La hermana Briege trae a Loyola palabras de fe para sacerdotes

Sin hablar y con atención, 78 curas y cinco diáconos de todo el mundo comenzaron ayer a escuchar en el Santuario de Loyola a la religiosa irlandesa Briege McKenna, que desde hace casi cuarenta años ha dedicado sus esfuerzos a interceder por los sacerdotes. Serán cuatro días de retiro espiritual que empezaron con una misa inaugural en la que participó el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, y que se desarrollarán en total silencio, salvo a la hora de comer.

La hermana Briege es una mujer carismática entre los sacerdotes de todo el mundo, ante quienes ha predicado durante décadas para animarles a llevar a cabo su ministerio y a superar sus miedos. El retiro en Loyola ha sido organizado por Más Evangelización, que recuerda que la monja irlandesa, de la congregación de las Hermanas de Santa Clara, padeció durante tres años una artritis reumatoide y se veía obligada a utilizar una silla de ruedas hasta que «fue sanada milagrosa e instantáneamente durante la celebración de la Eucaristía».

A aquella curación le siguieron más acontecimientos, según relatan las reseñas que se han escrito sobre ella desde la órbita católica. Poco después de curarse, recibió durante la oración el carisma de la sanación y en 1974, también mientras rezaba, recibió «una clarividencia profunda sobre el misterio del sacerdocio». Entre otras cosas, en aquel momento supo que habría una gran escasez de curas y que muchos abandonarían su vocacion. Fue entonces cuando decidió dedicarse a dar su apoyo a los religiosos.

Y en ello están tanto la hermana Briege como el padre Kevin Scallon, que la acompaña en su tarea de interceder por los sacerdotes. En Loyola, ambos hablarán a los asistentes al retiro de cuestiones que se resumen en un versículo de San Marcos: 'Creo, señor, pero ayuda a mi poca fe'.

Con esta frase como punto de partida, la hermana Briege habló ayer a los sacerdotes acerca de la sanación física y espiritual. Ella tiene «el carisma», lo que en teoría le permite curar enfermos. «Pero siempre dice que no es sino una intercesora, una herramienta, porque el que cura es Jesús», afirmaron los organizadores del retiro.