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Octogenario. Fernando Arrabal, ayer en San Sebastián antes de la proyección de su película 'El árbol de Guernica'. :: USOZ
Momentos estelares de Arrabal
CINE

Momentos estelares de Arrabal

El dramagurgo presentó en una delirante rueda de prensa el pase de 'El árbol de Guernica'

ALBERTO MOYANO

Viernes, 12 de octubre 2012, 03:35

Vino a Donostiaa ofrecer una rueda de prensa, pero acabó oficiando una suerte de misa profana. El tema iba a ser su película 'El árbol de Guernica', pero su larga vida devoró el discurso. Aceptó cuantas preguntas se le hicieron, pero las redujo a meros ornamentos por cuanto prefirió continuar su monólogo antes que responderlas. El dramaturgo Fernando Arrabal (Melilla, 1932) se acercó ayer a Donostia con motivo de la proyección de su película de 1975 en el Teatro Principal, dentro del ciclo sobre 'Cine y Guerra Civil en el País Vasco' que organizan la Filmoteca Vasca y Donostia Kultura.

Presa de una logorrea torrencial que le hizo saltar del filósofo Spinoza al futbolista Didier Drogba, del escritor Milan Kundera al dramaturgo Darío Fo, de la cantante Lady Gaga a Bill Clinton y del polifacético artista Alejandro Jodorowsky al también artista José Antonio Sistiaga -presente en la singular rueda de prensa-, Arrabal ejerció de sí mismo durante casi una hora y media en la que ni de pie, ni sentado, interrumpió un solo instante su alocución, por lo demás, perfectamente ajena a el filme que teóricamente al menos le había traído a San Sebastián. En este punto, se lamentó: «Es una pena que no vean la película en la trinchera».

Acompañado del director de la Filmoteca Vasca, Joxean Fernández, y del responsable de la Unidad de Cine de Donostia Kultura, Josemi Beltrán, el dramaturgo dejó algunas 'perlas': «Soy de destierrolandia, la mejor tierra», «todos han querido estar a la altura de mis circunstancias», «no pueden comprarnos porque no tenemos nada que vender», «creo que dios es pánico y matemático», «al diablo le veo por todas partes... me ataca», «somos tigres de Bengala y a mucha honra», «no soy un provocador» o «tengo problemas con la Virgen María, que primeramente se me apareció estando en Valencia, y que cada vez que le pido algo lo hace, lo cual es cojonudo porque no existe» son algunas de ellas.

Una novia en Tolosa

Su discurso en, por decir algo, zig zag recorrió también diversas geografías: París -«en donde todos caemos»-, Francia -«que me lo ha dado todo»- la Plaza del Potro de Córdoba, o Tolosa -«en donde tuve la suerte de caer enfermo de tuberculosis» y conoció a una novia de nombre Izaskun que le tocaba el piano-: «Yo un chicarrón, un jatorra de miedo», recordó el escritor, que situó en el 17 de julio de 1936 el origen de su misión en la vida, misión que tampoco concretó, pero que pareció ligada a la lucha contra el franquismo. Operado en Francia del pulmón enfermo, Arrabal dijo que este país «me lo ha dado todo, los mejores premios, pero lo mejor de todo es la tarjeta de inválido. ¡Voy a una exposición y me ponen una silla de ruedas!», exclamó con júbilo, antes de añadir otra ventaja: «Presento esto en los aeropuertos, en lugares difíciles de entrar como Estados Unidos, y me ponen en un taxi. La vida es demasiado feliz», remató, antes de continuar.

«Estamos viviendo un momento extraordinario», «cuando entré en la cárcel de Madrid fue un momento solemne», «soy tan nacionalista que siempre he buscado un nacionalismo sin fronteras» o «lo que me choca es la eterna presencia de la inquisición», fueron otras de las afirmaciones del escritor, cuya polémica aparición en un programa de televisión hace años aún se recuerda como su momento cumbre de popularidad, según reconoció él mismo. También habló de Tertuliano, Maimónides y Averroes. De estos dos últimos dijo que desmostraron que «en el arte, en la vida y en la Historia, la moral no existe, la ética es un invento de Kant». De Tertuliano hizo suya una frase: «Creo porque es absurdo».

Arrabal aseguró que tras la muerte de Franco, «sólo se prohíbe la vuelta a España de cinco españoles: Santiago Carrillo, 'La Pasionaria', 'El campesino', Líster y yo». Mostró su estupor por esta circunstancia ya que si bien hubiera aceptado que se suprimiera alguna línea de sus obras o que se prohibiera una novela, no cree merecer la persecución que sufrió su obra. «Si un chaval coge uno de mis libros prohibidos durante años, se va a llevar una gran decepción». Arrabal explicó que «el poeta es el hacedor y como hacedores, intentamos hacerlo siempre un poquito mejor» e invocó a la casualidad para explicar que «a los ochenta años esté aquí (en la rueda de prensa), siendo un completo desconocido».

La cuestión que explicaba su presencia ayer en Donostia es la película 'El árbol de Guernica', rodada en la localidad italiana de matera en 1975 y que, según recordó Joxean Fernández, no se estrenó en España hasta 1982. Con lo que para algunos sería irreverencia y para otros, directamente blasfemia, el filme ofrece una personal visión de la Guerra Civil española en la localidad imaginaria de Villa Ramiro. Allí, entre enanos onanistas, santos revolucionarios, falangistas de pro y maestros de escuela, Arrabal filmó su peculiar canto a la paz.

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