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KEPA OLIDEN
Martes, 5 de marzo 2013, 02:40
Los usuarios y el personal del Polideportivo de Musakola salvaron la vida a un hombre que sufrió un infarto cuando practicaba deporte el pasado 5 de febrero. La colaboración ciudadana y la actuación de los trabajadores resultó decisiva para reanimar, con la ayuda de un desfibrilador, a un hombre de 69 años que sufrió un paro cardíaco cuando corría en una de las cintas del gimnasio ubicado en la primera planta.
El Ayuntamiento y el organismo deportivo municipal Aukea han agradecido personalmente su actuación a todas las personas que intervinieron en esta emergencia. Y ha hecho público ese reconocimiento a través de una nota donde da a conocer lo sucedido y elogia la actitud demostrada por estos ciudadanos «en una sociedad tan individualista como la actual».
Los hechos ocurrieron hacia las 11.00 horas del martes 5 de febrero. A esta hora, este varón de 69 años realizaba su rutina diaria de ejercicio físico. Este jubilado gozaba de una excelente forma física gracias a las horas que cada día invertía en la práctica del jogging, tanto al aire libre como en la cinta, bici estática y pesas en el gimnasio. Su rutina continuaba con una sesión de natación para terminar con otra de sauna. Quienes le conocen aseguran que «todos los días realizaba el circuito completo, sin alternar ni intercalar las sesiones entre distintos días».
Según el relato recabado en el 'poli', el hombre se desvaneció cuando corría en la cita. Al caer al suelo se golpeó la cabeza y se produjo una brecha de la que sangraba considerablemente. Entre las «cuatro o cinco» personas que a esa hora compartían el gimnasio «se contaban dos profesores del Instituto que inmediatamente comenzaron a aplicarle un masaje cardíaco con el fin de devolverle el puso», relataban desde la dirección de Aukea.
Una enfermera
Una enfermera que también se encontraba en el gimnasio intervino también en la reanimación del paciente, y con la ayuda del desfibrilador del 'poli' que manejaba un socorrista de la piscina «lograron que su corazón volviera a latir».
Seguidamente llegaron sendas ambulancias de Cruz Roja y de Osakidetza, cuyo personal sanitario estabilizó al paciente antes de proceder a su traslado a la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital de Txagorritxu.
Como recalcaban desde la dirección de Aukea, fue una «labor de equipo y muy correctamente realizada». De hecho, desde emergencias de Osakidetza «han felicitado expresamente al personal de Aukea por la profesionalidad demostrada durante esta contingencia, resaltando que en el Polideportivo las cosas se 'hicieron rápido y bien'».
Desde la dirección de Aukea recordaban que el ratio de supervivencia con el empleo del desfibrilador «ronda el 90 por ciento si su aplicación se produce dentro de los cuatro primeros minutos posteriores a desencadenarse el infarto».
A partir de ese instante, por cada minuto transcurrido las expectativas de recuperación se reducen en un 10-15 por ciento. Si la intervención no es inmediata se multiplican el riesgo de lesiones cerebrales y de muerte.
Consecuentemente, la vida del infartado depende de la rapidez con que actúen las personas de su entorno más inmediato. «Las maniobras de reanimación cardiorrespiratoria duplican o triplican la supervivencia en un caso de paro cardíaco súbito, ganando tiempo hasta la desfibrilación. Si estos procedimientos se aplican dentro de los 3-5 minutos posteriores al paro cardíaco «se pueden obtener tasas de supervivencia muy elevadas, de entre el 49 y el 75 por ciento» explicaban desde Aukea.
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