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JON AGIRRE
Miércoles, 24 de octubre 2012, 04:29
«Me reuní con uno de los miembros del comando que asesinó a mi marido. Fue una reunión positiva pero dura, de más de dos horas en la que me pidió perdón». Son las palabras de Maixabel Lasa, directora de la Oficina de Atención a las Víctimas del Terrorismo del Gobierno Vasco, en la entrevista que concedió ayer a Jaime Otamendi en Euskadi Irratia. Lasa, mujer del exgobernador civil de Gipuzkoa Juan Mari Jáuregui, asesinado por ETA el 29 de julio de 2000 en un céntrico y concurrido bar de Tolosa, desveló la reunión mantenida con un etarra durante una entrevista para hacer balance de su trayectoria de once años en el cargo.
Debido a su «incomodidad ante los medios», la directora se decantó por el ente público y eligió a Otamendi -amigo de la pareja y que estaba junto a Jáuregui en el momento del asesinato- para desgranar los pormenores de aquella reunión y trasladar a la opinión pública la noticia de que deja la dirección de la oficina para dar paso a «aire fresco» y poder descansar. «Tras momentos muy duros e incluso instantes en los que se me pasó por la cabeza dimitir, aunque en ningún momento escribí la carta, necesito descansar».
A lo largo de la conversación, en tono amigable y con momentos de complicidad, hubo instantes en los que a Lasa le fallaron las palabras. «No quiero emocionarme, me han dicho que no llore», manifestó. Aún así, no esquivó las preguntas planteadas y relató su reunión con el miembro del comando de ETA que segó la vida de su marido, valoró su relación con los dos lehendakaris con los que ha trabajado -Juan José Ibarretxe y Patxi López- e incluso respondió a preguntas de cierto calado político: la situación tras el aniversario de la decisión de ETA y el escenario postelectoral. Su marcha alimenta los interrogantes sobre el futuro de la Oficina como tal.
Lasa enmarcó su encuentro con el preso, realizado a petición del recluso, «en la ronda de contactos entre víctimas y miembros de ETA. Después de un tiempo de preparación -tanto para ella como para el etarra-, el 'intermediario' observó que estaban listos. Para Lasa la reunión fue «muy positiva». «Me pidió perdón, y aunque fue bastante duro, creo que a esas personas que han tenido un recorrido y han reflexionado sobre lo que hicieron hay que darles una segunda oportunidad», esgrimió. Relató las «más de dos horas» en las que, entre otras cosas, preguntó al etarra si conocía a su marido. «No. No lo conocía, simplemente fue una orden», fue su respuesta. Lasa agradeció el interés y la actitud del preso, al que vio muy arrepentido, y admitió que cuando cumpla con la Justicia no tendría «inconveniente para tomar un café en un futuro».
Planes de futuro
La emoción hizo mella en la directora de Víctimas cuando repasó la última década, con especial atención en las explosiones en Vitoria poco después de acceder al cargo o a los 22 asesinatos en su mandato. «El primero fue el de Juan Priede, luego llegaron las amenazas a concejales y la necesidad de los escoltas». Tampoco se libró de la obligación de llevar guardaespaldas. «Tuve que dejar de callejear por Legorreta, ir a la playa o a la montaña, andar en bici... Mi hija me pidió que dejara el cargo». Pero prefiere no centrarse en el pasado y mirar hacia el futuro.
Eso sí, con una mirada con memoria, ya que, aunque Lasa admitió que «estamos mejor», lamentó la «oscuridad» por la falta de pasos de la izquierda abertzale. «Tienen que hacer autocrítica y responsabilizarse por el apoyo que dieron a ETA». No negó los pasos de la antigua Batasuna, pero pidió «más reparación» para las víctimas. Y es que en estos 11 años Lasa ha estrechado lazos con algunas víctimas. De esa relación, señaló que echará en falta «a algunos» por los lazos que se han creado tras tantos años de contacto. Como ejemplo, indicó que tiene por costumbre llamar a algunas familias en los aniversarios de los asesinatos.
No escondió que su trabajo no ha estado muy bien visto por colectivos como la AVT o Covite, de los que lamentó que quieran «influir siempre en política penitenciaria, en el Parlamento y en instituciones». «Siempre los he respetado, pero a veces se pasan», manifestó.
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