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DIEGO MURILLO
Jueves, 15 de noviembre 2012, 08:55
Los familiares de Mónica Jaramillo, de 16 años, ya han agotado todas las lágrimas y sólo les queda denunciar la situación. Juan, su padre, no dudó ayer en sacar a la luz pública el acoso escolar que sufría su hija, quien se ahorcó un día después de informar en el instituto de Ciudad Real donde estudiaba sobre lo que le estaba ocurriendo. «En muchas ocasiones ella quería entrar en el baño y no la dejaban pasar. Y en el transporte no le querían dejar un asiento y si había alguno disponible venía una chica y ponía su mochila para obligar a mi hija a ir de pie».
El padre de la menor exige que «se ponga un poco más de cuidado» en estos casos de acoso escolar, así como que «salga a la luz» todo lo que ha ocurrido en el colegio. «Que no se acabe todo con el fallecimiento de mi hija», pidió. También denunció la situación María Jaramillo, tía de la menor, quien aseguró que era una niña «reservada, calladita y muy tranquila. Nunca le gustó este centro», aclaró, pues su perfil «débil y frágil» era aprovechado por sus compañeros para «insultarle y pegarle».
Recuerda que hace un año le golpearon a la salida del instituto y desde entonces siempre «quiso abandonar el centro». Al inicio de este curso volvió el acoso y comenzó a acumular faltas de asistencia porque no acudía a clase por «miedo». Incluso en el autobús que la llevaba desde su localidad, Torralba de Calatrava, a Ciudad Real, donde recibía clases, «sufría burlas», por lo que el padre, en paro, decidió llevarla y recogerla a la puerta del instituto.
La familia, de origen ecuatoriano, no entiende «los dolores atrasados» de los responsables del centro educativo cuando ya el miércoles pasado los padres de la menor solicitaron el cambio de instituto. «En aquel momento no tomaron las decisiones correctas» por lo que piden responsabilidades a la dirección del IES Juan de Ávila.
Funeral multitudinario
La cuestión es que, el mismo miércoles, el orientador del centro habló con Mónica, quien le confirmó que era víctima de acoso. Y en la misma jornada se entrevistó con los dos presuntos acosadores y con sus padres. El jueves, el experto determinó que no se trataba de un caso de «reiterado acoso entre iguales», por lo que no vio necesario trasladar a la menor a otro instituto, y únicamente le ofreció cambiarse de clase. Al día siguiente la adolescente se colgó en su casa, donde su familia la encontró inconsciente, y se mantuvo con vida en estado crítico hasta el martes, cuando falleció.
Su tía admite que a Mónica le costaba hacer amistades, pero afirma que «no es motivo para que una niña de 16 años sufra acoso continuo en el centro sin que nadie tomara cartas en el asunto». Por eso, la familia ha denunciado al instituto.
El funeral tuvo lugar ayer en la parroquia de la localidad, donde cientos de personas dejaron pequeño el templo para arropar a su familia después de que hubiesen donado sus órganos. «No hay palabras ante tal injusticia y sinrazón», condenó el cura.
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