Fran y Eugenia, cara a cara ante el juez

Está llamada a ser la guerra rosa del otoño y ayer se vivió una nueva batalla. Eugenia Martínez de Irujo y Francisco Rivera se vieron las caras ante el juez que decidirá con quién de ellos vivirá su hija Cayetana, después de que el torero reclamase su custodia en julio.

La primera en llegar a los juzgados de Madrid fue la duquesa de Montoro, sobre las nueve de la mañana, y entró sin hacer declaraciones. Tampoco habló su exmarido, quien apareció casi una hora después haciéndose hueco entre la avalancha de reporteros y cámaras. Allí les esperaba ya su hija, a quien permitieron entrar y salir por la puerta trasera del edificio para evitar a los fotógrafos. A punto de cumplir 13 años, Tana, como llaman a la niña en su entorno, llegó ataviada con el uniforme escolar y después de declarar ante el magistrado regresó directa al colegio, para seguir de la forma más normal posible su vida cotidiana.

Dentro continuaron sus padres, en una vista que se alargó hasta cerca de las 12 de la mañana, y en la que también se pudieron escuchar las palabras de la duquesa de Alba, quien, a través de un escrito, defendió a su hija.

A la salida, ni Eugenia ni Fran quisieron dar detalles de lo ocurrido, aunque el semblante serio de ella y la sonrisa de él hablaban por sí solos. No obstante, la mejor baza con la que cuenta el torero es la declaración de Tana, que no quiso volver al internado británico en el que estudió el pasado curso y que ha mostrado su deseo de vivir en Sevilla, donde el diestro se ha asentado junto a su novia Lourdes Montes.

En pocos días el juez les dará a conocer su decisión, aunque será algo provisional. Si no hay acuerdo, habrá juicio.