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KAREL LÓPEZ
Jueves, 8 de agosto 2013, 11:55
Veinte años han pasado ya. Era domingo por la tarde 1 de agosto de 1993. Alrededor de 10.000 personas que abarrotaban la tribuna principal del estadio vibraron con una joven y prometedora camada de atletas españoles que aquella memorable tarde se colgó en unas pocas horas la nada desdeñable cifra de tres oros y una plata. Cuatro metales que se sumaban a la medalla de oro que la delegación española ya tenía. La generación de oro del atletismo español, liderada por un Manolo Martínez que «recuerda el calor que transmitía el público» y un Reyes Estévez que no se «acongojó en una ciudad en la que siempre sacaba lo mejor de mí», daba sus primeras alegrías en el estreno del Estadio de Anoeta. Se celebraba el XII Campeonato de Europa Junior de atletismo.
La pasada semana se cumplieron dos décadas de la inauguración del buque insignia del «segundo mejor complejo deportivo de España». 29 de julio de 1993, esa fue la fecha en la que la joya de la corona de una instalación «solo superada por Montjuic» y «una de los complejos deportivos más modernas de Europa» -o al menos eso aseguraban los diarios de aquel entonces- tuvo como primeros invitados a 750 jóvenes atletas de 39 países europeos que corrieron, saltaron y lanzaron durante el Europeo que organizativamente hablando, fue el mejor vivido hasta la fecha. De hecho, se batieron todos los récords de asistencia: 6.500 personas en la inauguración -y eso que era día laborable- y un total de 30.000 entradas vendidas para ver a jóvenes promesas de que iban desde los 16 hasta los 19 años.
La primera de cinco
La primera medalla para la delegación española llegó el sábado de la mano del catalán Ricard Fernández en los 10.000 metros. Ricard mejoró su registro personal en más de 30 segundos para escalar a lo más alto del podio. Un ataque final a toque de campana dejó boquiabiertos a los espectadores, pero también a sus rivales italianos, quienes atónitos, vieron al catalán cruzar la meta por delante de ellos sin poder hacer nada. Quizás no era el principal favorito, aunque «era consciente de que podía ganar». Ricard sabe perfectamente que «muchos espectadores solo me recuerdan por esa carrera, lo cual es normal, pues fu mi primera medalla de nivel». El catalán se sintió «muy arropado» en el estadio en el que había «un gran ambiente».
Al igual que sus compañeros de selección, Ricard guarda un recuerdo «especial» de San Sebastián, ciudad que le gusta por lo que logró a nivel deportivo, pero también por «cómo es la ciudad». «Vengo siempre que puedo. No solo corrí aquella vez. En el meeting participé un par de veces y también corrí en algún Campeonato de España tanto en el estadio auxiliar como en el principal».
Reyes, Marta, Manolo...
Aunque la primera medalla llegó el sábado, la apoteosis dominical fue el 'día D' para los intereses de los españoles. Ante la atenta mirada de 10.000 espectadores que colgaron el cartel de 'no hay billetes' en la tribuna de meta, el atletismo español brilló en la jornada de clausura del primer evento celebrado en Anoeta. Un joven leonés que prometía mucho cumplió con los pronósticos y desde el primer lanzamiento se puso en cabeza. Manolo Martínez no tuvo rival en Anoeta y el campeonato sirvió para que 'SuperManolo' se diera cuenta de que «podía llegar muy lejos». ¡Y así lo hizo! En 1993 era el mejor y lo demostró lanzando la bola más allá de los 19 metros.
La que también se coronó en el nuevo estadio fue Marta Domínguez. Salpicada por la Operación Galgo recientemente, fuentes cercanas a la palentina no han querido que facilitara ninguna palabra para este diario. Sin embargo, Marta, con su inseparable cinta al pelo, brilló en Anoeta colgándose el oro en el 1.500 tras una recta final formidable. Aunque la auténtica locura llegó con el 1.500 masculino.
En la que históricamente ha sido la prueba talismán de los españoles, y con la exhibición de Fermín Cacho en los Juegos Olímpicos de Barcelona aún muy presente en la memoria de todos, un catalán que todavía tenía 16 años -cumplía 17 al día siguiente- decidió que había llegado el momento de emular al gran Cacho. Reyes Estévez fue el rey tras un ataque incontestable a 420 metros de meta.
Uno de sus rivales por aquel entonces y el hombre que ocupó un «agridulce» segundo lugar tras unos metros finales de escándalo, también era español. El madrileño Javier Rodríguez 'Chuvieco' admite que no se esperaba ese «cambio tan brusco». «Me pilló paralizado. Reyes me ganó con todas las de la ley en una carrera preciosa».
Cinco medallas en total, pero un mismo recuerdo: el gran apoyo del público donostiarra. Reyes, a quien siempre que ha competido en San Sebastián le han salido «bien las cosas», agradece aún a día de hoy «el apoyo recibido aquel día por parte de un público entendido que hizo que ante mi primera gran competición en un estadio más grande de lo habitual no me acongojara». En eso coincide con Manolo, quien recuerda que compitió «muy bien» y la «fabulosa cultura atlética de San Sebastián. Es un público que entiende, que sabe valorar todo el esfuerzo que el atleta tiene que hacer para llegar hasta un campeonato así y que apoya».
Quizás sea ese el motivo por el que a todos les siga haciendo «ilusión» volver siempre que pueden. «Siempre que iba a San Sebastián a competir me lo pasaba bien. Me encanta la ciudad», afirma Reyes, quien admite además que se acerca «de vez en cuando a una de las cunas mundiales de la gastronomía». Manolo va más allá e incluso reconoce que «no me importaría vivir en San Sebastián. Es una mis ciudades favoritas». Y lo mismo pasa con 'Chuvieco', quien «disfrutaba corriendo en el País Vasco» y ganó varias veces el Cross de Lasarte.
Dos medallistas olímpicos
Curiosa es la historia de la guipuzcoana Leire Olaberria, la única atleta de la provincia que formó parte de la delegación española en el Europeo. Leire no era junior, ni siquiera juvenil. ¡Era cadete! La benjamina de la selección. Con apenas 16 años, se midió a las mejores atletas de Europa de 18 y 19 años en el 100 y en el 4x100. Aunque aún mantenga el récord de España juvenil de 100 metros con una gran marca de 11.86, Leire abandonó las zapatillas de velocidad para dar pedaladas sobre las dos ruedas de la bicicleta de pista.
No recuerda mucho de la cita, si acaso «los nervios e ilusión que supusieron correr en casa siendo aún una niña». ¡Ah! Y que «el estadio se terminó a última hora deprisa y corriendo», nunca mejor dicho. El campeonato le «pilla lejos». Leire intenta hacer memoria, pero «han pasado tantas cosas en estos veinte años...» ¡Y tanto que han pasado! La joven promesa de la velocidad española, se consolidó en los Juegos Olímpicos de Pekín como una de las mejores ciclistas españolas de la historia con su medalla de bronce en la carrera por puntos.
Anoeta recuperó el prestigio
Tras el Europeo absoluto indoor celebrado en 1977 en el velódromo donostiarra, el Estadio de Anoeta se convertía en el primer recinto de Euskadi capaz de acoger competiciones internacionales de aire libre. Y aunque las palabras de los políticos de aquel entonces daban a entender que el estadio acogería con regularidad competiciones de nivel internacional, el idilio atlético que eso suponía pronto se olvidó, y eso que la organización de aquel Europeo fue «soberbia, impecable». Juanjo Prado, exatleta olímpico guipuzcoano estuvo al mando de la organización, y cree que «San Sebastián recuperó el prestigio como organizador gracias al Europeo Junior y a la Copa del Mundo de Maratón que se celebró meses después, lo cual supuso un reto y un agobio importante». Sobre todo, esta tensión añadida llegó a raíz de la «tardanza en la finalización de las obras del estadio».
De hecho, pese a los más de 900 días de obras, Prado asegura que el estadio «no estaba terminado del todo el 29 de julio». Sin embargo, «todo salió bien» e incluso «hubo más ingresos de los esperados», aunque lamenta que a día de hoy «la pista de atletismo del estadio esté causando problemas. Si al público donostiarra le presentas un buen espectáculo, este responde, tal y como se demostró en su estreno». Aquella semana de 1993, el atletismo fue protagonista en San Sebastián. Aunque había miedo de que un estadio tan grande fuera la sede de un campeonato menor, el 'nuevo' Anoeta fue el escenario perfecto para que unos chavales de 18 y 19 años -aunque también los había de 16- comenzaran a dar sus primeras grandes zancadas.
Dos semanas después, el fútbol fue el protagonista en el estadio con un partido entre la Real Sociedad y el Real Madrid, pero siempre quedará en la retina de los aficionados al atletismo que el primer evento del 'viejo' Anoeta forma parte de la historia del atletismo de nuestro país.
El Campeonato de Europa Junior dejó imágenes y momentos para el recuerdo que aún a día de hoy se conservan en las entrañas del estadio a modo de grandes fotografías.
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