«No sabemos nada. Se dijo que un comedor social, un banco de alimentos...»

«No sabemos nada. Primero se dijo que iba a ser un comedor social, luego un local en el que se repartiría alimentos cocinados a los más desfavorecidos, y ahora parece que va a ser un banco de alimentos». Son las palabras de una comerciante, ayer en la calle Pescadería. Nadie sabe nada y nadie quiere identificarse a la hora de dar su opinión sobre el futuro del local situado en el número 5, pero lo cierto es que la recogida de firmas en contra de la ubicación de un «comedor popular», como así es denominado, ya está en marcha.

«Son todo rumores. Vecinos y comerciantes estamos descolocados pero algo seguro que se está movimiendo porque se está actuando en el interior el local», advertía un veterano vecino de la calle Pesdería.

El escrito que anima a firmar se puede ver en las puertas de entrada de algunos bares. Ninguna asociación o entidad lo firma. Por el momento no son muchos los donostiarras que respaldan esta solicitud para que el Ayuntamiento y Zorroaga reconsidere su decisión. «No estamos en contra de los comedores sociales -puntualiza este escrito- pero seguro que el Ayuntamiento y Zorroaga tienen otros locales mejor ubicados y apropiados que una calle estrecha y pequeña como Pescadería». El local está ubicado cerca de la calle Narrica, donde no hace tanto hubo una gofreria.

El escrito cuestiona los motivos por los que el Ayuntamiento no ha consultado a los vecinos. «¿Dónde está la posibilidad de consulta y participación?», se pregunta. «Movámonos antes de que sea tarde y los políticos vengan a hacerse la fotografía», continúa. «Si la intención del Ayuntamiento sigue adelante nos conocerán como los vecinos del comedor de la Parte Vieja y no por los de la calle Pescadería», añade este escrito que busca adhesiones para concertar una reunión con responsables del consistorio.

El texto, en euskera, explica que «por desgracia» ya se conocen los «problemas» que acarrea la instalación de un comedor social. Y pone como ejemplo el aterpe que estaba en la Subida al Castillo, con problemas de alcohol y drogas entre algunos de los usuarios. «Todos sabemos los problemas que existen en la plaza Sarriegui», subraya el escrito. «¿Por qué tenemos que ser los vecinos de la Parte Vieja? ¿Por qué tenemos que ser nosotros los que tengamos miedo al volver a casa?», cuestiona.