Adiós tras toda una vida en Estanda

Fue un acto en el que encajan palabras como reencuentro, despedida, prejubilación, agradecimiento, amistad, trabajo...

Un año más, la empresa beasaindarra Estanda Fundiciones, fundada en 1953 a la vera del río Estanda del que toma el nombre y donde continúa su razón social, reunía a quienes alcanzan este año el estatus de prejubilado. A la 'fiesta' se sumaron aquellos que estos últimos años han ido engrosando ese listado, en un acto cargado de cierta dosis de emotividad y también de realidad laboral.

Ese homenaje a quienes adquirían la categoría de extrabajadores, este año quedó personalizado en 16 operarios que a lo largo del presente año dejaban la empresa. Cada trabajador que este año se prejubila fue obsequiado con un reloj.

Fue un acto que estuvo presidido por el Consejo de Administración con su presidente Mariano Ciriquiain a la cabeza y en el que también estuvieron presentes los representantes sindicales del comité de empresa.

Remar en la misma dirección

Como suele ser habitual en este tipo de citas, no faltó la mirada atrás, las palabras de agradecimiento que también llegaban de boca del máximo mandatario de la empresa fundidora hacia quienes trabajan a pie de taller y en las oficinas o laboratorios, sin obviar a los consejos de dirección y administración.

En el ambiente flotó la llamada del máximo mandatario para remar todos en la misma dirección en aras de hacer una Estanda Fundiciones mejor, en este empresa que «ha sabido evolucionar en la realidad del día a día».

En la actualidad su plantilla supera los dos centenares de personas y un 80% de su producción se destina a la exportación en un mercado diversificado. Pero es una empresa que 'hace comarca' ya que sus proveedores son todos del entorno,

El acto se cerró de manera distendida. Entre canapé y canapé volaron recuerdos de décadas de trabajo para los que decían adiós. Pero como les dijo el presidente, «a pesar de que os vais seguís formando parte de Estanda Fundiciones».