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ARANTZA FURUNDARENA
Sábado, 15 de junio 2013, 03:22
La conversación transcurre entre toma y toma, pero no precisamente cinematográfica. Mónica Cruz acaba de amamantar a su niña de apenas un mes y la pequeña se ha quedado dormida. Todo en la vida de la hermana menor de Penélope gira ahora en torno a la maternidad. Igual que Pe, ella también considera que ser madre es el mayor sueño que se le puede cumplir a una mujer. «Pero a una mujer que desea tener hijos, porque hay otras que no quieren y eso lo entendemos y lo respetamos», puntualiza. Mónica acaba de enfrentarse a su primer posado después del parto. Ha ejercido de madrina de Bombay Sapphire y de su barco, 'Bombay on board', que este verano repartirá 'gintonics' por las costas españolas. «Hace mucho que no me tomo un 'gintonic', ni siquiera una cerveza o una copita de vino. He pasado todo el embarazo sin probar el alcohol y así sigo. Ya brindaré cuando deje de dar pecho. También dejé de fumar en cuanto supe que estaba embarazada».
Lo de comer es otra cosa. Mónica ha ganado unos kilos y jura que no le ha importado nada. «Ahora voy perdiendo peso al dar pecho, incluso tengo que forzarme a comer porque de golpe se me ha quitado esa hambre absurda que me entró en el embarazo. En cuanto se me acabaron las náuseas me dio antojo de melón. Me los compraba de dos en dos. Y todavía me dura. Menos mal que es melón y no morcilla», bromea la actriz. Antonella se llama la culpable de esos antojos. «Lo escuché hace muchos años y pensé que ese sería el nombre de mi hija. Tiene mucha fuerza». Antonella es, en palabras de su madre, «una santa que solo piensa en comer y dormir. Y, físicamente, muy Cruz. Se parece a mí y también mucho a mi hermana». Pero habrá que imaginar su carita porque Mónica se niega a posar con la niña. «Lo tengo clarísimo y no me voy a quedar de brazos cruzados. Tenemos una ley que protege al menor. No quiero que me la fotografíen y lo tienen que respetar. He pasado todo el embarazo con cinco coches detrás y ha sido horrible».
El hecho de que Mónica Cruz haya recurrido a un banco de semen ha sorprendido. «Lo he contado con toda naturalidad -explica ella-, primero porque para mí es algo muy normal, algo que hacen muchas mujeres hoy en día. Y segundo por mi hija, para que no la estén poniendo un padre cada día. A eso me niego». Antes de recurrir a la inseminación pensó en adoptar. «Pero se lo ponen muy difícil a las madres solteras». No lo descarta en el futuro. Como tampoco descarta encontrar por fin al hombre de su vida y formar con él una familia.
«La pareja ya llegará»
«El error habría sido precipitarme y, por tener ganas de ser madre hacerlo con la persona no adecuada. Al final, las consecuencias las paga el niño. Si yo hubiera estado sola en el mundo no habría buscado un embarazo, porque luego si te pasa algo ese niño se queda solo. Pero cuando tienes una familia detrás. Lo importante es eso, que crezcan rodeados de amor, con los tíos, los primos, los abuelos... Eso es mucho mejor que tener un padre y una madre que se llevan mal. Tener un hijo era algo que no me quería perder y decidí cambiar el orden. Primero el bebé. La pareja ya llegará. Es que tengo 36 años y no quiero ponerme en los cuarenta y que me pase como a muchas que ya no pueden. Creo que dentro de dos años o así me lanzaré a por el siguiente. Firmo por un parto como el mío. Fue por cesárea, pero me recuperé rapidísimo. También me quedé embarazada a la primera, no necesité ningún tratamiento».
Mónica relata que al principio pospuso su decisión de ser madre por su hermana. «Yo estaba a punto de empezar con la inseminación cuando Penélope se quedó embarazada de su primer hijo y decidí retrasar lo mío por si tenía que viajar, estar con ella, ayudarla... Ahora hemos coincidido con este segundo embarazo de ella y ha sido maravilloso». Mónica desconoce el bajón hormonal. «Estoy viviendo el momento más pletórico de mi vida», declara. «Pero me cuesta separarme de Antonella. Me quieren ayudar y no les dejo, quiero hacerlo todo yo. Es que hasta cuando estamos dormidas necesito despertarme y mirarla. Esto -concluye- es algo que no se puede explicar».
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