades como Irun», añade esta madre.
Se da la circunstancia de que el agresor, de 40 años y vecino de Irun, cuenta con cinco antecedentes policiales, entre ellos otra agresión sexual, según las fuentes consultadas por este periódico. Asimismo, el año pasado, cerca del lugar de los hechos tuvo lugar otro intento de agresión sexual. El 29 de mayo del año pasado, en la misma calle Juan de la Cruz, la Ertzaintza detuvo a un menor de 17 años tras forzar a una joven.
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