

Secciones
Servicios
Destacamos
DV
Jueves, 26 de septiembre 2013, 03:50
El taller de teatro de la Casa de Cultura vuelve cargado de energía en esta nueva temporada. En estos últimos años ha crecido mucho la afición por las tablas en Tolosaldea y por ello, en este curso también seguirá habiendo dos grupos. «Los alumnos del taller de teatro dejan huella» explica la directora del taller, Elena Arambarri. Estos aprendices de actores y actrices, que llegan desde diferentes municipios de Tolosaldea e incluso de Donostia, se enfrentan cada año a proyectos muy distintos, arriesgando mucho y apartando los miedos contra los que luchan. «Han generado redes que conectan a todas y todos a través del teatro. Esto es muy poderoso y gratificante. La sociedad tiende a separarnos por edades, sexo, cultura, y otros etcéteras muy feos. Las diferencias no son un problema, más bien nos enriquecen y lo que nos distingue de los demás en un escenario es lo que nos hace únicos y especiales. Por eso, la batalla contra todos nuestros miedos se afloja riendo y relativizando», señala Arambarri.
El trabajo colectivo prima
En el aula los alumnos comparten el aprendizaje con el resto de compañeros, respetando el proceso de cada persona, «y la diferencia con otro tipo de talleres es que cambiamos la frase de 'esto es lo que me gusta a mí' por 'esto es lo bueno para el grupo'» incide la directora, quien señala que este punto «tal vez es lo que más nos cueste y en ese sentido requiere una implicación mayor. No es un taller donde el trabajo individual sea lo más importante y no afecte a los demás. Superarse es un objetivo pero además la idea es transformar lo competitivo en cooperativo». Este es, sin duda, el reto más complejo al que se enfrenta todos los años Arambarri con sus nuevos alumnos, «el compromiso de trabajar teniendo en cuenta a los demás es seguramente, nuestro reto más elevado. Esto, sin ninguna duda genera emociones muy positivas en el grupo ya que se cumplen los objetivos pasito a pasito».
Un reto éste, que logra superar con nota la directora del taller, vistos los piropos que le lanzaron los alumnos del año pasado. «Aquí me he encontrado una familia» dijo el joven Hodei. «No es solo teatro. Este taller me está sirviendo para desenvolverme sola y para no tener apuro en hablar» explicaba la tolosarra Arantxa. La donostiarra Karmele, destacaba «la labor de la directora de hacer grupo».
Creatividad para mejorar
Todos los años la directora invita a apuntarse a los amantes del teatro y también hace un llamamiento especial a que diferentes colectivos participen en el taller. Este curso Elena Arambarri quiere poner el teatro al servicio de los educadores. «Creo que el teatro puede servir para educadores sociales, profesores y todos aquellos que trabajan con grupos de gente. Propongo algo bien gustoso: creatividad para mejorar, para ofrecerles más recursos» explica con pasión. El decálogo sobre el que se va a sustentar esta nueva temporada de teatro amateur en la Casa de Cultura, comienza descifrando los mensajes del cuerpo que ayuden a mejorar la comunicación, continúa aumentando la confianza con los alumnos o con otras personas y sigue, intentado obtener de ellos una respuesta efectiva y placentera.
Arambarri lo tiene claro, «el teatro humaniza las relaciones y de este modo desarrollamos nuestras competencias al servicio de un bien común. El teatro nos hace más felices. No es cuestión de fe sino de ser valiente y volver a jugar como cuando eras un niño».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
No te pierdas...
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.