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M. J. A.
Sábado, 22 de septiembre 2012, 03:12
Las responsables de los programas Gurasoekin y Apoyo a Adolescentes creen que «en esta sociedad hay una especie de dramatización de la adolescencia, cuando es una etapa más de la vida, una etapa emocionante», dice Ana Elosegui. Muchos padres llegan al programa «muy asustados», por lo que «les damos un poco de teoría evolutiva, les decimos qué es lo normal en cada etapa».
La adolescencia «es una etapa de cambio, en la que se abandonan las seguridades infantiles», añade Gema Campo. Los adolescentes tienen que adaptarse, primero, al cambio de su propio cuerpo, que se impone aunque ellos no lo quieran y que, generalmente, no les gusta. «Pasan por una etapa de mucha vergüenza y la vergüenza duele mucho». A todo esto, se suma «el necesario desencuentro con los padres, que ha de producirse nos guste o no». Lo que más le importa al adolescente son los amigos, «encontrar ese grupo que le admita y salir al mundo de fuera». Y fuera, el riesgo son las dependencias, «buscar la independencia de casa y quedarse con otra dependencia» (las drogas, las relaciones de dominio o maltrato, la sociedad de consumo...). Por si esto fuera poco, deben estudiar y aprobar. «A nadie le gusta estudiar, pero a nadie le gusta suspender. Tenemos que darlos cuenta de lo cuestionados que están», advierte Campo. Por eso, valoran mucho que en el grupo de apoyo «pueden hablar sin que se les juzgue».
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